miércoles, 4 de noviembre de 2020

Centenario de la declaración de San Juan de la Peña como Espacio Natural Protegido

 


            Difícil se hace comenzar la crónica de una efeméride en estos tiempos sin mencionar los condicionantes que la situación sanitaria nos impone, y máxime cuando esos mismos condicionantes impiden la celebración de dicha efeméride, pero trataremos de ser positivos y de no nombrarlo más. No es preciso resaltar la enorme importancia que el monumento y el lugar tienen en la historia de Aragón, hundiendo sus raíces en tiempos legendarios, pero lo que hoy nos ocupa es el aspecto puramente natural del entorno, auténticamente privilegiado, que al fin y al cabo es el protagonista de la celebración.


Pradera de San Indalecio, con el Monasterio Nuevo, y Peña Oroel al fondo

            

EL TERCER ESPACIO NATURAL PROTEGIDO DE ESPAÑA

            No es baladí el acontecimiento, pues todos los días no se conmemora un centenario. Hace un par de años, se celebraba el de la creación del Parque Nacional de Ordesa, que en 1982 se ampliaba a Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, siendo el segundo Espacio Natural Protegido de España (ENP), tras unos meses antes haber declarado el del Parque Nacional de los Picos de Europa, Parque Nacional de la Montaña de Covadonga cuando se creó. Al cabo de dos años de esos primeros nombramientos impulsados por Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, se ponía en marcha oficialmente por Real Orden del 30 de octubre de 1920, el tercer ENP de España, con la creación del Sitio Natural de Interés Nacional de San Juan de la Peña, que comprendía los dos monasterios, sitos en el monte H-1002, la Covadonga Aragonesa, según la prensa de la época, por la similitud histórica ligada a la reconquista.


Acantilados de la fachada sur del Monte Pano, con la ermita de San Salvador al fondo

EL PIRINEO ARAGONÉS, DECANO DE LA PRENSA ARAGONESA, YA LO RECOGÍA

            El Pirineo Aragonés, en su número 1963, del 13 de noviembre de 1920, se hacía eco de la noticia: “Por Real Orden del 30 de octubre último, publicada por la Dirección General de Agricultura, Minas y Montes, ha sido declarado “Primer Sitio Nacional de España”, el tradicional y pintoresco monte de San Juan de la Peña, en el que se asienta el histórico monasterio que le da nombre. Esta preferente distinción, que tanto ha de contribuir a que aquellos sacrosantos lugares sean atendidos con la veneración que su historia merece, es debida a la gestión del Ilustre Comisario regio de Parques Nacionales, que en su reciente visita a esta provincia pudo convencerse de la justicia con que Aragón desea conservar sus glorias bajo la tutela oficial”.


Ermita de San Salvador, en el extremo occidental del Monte Pano

RECLASIFICACIÓN Y AMPLIACIÓN

            En tiempos ya más actuales, el Gobierno de Aragón, en Ley 6/1998 del 19 de mayo lo reclasificaba como Monumento Natural, con 264 has. Posteriormente, en Decreto 13/2007, del 30 de enero, del Gobierno de Aragón, ratificado en el BOA 20/2007, de 16 de febrero, se declaraba oficialmente la actual figura de Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, añadiendo este último macizo a su zona de protección, sumando así hasta las 9514 has. actuales, incluidas en los términos municipales de la redolada, afectando a las comarcas de La Jacetania, Alto Gállego y Hoya de Huesca, con el siguiente reparto:


- La Jacetania (8934 has.): Jaca (6350 has.), Santa Cruz de la Serós (1376 has.), Bailo (932 has.) y Santa Cilia (276 has.)

- Alto Gállego (364 has.): Caldearenas (364 has.)

- Hoya de Huesca (216 has.): Las Peñas de Riglos (216 has.)



Bajando a cuello Betito, con el Cuculo al fondo


"QUITAD EL MONTE AL SANTUARIO Y HABRÉIS MUTILADO EL MONUMENTO"

            Según consta en un documento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, “… este Paisaje Protegido, antiguo Monumento Natural de San Juan de la Peña, incluye una conjunción poco frecuente entre naturaleza y cultura: unidades ambientales representativas de la media montaña pirenaica (con una densa y variada masa forestal y cortados de conglomerados refugio de aves rupícolas de especial interés), y la existencia de uno de los monasterios más importantes de la Alta Edad Media y primer panteón real de Aragón, el Monasterio de San Juan de la Peña”. Y añade: “En 1869, tras la desaparición de las comunidades religiosas, el Estado tenía previsto subastar el monte de San Juan de la Peña. Tras las mediaciones del ingeniero de la zona quien enunció la célebre frase de “quitad el monte al Santuario y habréis mutilado el monumento”, evitó que esa subasta se llevase a cabo. De esta manera, en 1920 se declaró…”. 





ZEPA Y LIC, OTRAS FIGURAS DE PROTECCIÓN

            Destacamos también otras figuras de protección, como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), de 6149 has, y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), con 18185 has. Y compartiendo gran parte del espacio, en el ámbito cultural, digno de mención es también la creación del Parque Cultural de San Juan de la Peña, de 60400 has, con el objetivo de proteger y desarrollar un territorio donde conviven excepcionales muestras del patrimonio cultural y natural. Aunque saliéndonos del puro ámbito natural, al igual que con esta última entidad, no podemos dejar de nombrar también la creación el propio 24 de junio de 1949, fecha de San Juan Bautista, de la Hermandad de Caballeros de San Juan de la Peña, concediéndole el título de “Real” por Juan Carlos I en 2009.




ESCENARIO DE NUMEROSOS ESTUDIOS CIENTÍFICOS

            Volviendo al interés medioambiental y paisajístico, según manifiesta Daniel Gómez, presidente del Patronato del Espacio Natural Protegido (ENP), y no en vano investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “… estamos ante un ecosistema de media montaña que reúne todas las condiciones para ser estudiado, porque recoge todos los biotipos de montaña, salvo el piso alpino…”. El espacio ha sido objeto de múltiples estudios en diversas áreas, desde las geológicas y edafológicas, hasta las faunísticas, dendrológicas y botánicas, pasando por los aspectos pastoriles y de aprovechamiento de pastos. Uno de los beneficios de tantas investigaciones, y algunas tan antiguas, es que han servido de base también para el estudio del clima, que desarrollamos brevemente más adelante, y tan particular es que hasta albergó en tiempos algún proyecto de construir un sanatorio en el lugar. Numerosos estudios que se pueden consultar en el IPE o en el Dpto. de Medio Ambiente de la DGA.




LAS COTAS DE LOS MACIZOS

            Entrando ya en materia, el espacio que nos ocupa tiene un gradiente altitudinal de más de 1000 metros, entre los 700 del piedemonte y los 1769 de su máxima altura, la cima de la Peña Oroel. Se trata, en definitiva, de dos teselas, que forman un conjunto geológico con orientación WNW-ESE, constituyendo unas de las llamadas Sierras Exteriores Pirenaicas. Las mayores cotas, aparte de la ya mencionada de Oroel, en este mismo monte están la Punta Bacials, de 1698 metros, en el extremo oriental, y la intermedia Punta de Sora, de 1707 m. Y en San Juan de la Peña, el Tozal de San Salvador, de 1547 m., al oeste del macizo, y el apéndice norteño del Cuculo, de 1552 m.




GEOLOGÍA

            Se trata de sinclinales colgados, comenzándose a formar hace, en torno a, 30 MM de años en el Oligoceno del Período Terciario, cuando finalizaba el proceso de formación de la cordillera. Los ríos desplazados por los movimientos orogénicos que dieron lugar a los Pirineos produjeron una intensa erosión que arrastró enormes masas de sedimentos, que originaron estos espectaculares paisajes. El sustrato rocoso, según el “Estudio de Pastos y Uso Ganadero en el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel”, informe realizado por diversos investigadores del IPE-CSIC, encargado por el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, en abril de 2018, “… está constituido por alineaciones de margas y areniscas sobre las que se sitúan depósitos de conglomerados, muy característicos de las zonas elevadas…”, unas composiciones que ofrecen un “ph” ligeramente ácido, que da pie al crecimiento de plantas acidófilas, por ejemplo del acebo. 




BOTÁNICA

            Continuando, pues, con los aspectos botánicos, el área geográfica que nos ocupa está situada en una zona de transición entre la Región Eurosiberiana y la Mediterránea, lo que da lugar a una notable presencia de comunidades vegetales, distribuidas entre el arbolado, los matorrales y el pasto. Entre las distintas composiciones de bosque, y sin extendernos mucho, podríamos citar: el carrascal, el quejigal, el hayedo, el abetal y el pinar. En el apartado de arbustos: el espinar y zarzal, el bujedo y el erizón. Y en cuanto a las formaciones herbáceas, se podrían agrupar en las de pasto mesófilo, pasto con junquillo, pastos secos con tomillos y aliagas, los surgidos en antiguas zonas cultivadas, las herbáceas nitrófilas, las que colonizan los humedales o las propias de los roquedos. 




FAUNA

            En cuanto a la fauna, en el apartado de los mamíferos, podríamos enunciar el jabalí, corzo, zorro, jineta, garduña, liebre, conejo, erizo y otros menores, como ratones, topillos... La avifauna está representada por el buitre leonado, la especie más numerosa sin duda, destacando también el quebrantahuesos, alimoche o el águila real, y de menor tamaño, los cuervos, chovas, gorriones, treparriscos, aviones… En reptiles hay diversas especies de culebras, incluidas las víboras, lagartos y lagartijas. Y los anfibios, diversas especies también de ranas y sapos. También hay invertebrados, como escarabajos, libélulas y mariposas.




CLIMA

           Un aspecto muy destacado es el concerniente al clima que, como citado anteriormente, está influenciado por la transición entre el atlántico y el mediterráneo, lo que le confiere notables variaciones en el régimen de temperaturas y precipitaciones, con importantes diferencias entre los pacos, o caras norte, más frías y húmedas, y las solanas, o caras sur, más secas y cálidas. Uno de los protagonistas de ese fenómeno es el efecto Föhen, por el que el viento procedente del NW, cargado de humedad, la deposita en la vertiente norte, descendiendo más cálido y seco por la contraria. Es algo que favorece una enorme riqueza ecológica y paisajística en relativo poco espacio. Las precipitaciones están más concentradas en otoño e invierno, siendo más escasas en el resto del año, con un estío relativamente severo, que propicia el desarrollo de más vegetación de perfil mediterráneo; al contrario, esos vientos húmedos de NW forman condensación de nieblas. Todo ello da lugar a un enorme número de hábitats y una gran heterogeneidad del paisaje.




ANTROPIZACIÓN

            Otro de los aspectos objeto de estudios ha sido la antropización del paisaje, es decir, la transformación que ejerce el ser humano sobre el medio, y en este sentido, acudiendo de nuevo al Estudio de Pastos y Usos Ganaderos del ENP, mencionado anteriormente, nos encontramos que “… el modelado biótico-paisajístico de este territorio se debe en gran parte a la influencia humana más o menos intensa y prolongada durante más de dos milenios. Como en otros territorios de nuestras latitudes, dicho modelado ha tenido muchas variaciones a lo largo de tan dilatada historia”. En otro pasaje del mismo informe habla de que “… cabría estar muy atentos a cómo la sociedad tradicional modeló el paisaje, ordenó el territorio y estructuró un complejo sistema económico, de tal forma que logró establecer y mantener durante milenios una equilibrada adaptación al medio natural; una perfecta organización de las diversas actividades, permitiendo su encaje complementario y la participación de los diversos sectores sociales, así como una mesurada explotación de los recursos naturales…”. Hoy, nos encontramos con que toda esa actividad tradicional ha sido relegada a términos residuales, lo que está dando lugar a una transformación del paisaje.



            Se trataba, pues, de dar unas pinceladas sobre este excepcional espacio que tenemos a la puerta de casa, y quizá por ello no valorado lo suficiente. Un espacio de altísimo relieve en el ámbito medioambiental y paisajístico y del que nos debemos sentir orgullosos, incluso poniéndolo en valor entre propios y visitantes. Baste recordar que es el tercer Espacio Natural Protegido de España, declarado hace ahora cien años, y que se queda a la espera de la celebración que merece.




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