martes, 2 de julio de 2019

San Salvador y la Atalaya, por los miradores de San Juan de la Peña

IXOS MONS
San Salvador (1547 m) 
La Atalaya (1533 m) 
Martes, 2 de julio de 2019




            “Quitad el monte al Santuario y habréis mutilado el monumento”.

            De este modo sentenciaba un informe del responsable del Distrito Forestal de Huesca, cuando en 1869, tras la desaparición de las comunidades religiosas, el Estado tenía la intención de subastar el monte de San Juan de la Peña. En 1920, próximos estamos al centenario, se declaró el “Sitio Nacional de San Juan de la Peña”, convirtiéndose en el tercer Espacio Natural Protegido de España, tras el “Parque Nacional de la Montaña de Covadonga”, hoy “Parque Nacional de los Picos de Europa” y el “Parque Nacional de Ordesa”, hoy “Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido”, ambos en 1918. En mayo del 98 se reclasificaba como “Monumento Natural”, con 264 has; y en noviembre de 2014 se incluía la contigua Peña Oroel, constituyendo las actuales 9514 has en el “Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel”, incluidas en los términos de Jaca, Santa Cruz de la Serós, Bailo, Caldearenas, Santa Cilia y Las Peñas de Riglos, por orden de participación, en las comarcas de La Jacetania, Alto Gállego y la Hoya de Huesca.

Portada del Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña

Centro de Interpretación del ENP,antigua casa del guarda
            Hoy nos proponemos realizar un completo circuito por este monte, visitando los tres miradores, el de Santa Teresa, San Vicente y San Voto, alargando la mirada y la zancada hasta el techo del macizo, con permiso del desplazado Cuculo, San Salvador y su prolongada Atalaya, combinando el regreso con el Camino de las Fuentes y otro más hasta el Monasterio Viejo, ambos de reciente puesta en valor por el Ayuntamiento de Santa Cruz de la Serós.

Ruinas de la ermita de Santa Teresa

MIrador de Santa Teresa
            Bien. Partimos de la puerta del Monasterio Nuevo, en la pradera de San Indalecio, para dirigirnos, en dirección SE al mirador de Santa Teresa, en cuyo emplazamiento permanecen las ruinas de la ermita del mismo nombre, y que nos permite asomarnos a la solana de este gran macizo. Tomamos el sendero que recorre la cornisa, hasta verse convertido en un cortafuego bajo el tendido eléctrico, saliendo seguidamente a la pista asfaltada de San Salvador. Eso unos metros, porque una tablilla te vuelve a meter al sendero que vuelve a cabalgar por esa cornisa, que nos va ofreciendo espectaculares vistas sobre las depresiones al sur, destacando las sierras del pre Pirineo.

Monasterio de San Juan de la Peña, desde la cornisa

Otro que no se quiere perder el espectáculo
            Tras hora y veinte de galopar por la cornisa, envidiando el vuelo del buitre, llegamos de nuevo a la pista, que no tomamos. Sí un sendero que en la misma dirección, y pasando por enormes hayas para avistar ya nuestro techo de hoy, el monte de San Salvador, que toma nombre de la ermita que lo habita, rodeada de una treintena de cabras que, curiosamente se ponen a balar cuando nos alejamos. Estamos a 1547 metros, el punto más alto del cordal, pero no así del macizo, ya que el avanzado al norte, Cuculo, nos sobrepasa en dos metros. En media hora, vamos y venimos a la Atalaya, el espolón oeste de donde nos encontramos, y que con sus 1533 metros se asoma a los abismos de Bailo y todo su entorno.

Panorámica desde el espolón oeste, llamado la Atalaya

Bajando al cuello Betito, con las laderas floridas del Cuculo
            De vuelta a San Salvador para oír balar nuevamente a las cabras al alejarnos hacia el comienzo de la senda del Maquis, por la que bajamos hasta el cuello Betito, para tomar el camino de las Fuentes, de reciente puesta en valor por el Ayuntamiento de Santa Cruz de la Serós. Un delicioso sendero que circula por una faja de estos conglomerados, con algunos asomes con gran patio. Se trata de un antiguo camino que discurre por bosque de abeto y haya fundamentalmente, propio de pacos. Un antiguo camino empleado por ganaderos del lugar, y caracterizado por la existencia de varios abrevaderos.

Uno de los abrevaderos del camino de las Fuentes

Vistas sobre la Peña Oroel
            Tras hora y diez minutos de suave discurrir por este solitario camino, y como unos doscientos metros antes de llegar a unas instalaciones ganaderas, se abre un claro a mano izquierda, en el que hay que estar atentos para tomar un ancho camino, recientemente clareado, que discurre por entre los amarillos erizones, pudiendo contemplar la localidad de Santa Cruz de la Serós abajo, y los acantilados que sostienen la amplia pradera de San Indalecio, de donde venimos y a donde nos dirigimos. A los diez minutos, y con un brusco giro a la izquierda nos metemos en un estrecho sendero, antigua tiradera de madera, que recto baja hasta la carretera.

Comienzo de la tiradera de madera

Monasterio Viejo
            Se cruza, y justo enfrente, hay que fijarse bien para continuar el sendero por debajo de ella, y que por bosque nos saca al camino que sube de Santa Cruz al Monasterio Viejo, no sin antes subir los últimos compases por un tramo con menos definición del sendero. Pronto se alcanza el desvío para subir al Nuevo, pero si queremos visitar el Viejo seguiremos hasta él como doscientos metros más. Desde aquí podremos subir por la carretera hasta coger el sendero de subida a la pradera, pero siempre es más aconsejable el volver sobre nuestros pasos, por el camino hasta ese desvío que, en fuerte subida te lleva a la carretera, que solo hay que cruzar por paso de peatones para encaramarse, a través de una escalera metálica, a ese camino de subida, también pendiente y además pedregoso.

Llegando al mirador de San Vicente

Mesa orientadora del Balcón del Pirineo
            Una vez arriba solo queda alcanzar la parte frontal de ese gran edificio que albergaba las estancias monacales, hoy convertidas en el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña y el Centro de Interpretación del Reino de Aragón, así como de la Hospedería del Ala Sur. Sin perder tiempo, continuamos en dirección al mirador de San Vicente, también llamado Balcón del Pirineo, porque es eso, un espectacular asome sobre la Canal de Berdún con el telón de fondo de los Pirineos, desde la muga con Navarra hasta las Tres Sorores.

Mirador de San Voto

Ruinas de la ermita de San Voto
            Tomamos un camino hacia el oeste, que baja pasando por un cruce. Seguimos de frente y nos lleva hasta el comienzo de la pradera de San Indalecio. Cruzando la carretera, y a la izquierda del camino que nos ha traído del Viejo, sale otro, que en breves nos sitúa en las ruinas de la ermita de San Voto, de donde salen unas escaleras que descienden al mirador, con espectaculares vistas sobre los pacos de estos macizos. Para volver, una vez en la explanada de la ermita, podemos hacerlo por otro camino a la derecha del que hemos venido. Nos deja en el arranque de la pista forestal asfaltada de San Salvador. La cruzamos y contemplamos las ruinas del pozo nevero, encaminándonos seguidamente hacia el Monasterio Nuevo, donde damos ya por finalizada esta corta vuelta a la que ha precedido otra mayor.

Los acantilados desde el mirador de San Voto

Vertiente sur
            Un largo, pero bello recorrido que combina el tránsito por la cornisa de la peña por la solana, con espeso bosque por los pacos, aprovechando tramos conocidos con otros descubiertos desde la publicación de los senderos de Santa Cruz de la Serós, un trabajo impulsado por el ayuntamiento de la localidad, para dar a conocer las bellezas de estos montes en un lugar emblemático para Aragón, ya que se considera la cuna del reino. Un lugar con mucha historia, también leyenda, con una carga simbólica y de las mayores señas de identidad para este nuestro pueblo.

Estratocúmulos sobre la Canal de Berdún

            Un largo y bello recorrido, decimos, al que le hemos metido 5h 40’ de tiempo total, del que 4h 30’ ha sido en movimiento, para completar los 16,8 km, con un desnivel acumulado total de 1070 m D+/-, en una mañana bien, muy bien, aprovechada.


Más fotos y el track 

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