jueves, 1 de agosto de 2019

Arcos Occidental y Norte de Astún, la Jaca transfronteriza

AQUERAS MONTAÑAS
Munículo (1991 m)
Arnousse Sur (2141 m)
Arnousse Norte (2141 m)
Pic de Bénou (2267 m)
Torrullas (2257 m)
Pic de Belonseiche (2297 m)
Nayeta (2259 m)
Naiso (2237 m)
Punta Escalar (2283 m)
Pic des Moines (2349 m)
Petit Pic des Moines (2291 m)
Pico Astún Occidental (2278 m)
Pico de Astún (2283 m)
Pic d'Astú (2277 m)
Punta Malacara (2268 m)
Miércoles 31 de julio de 2019



Plácido valle francés,
en el 
Parque Nacional de los Pirineos 

            Astún, un plácido valle pirenaico hasta que recién comenzada la década de los 70 del siglo pasado se convirtiera en el punto de mira para incluirlo en los planes de una estación invernal propia de los tiempos de desarrollo turístico del país. Desarrollo con una imperceptible línea que lo separa del desarrollismo. Unas montañas, con buena orientación para los depósitos de nieve, que hacen las delicias de los practicantes del deporte blanco, y que se ven en peligro por los partidarios del monocultivo de la nieve, que va en contra de toda lógica, debido a la tristemente tendencia termo atmosférica. Unas montañas con un gran valor geológico, medioambiental y paisajístico que, junto con el cercano mundo Anayet, piden a gritos una figura de conservación, que cumpla los tres fines que todo Espacio Natural Protegido debe cumplir: la conservación, la investigación y el desarrollo socioeconómico. Unas montañas que están ahí, y que no lo son menos por familiares que sean. Unas montañas, en definitiva que, fuera de la época invernal, también se pueden visitar… es más, hay que visitar.

Valle de Astún

Acto de reconocimiento de mugas en Astún
(Jacetania Express)
            Astún, de todos conocido, como decimos, por ser el valle donde se asienta una estación invernal, pero quizá sea menos conocido el que sea territorio perteneciente al municipio de Jaca, desde que Fernando el Católico otorgó la propiedad “indiscutible y para siempre” del valle. Es mencionado en los grandes tratados de España y Francia sobre límites territoriales: Paz de los Pirineos (1659) y Tratado de Bayona (1856). Hoy en día, cada año hay un encuentro de los alcaldes concernidos, convirtiendo el acto en una jornada festiva.

Circo de Astún, nuestro escenario de hoy

Acercándonos ya a la cuenca del ibón de Ranas
            Como jornada festiva es cada una de las que salimos al monte, porque es una verdadera fiesta el estar en su ambiente, el pasear por sus senderos, el impregnarnos de todo lo que nos ofrece… y es mucho, el ascender a sus cumbres, el contemplar sus valles y todo lo mundano que encierran, visto desde arriba. Hoy, y no es la primera vez, nos hemos decidido por hacerlo en este lugar y las montañas que lo conforman. Astún alberga el llamado “puerto de Jaca”, término prácticamente en desuso al estar alarmantemente mermadas las actividades pecuarias. Rindamos, pues, un pequeño homenaje a sus montañas y a sus puertos.

Una mirada atrás

            La sierra que se alza en su límite occidental hace de frontera con el país vecino, de hecho, alberga los pilones del 306 al 309. Una muga que discurre por la divisoria, y que hemos recorrido desde que nos hemos aupado a ella, junto al Somport, hasta llegar a la Punta Malacara, que pivota ya con el vecino valle de Canalroya. Todo un mundo de sensaciones. Más de diez km cabalgando por lo alto de una loma, entre 2000 y 2200 metros, con sus subidas y bajadas, sus collados, sus cimas, accesibles algunas de ellas con las manos, con vistas no solo al valle de Astún, sino al de Candanchú y sus montañas, a Izas y las suyas, y a los valles franceses d’Aspe, d’Arnousse o d’Ayous. Por fuera de ese cercano círculo, un mundo de montañas acaparando el espacio y el horizonte.

Arranque del sendero

DURO ASCENSO AL CORDAL
Los primeros y duros compases
            Justo detrás de la casa española de Obras Públicas sita en la frontera del Somport, surge un sendero junto a una fuente. Lo tomamos para iniciar el ascenso, duro ascenso hasta alcanzar la grupa de nuestra cabalgadura. Mejor ir con track, porque no siempre está bien definido. Se van sucediendo las travesías horizontales con empinadas cuestas y tramos rocosos en los que hay que echar manos. Cincuenta minutos para subir los 360 metros que nos separan del primer promontorio, llamado por algunos el Munículo, que por más que se aúpe no llega a ser dosmil, pero por muy poco. Ya estamos en lo alto de la sierra, aunque en el punto más bajo de todos sus montes, que vamos a ir recorriendo poco a poco.

Cima del Arnousse Sur, o Monte Astún

Roquedos cimeros del Arnousse Norte
            A los veinte minutos nos topamos con el pilón 308 de las mugas, debajo mismo del Arnousse Sur o Monte Astún, según mapas. Unas ligeras colladas y algún promontorio sin demasiada importancia, y alcanzamos con la ayuda de las manos el Arnousse Norte, con los mismos 2141 metros que su hermano sureño. El destrepe da comienzo al descenso hacia el collado homónimo, para subir seguidamente al Pic de Bénou. Desde el inicio de la cabalgadura, el sendero está bien definido, pero lo eludimos para discurrir por la cresta todo lo que se nos permite, en un divertido tránsito por casi todo el recorrido.

Destrepando el Arnousse Norte

Cima del Belonseiche
            Otra vaguada superamos para alcanzar el Torrullas. Una loma herbosa nos da acceso en diez minutos al Pic Belonseiche, que con sus 2297 metros es el punto más alto de esta sierra y de todo el circo de Astún, salvo el Pic Moines, que lo ve todo desde una discreta lejanía, que hace rato que ha ocupado su sitio en el horizonte, y al que aspiramos a llegar, pero aún queda tajo por aquí. Otros dos montes de menor relieve, el Nayeta y el Naiso nos separan de otro de los grandes, la Punta Escalar, que da nombre al mundo que tenemos a nuestros pies, presidido por el ibón homónimo, o popularmente llamado de Ranas. Última cima para dar por terminada nuestra andadura por este cordal occidental de Astún. La inmediata es llegar al Col de Bénou para enfilar nuestros pasos hacia el pico de los Monjes, o pic des Moines, si hacemos justicia a su emplazamiento.

La Punta Escalar domina este rincón del circo

LA JOYA DE LA CORONA
El Col de Bénou, con el objetivo al fondo
            En menos de diez minutos llegamos a la base del roquedo. Si para ascender a alguno de los montes descritos hasta aquí había que encaramarse a la roca, con algún paso de Iº, en los diez minutos escasos que dura este ascenso nos podemos encontrar con algún tramo de IIº, y con piedra descompuesta y gran patio. Realmente no tiene complicación, pero hay que estar acostumbrado a la progresión por este tipo de terrenos, cuya recompensa en este caso es el auparte a una extraordinaria atalaya sobre todo el mundo a corta y media distancia. Muchas son las montañas que rasgan el horizonte, y que reconocemos, pero el gigante local, el Midi d’Ossau se lleva la palma, hermanado geológicamente con el Anayet, y separado por una frontera que pasa desapercibida para ambos.

Trepada final des Moines

Col des Moines o Puerto de Jaca,
con el pico de Jaca o Astún Occidental al fondo
          Con más cuidado aún que en la trepada, efectuamos el destrepe, en dirección al Col des Moines, o Puerto de Jaca, sin dejar de pasar por ese Petit Pic des Moines, para que también salga en la foto. Junto al paso, para los coleccionistas de mugas, tenemos el pilón 309. Por delante una loma herbosa que superar para alcanzar nuestra siguiente cima la del Pico Jaca o Astún Occidental, dando comienzo así a la segunda parte de nuestro recorrido, que presumimos más corto y ligero, siguiendo con nuestra táctica de seguir el sendero, y abandonarlo para seguir jugueteando con la cresta. En ella, y con gran patio hacia la cuenca del ibón homónimo, o de Truchas, se suceden los otros dos picos Astún, el principal y el Pic d’Astú, según los mapas, que da caída ya hacia el collado también del mismo nombre, que alcanzamos en veinte minutos.

Vista de Astún desde el pico Jaca

EL FINAL DEL CORDAL Y DESCENSO
Cima del Pico Astún
           Fuerte, pero corta subida de piedras para alcanzar la Punta Malacara, que pivota ya con el vecino valle de Canalroya, y sobre otro cordal que, con el pico homónimo, se dirige hacia el Portalet. Aún prolongamos unos metros nuestros pasos por el cordal que cierra por el SE este valle de Astún y que termina en la Raca, ¿quizá con ánimo de terminarlo?, como reto no estaría mal, pero no parece lo más razonable, y ya no solo por alargar más la ya larga ruta, sino por el descenso, que trataremos de evitar el que sea ni por pista de monte ni por pista de esquí, ni por entre los remontes.

Ibón de Astún o Truchas, junto al terminal del telesilla

Ibón de Escalar o de Ranas
            De modo que no hay más opción que, de momento, volver sobre nuestros pasos hasta el collado de Astún para allí decidir. Y lo que hacemos es llegarnos hasta el ibón de Truchas, y desde allí optamos por una bajada cómoda, para ello nos acercamos hasta el ibón de Ranas para descender hasta la base de la estación por el sendero del barranco de Escalar y los Llanos del Sol, tras ocho horas justas desde el arranque. Unas urbanizaciones, las que han colonizado el valle, en cuyo subsuelo confluye este barranco con el de Astún, como principales de este  circo, dando nacimiento al río Aragón, que da nombre no solo a todo un valle, hasta Jaca, sino a una Comunidad Autónoma entera, en la actualidad, siendo el nombre de una Casa Real que lo paseó con la cuatribarrada por sus dominios, de reino y corona, sobre medio mundo civilizado en la antigüedad. Qué tiempos aquellos en los que "... galera o bajel alguno intente navegar por el mar sin salvoconducto del rey de Aragón, ni pez alguno ose alzarse sobre el mar si no lleva escudo en su cola con la Señal del rey aragonés". Roger de Lauria dixit.

            Todo un lujo de historia, todo un lujo de valle y todo un lujo de montañas, en las que nos hemos empleado durante 8h 35’ de tiempo total, del que 5h 55’ han sido en movimiento, para recorrer los 17,4 km, con un desnivel acumulado total superior a los 1500 m D+/-. 


Más fotos y el track

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