lunes, 20 de enero de 2020

Vía Sendero Límite (V+), en el Mallo Común de Peña Rueba

ESCALADA
Vía Sendero Límite (V+)
Domingo, 19 de enero de 2020



            “Nuestro camino no es por fáciles prados de hierba, sino que es un sendero de montaña escarpado y lleno de dificultades. Pero siempre hacia adelante, siempre hacia arriba, siempre hacia el sol”.


            Sabias palabras de Ruth Westheimer, terapeuta, socióloga y escritora alemana, que posiblemente no perteneciera a este mundo de las montañas, pero que consciente o inconscientemente, en esta frase ha dejado contenido un pensamiento que le da sentido también a la propia vida, porque sin dificultades no hay progreso que valga, y que la felicidad hay que encontrarla, precisamente, en la superación de esas dificultades… y para qué?, habrá alguien que pregunte, porque detrás de una dificultad viene otra, incluso mayor..., podrían continuar diciendo. Pues sí, efectivamente, no les faltaría razón, porque detrás de un monte siempre hay otro monte.

Cuando dejas atrás las montañas la vista planea por el llano

Arranque de la vía
            Y eso es lo que hemos venido a buscar hoy… bueno, no sé, igual es lo que nos hemos encontrado. De cualquier modo, hoy hemos cambiado esos caminos fáciles por prados de hierba, incluso esos senderos escarpados llenos de dificultades, que dice Ruth, por otros más empinados, más verticales, más difíciles, pero que con la ayuda de dos avezados escaladores hemos conseguido superar para llegar a lo alto, donde el aire es más puro, donde la luz es más luminosa, donde la vista se desliza más y más, donde el alma se ensancha… bueno, y también donde hace más frío.

Mallos de Agüero

Comienza la fiesta
            Hoy, con Jesús, al que llaman Ches en el mundillo, y con David, conocido por Rodri en ese mismo mundillo, y tras abandonar la idea de ir a hacer la vía “Los Terceros también existen”, porque la consideraban “poca cosa”, veremos!!!, hemos ascendido al mallo Común de Peña Rueba por la vía “Sendero Límite”, de V+. Bueno, digo hemos subido, pero en realidad me han subido, porque así ha sido. Se trata de una vía abierta por Julio Benedé y Luis Royo, inicialmente de 270 metros y 10 largos, aunque posteriormente abrieron, junto con Carlos Roy, una extensión que alcanza lo alto de la peña, con 100 metros más en otros 4 largos.

Así nos recibe la peña

Ches
            Invierno, día desapacible, después de haber llovido el día anterior. Quizá no sean los mejores antecedentes como para ir a escalar, pero allá que vamos a ver cómo está el patio. Nos acercamos a Murillo de Gállego y subimos hasta un terreno recientemente explanado para aparcamiento, junto a la segunda balsa. La peña se muestra oscura, con cara de pocos amigos, no obstante decidimos ir a hacerle la visita y comprobar si entra en el juego. Seguimos la pista y entramos en el sendero que nos conduce al pie de vía, en unos cuarenta minutos. La mañana acompasa a la peña, también gris, callada, muy suya. Se reconoce visualmente el itinerario de la vía y se constata que está parcialmente mojada, aunque con ganas de ir secando, porque el aire se lo ordena. Iremos viendo.

Chema (foto de Ches)

Rodri
            Momentos relajados dando cuenta de alguna vianda, y al tajo. Sobre la señal de S.L., comienza Rodri, está claro que se van a repartir el juego. Por mi parte, escalador de segunda, con la cuerda por arriba, y cuanto más tensa, mejor. En las reseñas dan los largos de 30 metros, y está bien, para evitar sorpresas, pero tienen menos. De hecho se alcanza la R1, pero los dos siguientes se empalman, pasando de largo la R2. Entre esa R1 y la R3, es decir los L2 y L3, es donde están los puntos más delicados, los de V y V+, casi imposibles de superar si no estás muy puesto en subir con las uñas ayudándote solo con la falange distal. Eso, o la tracción que viene de los cielos, y de lo que no se puede estar muy orgulloso…

Chema y Rodri (foto de Ches)

Chema (foto de Ches)
            Los dos siguientes largos, L4 y L5, hasta la R5 comparten la dificultad de los anteriores, el primero, y apiadándose un poco, digo, un poco, el segundo, ya que empieza ligeramente a tumbar. En la R5 toma Ches las riendas, que no abandonaría ya hasta el final. El siguiente doble largo, los L6 y L7, ya más asequibles, de IV+, aunque me sigo sintiendo con más peso que el que dicta la báscula. Lo digo por los chavales, que si han venido a disfrutar… yo lo estoy haciendo, y dicen ellos que también, y que, bueno, la pared se las trae… será para sacarme a mí de la miseria… Jjjjj…

Ches, seguido de Rodri (foto de Ches)

Chema (foto de Ches)
            Quedan tres largos que, en un principio se piensa en empalmar, pero llegados a la R9, se ve que el L10 es más largo de lo que queda de cuerda, de modo que a montar la reunión, haciendo luego de ese último largo un verdadero paseo triunfal. Hemos llegado a lo alto del mallo Común. Le hemos metido algo más de cuatro horas de escalada, en la que nos hemos medido con la roca, un conglomerado que ayuda, pero que no siempre encuentras lo que buscas. Una subida en la que hemos pasado frío, calor, viento, pero en la que no hemos dejado de disfrutar, midiendo las propias fuerzas, y las de tus compañeros, con la propia montaña.

Los buitres van buscando las térmicas,
nosotros también aunque no subimos tan ligeros (foto de Rodri)

Ches seguido de Chema
(foto de Rodri)
            Extraordinaria atalaya sobre la cuenca de un Gállego que se va a dar lección a otra parte, y sobre unas tierras llanas que decididamente dejan las montañas para ir a beber del Ebro. Próximos, muy próximos, los mallos de Agüero, con el pueblo a sus pies. Nos acercamos hasta la proa más occidental, que asoma en vertical sobre la entrada al circo por donde se sube a la ferrata Varela Portillo, que en otras ocasiones hemos visitado, alcanzando lo más alto de todo este macizo, para bajar por la ferrata de la Mora, que es la que nos va a servir para bajar de aquí.

Culminada media faena... que hay que bajar

Travesía en busca de la ferrata de la Mora
            Para ello hay que alcanzar un visible collado hacia el este, pasando por el arranque de la extensión de la vía que hemos hecho. El tránsito es a pie llano, por entre matorrales, aunque pegados a la roca, y pasando por algún tramo expuesto. Una vez en el collado se accede a un sendero que te lleva al encuentro de unas maromas que te ayudan en el descenso, sobre todo el de una corta, pero vertical, chimenea. Siguiendo nuestro tránsito, damos ya con la ferrata de la Mora, que no abandonamos ya hasta llegar al sendero, a través de entretenidos destrepes. Total, desde la culminación de la escalada hasta el coche, hora y media… que no está mal tampoco.
 
Se desciende por la chimenea de la izquierda
            Y con un merecido bocado apresurados por un sol que dice que se va… y se va, terminamos esta jornada distinta de montaña, disfrutando y mucho de esos caminos verticales, con un par de tíos… buen chen.


Más fotos

1 comentario:

  1. Chema, recuerdo en cierta ocasión haber subido más o menos por ahí, un poco a la derecha al principio, con un chico de Zaragoza, de apodo La Rogelia, allá por 1976. Nos pareció facilisima, y nada de V°, en todo caso poco más de III° Sendero Limite fomenta la mediocridad, escalada para miedosos, estropeando las vías antiguas. Creo que toda esta cara de Peña Ruaba está llena de repisas herbosas y la deberían dejar para las aves rupicolas.

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