jueves, 30 de julio de 2015

Carros de Foc, la piel de tus sueños

AQUERAS MONTAÑAS
Carros de Foc
Sábado 18 a sábado 25
de julio de 2015




Le di un beso a tu piel
Para que a tus sueños lo llevara
Y sin olvidarte de él
Hasta mi regreso lo guardara.

           Así empieza esta historia de sueños. Unos sueños duros como los caminos de granito. Unos sueños azulados como las aguas de sus lagos. Unos sueños nítidos como el viento que nos mece. Unos sueños claros, luminosos, como ese sol que nos acompaña, en ocasiones jugueteando entre las nubes, que a veces le han vencido. Unos sueños, en definitiva, que han hecho que vibráramos al compás de esa melodía monódica, pero melodía al fin y al cabo. Unos sueños pateados entre profundos valles y altivas crestas de muchos pareceres, entre cuencas que alojan restos prehistóricos, hielos eternos suavizados en lagos de mirar sereno, entre circos espaldados que aúpan altos collados donde la mirada se expande hacia el infinito. Unos sueños que parecían sueños, pero que soñando hemos visto que no lo eran. Si queréis… soñamos juntos. Podemos.





            Carros de Foc es un clásico entre los clásicos, un circuito que circunda un mundo de tiranía mineral, en torno al Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, creado en 1955, participando de las comarcas de Alta Ribagorza, Pallars Sobirà, Pallars Jussà y el Valle de Arán. Enclavado en el llamado Pirineo Axial, es un mundo de granitos y pizarras de la Era Primaria (200 MM años), con posterior modelación en las glaciaciones de la Cuaternaria, que le dieron ese aspecto agreste a las crestas y convirtieron en bellos lagos los últimos resquicios de hielos eternos. En el año 1987 algunos guardas de los refugios de la zona decidieron unirlos en una sola jornada, creando este circuito que tiene varios puntos de entrada y salida, pudiendo pasar por sus nueve refugios, y si hay ganas y fuerzas haciendo los picos que se ponen a tiro al paso por los collados. Un grupo de amigos, ya talludicos, lo hemos hecho en sentido anti horario, y no en una jornada, sino en seis, que más las de prólogo y de epílogo, han hecho una verdadera delicia la de compartir caminar y camino por estos valles en los que la naturaleza se detuvo para hacer su trabajo. Con Lola, Maite, Caco, José Luis, Luis, Félix, Armando, Fernando Cebrián y Morata y Víctor, y los que queráis de vosotros, vamos a revivir estas jornadas de piedras, ríos y lagos, valles y montañas, sueños y luz. Vamos.




Empezamos en 3, 2, 1...
            Sábado, 18 de julio. Etapa prólogo. Estany Gento – Refugi Colomina. Tras la concentración del equipo en Puente de Montañana, y nuestro buen homenaje como preludio de jornadas parcas en lo gastronómico, nos ponemos rumbo al punto de partida de nuestras andanzas. Nos adentramos en la comarca del Pallars Jussà, para llegarnos hasta Capdella, que con sus 1.420 metros de altitud es el pueblo más alto de la Vall Fosca, labrada por el río Flamisell, formado principalmente por tres barrancos, que se unen en las proximidades de la localidad. Uno de ellos, el que parte del estany Gento es el que superamos en las tripas del teleférico que parte de Sallente, un embalse donde termina la carretera y dejamos los vehículos.

Estany Tort
            Primeros compases de contacto con el medio, que breves son al convertirse en fusión. No es fácil identificarte tan rápidamente con un entorno totalmente desconocido, y la sensación de haberlo conseguido es grata, muy grata. También para nuestras botas, que pronto se adaptan a la dureza del terreno. Desde que salimos del teleférico en media hora nos presentamos en el desvío del estany Tort, por donde pasa una vieja y estrecha vía férrea que añora los tiempos de su uso como apoyo a la construcción del gran complejo hidroeléctrico al que han sometido a estos bellos lagos, a estos bellos paisajes. Este punto es justo en el que entramos en el circuito, y al que llegaremos dentro de una semana, viniendo de los paisajes que ahora admiramos, pero que dejamos atrás para acercarnos al refugio en otra media hora más. 

Camino de Colomina
            Tarde dedicada a terminar esa simbiosis con el entorno, dando la vuelta al estany Colomina, que da nombre al refugio, y lo hacemos comenzando por el lado opuesto al que indica el camino, y volviendo por éste, algo que nos agrada para mañana, que no vemos más largo y es de mejor pisar. De nuevo al refugio, observando que la noche acelera su paso, el día se va a dormir antes de hora porque unos nubarrones llegan despiadada y agresivamente, descargando una tormenta de viento y granizo que nadie quisiera ser pasto de ella. Así termina esta primera jornada de contacto con la montaña. Mañana esto va ya en serio.

Resumen técnico etapa prólogo: Estany Gento – Refugi Colomina. 
Distancia: 2,7 Km. 
Tiempo total: 1h 10’. En movimiento: 1h. 
D+: 315 m. D-: 55 m. 
Altura máxima: 2.400 m (Ref. Colomina). Mínima: 2.144 m.


 
A la salida de Colomina

Estany de Mar
            Domingo, 19 de julio. Primera jornada. Refugi Colomina – Refugi Josep Mª Blanc. Fue tanto el trabajo que le dio a la noche la tormenta de ayer, que no le ha dado tiempo para barrer todas las nubes, pero agradecemos su labor, porque a su morir ha dejado un alba algo más tratable. Sea como sea, comenzamos el circuito, que como acordamos ayer, lo hacemos por la margen izquierda del lago, en lugar de por la derecha que es por donde está señalado el camino. Aún quedan restos de la granizada de anoche, la verdad es que fue muy generosa. Estany de Colomina, en el que vierte el de Mar. Ambos rodeamos para encarar la primera cuesta fuerte de la jornada para alcanzar el llamado Paso del Oso. Seguimos ruta para dejar el mundo Colomina y adentrarnos en el de Saburó, con sus grandes bloques de granito que en su histórico devenir de las alturas han dejado al descubierto otro valle, otro circo, otra cuenca habitada por otro lago, y dominada por otro monte, todos agrupados en un mismo entorno y con un mismo nombre, Saburó, duro nombre como el granito que lo forma, y como las aristas que lo custodian.

Estany y pico de Saburó

Progresando hacia el collado
            Pero no nos adelantemos, que antes hay que llegar al collado que nos ha de abrir a otros mundos. En él se quedan algunos miembros, que se reservan, es mucho lo que queda por delante… bueno,  casi todo. Otros, los que decidimos llegar hasta la cima, dejamos las mochilas en un abrigo, y ya con menos peso acometemos el ascenso de los casi 250 metros de desnivel, y lo hacemos saliéndonos de la ruta más marcada, siguiendo los consejos de los guardas del refugio. Y acertamos, porque la incomodidad que supone la progresión sobre la pedrera, hay que valorarla más que la de ir por la misma arista, aunque finalmente convergemos con ella, y ya a través de creativos pasos nos llegamos hasta donde está señalada la misma cumbre, que curiosamente no es el punto más alto, ya que se trata de un enorme  bloque aparentemente inexpugnable. Estamos a 2.912 metros de altitud, y es el techo de todo el circuito contemplando los picos programados. Breve contemplación, fotos, abrazos, y de vuelta al collado para coger a nuestras compañeras de fatigas y seguir camino hasta las orillas del estany Gelat, donde nos espera el resto de compañeros, que nos aguarda a que echemos un bocado. Echamos a andar todos.

En la cima del Saburó

Estany Negre de Peguera
            Es tan versátil este circuito que tiene sus variantes. Si no fuera porque queremos pernoctar esta noche en el refugio JM Blanc, tendríamos que tomar a la izquierda el desvío en el que nos encontramos, y al que hemos llegado al cabo de casi una hora, pero no, no lo hacemos. Seguimos con lo programado y llegamos a la cuenca del Negre de Peguera, a cuyos pies se asienta este refugio a orillas del estany Tort de Peguera. Todas las imágenes que nos desvelan el alcanzar las alturas de cada jornada tienen un enorme impacto visual, pero ésta es especial. Si en todas hay un desequilibrio en el dominio del elemento sólido salpicado por las cuencas palustres, en ésta es el lago el que cobra todo el protagonismo, siendo la amorosa presencia del agua la que suaviza esa tiranía mineral. Hay que verlo. 

Estany Tort de Peguera y refugio JM Blanc. De ensueño
            Bajamos a este gran lago y luego al del refugio, al que llegamos antes de las tres de la tarde, y con una climatología adversa que ni está ni se la espera. Tarde de refugio, pero ésta es especial, porque el entorno es especial. Cena de refugio. Noche de refugio.

Resumen técnico primera etapa: Refugi Colomina – Refugi Josep Mª Blanc. 
Distancia: 9,4 Km. 
Tiempo total: 7h. En movimiento: 3h 50’. 
D+: 745 m. D-: 850 m. 
Altura Máxima: 2.912 m. (Tuc de Saburó). Mínima: 2.312 m.



A la salida de JM Blanc
Simetrías
            Lunes, 20 de julio. Segunda jornada: Refugi Josep Mª Blanc – Refugi Amitges. El mayor espectáculo que se  puede ver en el mundo natural, en nuestra humilde opinión, es el amanecer. Es el que da el punto de partida a la vida, es el nacimiento, es el comienzo, es el despertar, es al que debemos asirnos con todas nuestras fuerzas y aprovechar las sinergias de esa arrebatadora energía que nos brinda. La Madre Tierra ha extendido su generosidad hasta la jornada de hoy, brindándonos un orto de verdadero ensueño, un orto que raya en lo irreal, un orto cuyo reflejo en los sueños del lago verdaderamente nos paraliza. Ese Ojo que todo lo ve, lentamente va calentando el ambiente, va llenando de luz el espacio, esa luz que pone nuestras miradas en contacto con los montes y los lagos, despertándolos, haciéndolos presentables a nuestro paso. Vamos a por ellos en esta segunda jornada.

El alba se nos echa encima
Dejando el camino atrás
            Retomamos los últimos cientos de metros de ayer para, desde esa atalaya sin par, despedirnos de este maravilloso entorno. Tras volver a pasar por el recóndito estany de Llastra nos incorporamos al circuito, abriendo con pasos nuevos nuestro deambular por estos bellos lugares. Nos encaminamos al mundo Peguera y Monestero, hasta cuyo collado nos volvemos a encaramar sin dejar de admirar esas cuencas, esos ojos de mirar serena, de mirar infinita. Casi dos horas de camino, cuando el ímpetu de voluntari@s, para la sobre faena del día, nos empuja a acometer el ascenso de un nuevo monte, el Monestero. Mientras el resto del grupo descansa y arremete el descenso, otro grupeto, con la ligereza de dejar las mochilas a buen recaudo, enfilamos la subida, que culminamos al cabo de tres cuartos de hora, y acompañados por tres miembros de Azuandarines, un grupo de amigos de Azuqueca de Henares unidos por esa pasión de andar los montes y de impregnarse de sus esencias. Una población ésta de Azuqueca que nos retrotrae a prolongadas épocas profesionales guardadas bajo siete llaves en las runas de la memoria. Estamos en un extraordinario lugar con trescientos sesenta grados de auténtica belleza y con varios cientos de metros de caída libre bajo nuestros pies. Hay que parar como sea ese carrusel de la memoria. Lo conseguimos.

En la cima del Monestero

Cielos de Monestero
            De regreso al collado. Mochila a la espalda… y a  seguir. La bajada es por la siempre incómoda glera, aunque hoy no lo es tanto, que nos va engullendo hasta el fondo de este circo. El llevar a gente por delante, que te marca visualmente el camino, y el haber frecuentes hitos, no nos hace sospechar que nos hemos desviado del sendero más cómodo, que evita un verdadero océano de bloques de granito que pone a prueba nuestra paciencia y creatividad durante más de una hora, seguido de un tramo de vertiginoso descenso por terreno mixto combinado por solitarios ejemplares de pino negro, los que van sobreviviendo a los mortales latigazos fruto de las iras de airadas tormentas, que con una simple chispa son capaces de terminar con cientos de años de vida entre las entrañas de retorcidos troncos.

Por suelos más amables
            Nuestro futuro se hace presente, y nuestros pies comienzan a pisar el amable suelo del fondo del valle al unirse con el sendero que no habíamos tomado, y que venía abrazado al arroyo. Un arroyo que da descanso y refresco a nuestra castigada piel. Más relajaditos ya hacemos el largo camino hasta el refugio de Mallafré, donde encontramos al resto de la cuadrilla, ya comiditos, y que amablemente aguardan a que les alcancemos en tal faena. Estamos en uno de los puntos emblemáticos del Parque Nacional. Los enhiestos Encantats nos han ido mirando de reojo a lo largo del rodeo que les hemos dado, y ahora podemos enfrentarnos a ellos cara a cara, y no, no nos defraudan. No sabemos quién desafía más, si ellos o los nubarrones que tienen por montera. Veremos, que aún queda tajo.

Estany de Monestero
Los siempre agradables cursos de agua
            Dejamos este rincón de paz y seguimos camino. Nos aupamos al estany de Sant Maurici, otro emblema del parque. Lo acompañamos mientras nos deja el sendero, que poco a poco se va aupando. Nos hace pasar por la cascada de Ratera, un mundo por descubrir, y que estamos a punto de hacerlo. Las aguas se precipitan con un doble sentimiento, jubilosas por agradar, por llevar sus esencias a la tierra media, pero algo tristes por abandonar sus orígenes, aunque sabedoras de que algún día regresarán.

Els Encantats reflejados en el estany de Sant Maurici
Cascada de Ratera
           El sendero sale a la pista, que alcanza el estany de Ratera, extenso, pero poco profundo. La pista llega hasta el mismo refugio, pero existe la opción de tomar un desvío para acercarse a un mirador, y es algo que algunos hacemos. La vista que nos brinda es la típica de este grandioso lugar, Els Encantats y el estany de Sant Maurici a sus pies. Volvemos a la senda, y entramos en un pequeño barranco por el que discurre el GR 11, y que alberga algún que otro lago, hasta que dejamos este itinerario que sube al puerto de Ratera, que haremos mañana, y se toma un desvío a la derecha que te va subiendo y subiendo, ampliando el campo visual, y dejándonos en la pista, a pocas decenas de metros del refugio. Unas decenas de metros que no se ha podido contener más la nube y que nos ha regalado una lluvia que, bueno, se lo perdonamos, menos no ha podido ser para el pronóstico que traíamos. 

Estany de Sant Maurici, con sus fieles escuderos Els Encantats
            Etapa larga la de hoy. Seis de la tarde. No queremos despedir este día sin hacer una merecida mención de Dora, guardesa, hija de guarda, hermana de cocinero, persona amable y encantadora que nos ha sorprendido por su diligencia y prestancia. Dicho queda.

Resumen técnico segunda etapa: Refugi Josep Mª Blanc – Refugi Amitges. 
Distancia: 16,9 Km. 
Tiempo total: 9h 35'. En movimiento: 5h 50'. 
D+: 1.415 m. D-: 1.365 m. 
Altura Máxima: 2.877 m. (Monestero). Mínima: 1.860 m.


 
A la salida de Amitges

Camino del Port de Ratera
            Martes, 21 de julio. Tercera jornada: Refugi Amitges – Refugi Colomers. Como todos los días, la noche hace su mejor trabajo y emplea toda su magia en transformar la atmósfera, de modo que, como la semilla que muere, cuando lo hace nos regala unos amaneceres para quitar el hipo. A la hora habitual, en torno a las ocho menos cuarto, ocho, abandonamos el lugar de pernocta y nos ponemos en marcha. Y lo hacemos contorneando otro reguero de lagos para llegar al puerto de Ratera, habiendo dado alcance al GR 11, del que nos despedimos ayer de él para llegarnos al refugio.

Hacia el collado, con el Ratera a la vista
            Los últimos vestigios del invierno se ponen a nuestros pies para que colaboremos en su sacrificio en aras de un monte totalmente estival. Se nos abre a la vista la vertiente del Valle de Arán. No sabemos si es por eso o no, pero lo cierto es que llegamos a los confines del Parque Nacional. Y claro, todo espacio ha de tener unos límites, pero parece que se establecen con criterios físicos, morfológicos, paisajísticos, no sé… En este caso, no encontramos esos criterios. El bello conjunto geológico continúa, los bellos montes continúan, los bellos lagos continúan, el bello paisaje continúa… quizá los despachos no… Pero nosotros a lo nuestro.

Estany del Port de Ratera
En la otra cima del Ratera
            Como en todos los grandes pasos del día, se establece el mismo plan. Hay quien descansa y sigue tranquilamente, y hay quien sube al pico de turno. En este caso se trata del Ratera, con sus dos muy próximas cimas. Seis somos en este caso quienes despojados de las mochilas nos apresuramos en degustar sus mieles. Una hora tiene la culpa, y otra entre estancia y bajada. Bien empleadas están. De nuevo al collado para abandonar el GR 11 y seguir el GR 211.4, que nos baja por el valle de Saboredo y nos hace recalar en su refugio, en el que teníamos previsto parar a comer, pero sólo hacemos lo primero, porque es pronto para lo segundo. Lo que sí hacemos es eso, parar y reagruparnos. No es ni la una y preferimos seguir, parece que hoy los nubarrones no van a ser tan benévolos.

Mirada infinita. Belleza infinita
            A través de una larga travesía horizontal, o casi, nos incorporamos al pequeño valle de Sendrosa, enterito, hasta arriba, hasta el collado del mismo nombre, que deja a la izquierda el pico también homónimo, que acometemos en solitario al no haber más voluntarios, pero animado por todos. Se trata de una senda que va serpenteando la cresta, como un horizontal Caduceo de Hermes, y en ocasiones montándola, pero bien. Conforme vamos avanzando, más lejana vemos esa cumbre, rota por el tiempo. Cielo oscuro, muy oscuro, por la zona de Aneto y Maladetas. Primer trueno, no te oigo. Segundo trueno, la cosa cambia. La drástica decisión hace cambiar el jadeante ritmo y nos pone en dirección al collado. Algo más de media hora dura el escarceo, al que nos hemos aventurado porque en la topoguía pone 40’ a cima… será con Iberia, que con Ryanair…

Nos alcanza el marrón
Ya estamos cerca
            En el collado nos juntamos con el resto, que ya marchaba, y continuamos todos juntos la bajada y acercamiento a Colomers, que se hace de rogar. Los nubarrones van dando muestra de querer venir también a nuestro encuentro, y lo hacen sin reparos, y su incontinencia se convierte en mojadina. Llegamos a la presa y alcanzamos visualmente el refugio nuevo, al que llegamos al casi cuarto de hora, que se nos hace largo. Cuatro de la tarde. Está enclavado en una orilla del lago de Colomers, y no dispone de agua caliente, aunque parece que sí de instalación… bueno, ya llegará. Mientras tanto, a practicar ópera en la ducha. La cena está amenizada por lluvia y más lluvia en el exterior, que refresca la atmósfera y purifica el ambiente. Otro día más, y van tres. Estamos en el ecuador.

Resumen técnico tercera etapa: Refugi Amitges – Refugi Colomers
Distancia: 13,9 Km. 
Tiempo total: 8h 25'. En movimiento: 5h 25'. 
D+: 1.115 m. D-: 1.350 m. 
Altura Máxima: 2.863 m. (Ratera). Mínima: 2.109 m.



A la salida de Colomers

Comenzando la jornada
            Miércoles, 22 de julio. Cuarta jornada. Refugi Colomers – Refugi Ventosa i Calvell. Otra nueva mañana que amanece serena, aunque con alguna nube de adorno, que tienen su reflejo en este lago de Colomers que gustoso las acoge aportando su frescura. Foto de formación… y al turrón. En las decenas de pasos que median hasta incorporarnos al circuito, se evidencia el mal estado de Caco, y al estar próximos al único punto de evacuación en las próximas 48 horas, toma la decisión de no castigarse más y abandonar físicamente, que no anímica ni mentalmente, estoy seguro, esta expedición, que está siendo dura por los desniveles y el terreno por el que discurre. Nos hace duelo, mucho duelo a todos, principalmente a ella, claro, pero es lo sensato, la imposibilidad de dar un paso sin dolor hace presagiar una lesión y no se deben correr más riesgos. José Luis la acompaña hasta la pista, por donde alguno de los vehículos públicos que hacen el trayecto, y que bajan vacíos desde el refugio, se hará cargo de ella hasta Salardú, al menos.

Amaneceres de ensueño
Despedimos a Caco
            Mientras tanto, los demás seguimos la ruta adentrándonos en el valle de Colomers, hasta el collado o puerto del mismo nombre, en donde se nos abre una nueva vista, un nuevo horizonte, una nueva cuenca, con sus lagos, claro, que tenemos que ir rellenando poco a poco con nuestra presencia. Tras echar un bocado, que compartimos con un buen número de vacas, es lo que hacemos, ir bajando hasta coquetear unos metros con el estany del Port de Caldes y volver a subir a otro collado, del que no hemos encontrado nombre. Establecemos contacto por radio con José Luis, que ya está llegando al lago.

Otras cuencas, otros lagos, otros cielos
            Hay que aclarar que este circuito afecta a nueve refugios, pero que no todos están en el itinerario. Los hay alejados de él, pero por los que se puede acceder a él. Por la gracieta de sellar el forfait con todos ellos, y tal y como se ha planteado nuestro periplo, se nos quedaba descolgado el de la Restanca, y si algo queríamos tendría que pasar por ir de propio. Estamos en el punto de hacerlo. También en el de hacer el Montardo, otro de los montes emblemáticos de la ruta. Un Montardo que se esconde entre las nieblas que van y vienen. Un Montardo que parece no querer saber nada con nosotros. Otro grupo de voluntarios nos prestamos para bajar a la Restanca, y volver a incorporarnos a la ruta. Pero hete aquí que los astros se alinean a favor de que no lo hagamos. Las nieblas que protegían el monte, lo dejan al descubierto bajando hasta el Port de Ríus, por donde hay que pasar para ir a ese descolocado refugio.

El Montardo nos espera, aunque éste es el hermano menor
Lagos en la cara norte
            Bueno, la decisión se toma de forma súbita y unánime. Nos vamos al monte. Preferimos no ver el refugio desde el monte antes que no ver el monte desde el refugio. Y dicho y hecho. Mochilas al abrigo de una gran piedra y ligeros para arriba. El camino va zigzagueando por terreno mixto, y tras atravesar la loma oriental, damos vista al norte, dejando la pequeña cima a nuestra izquierda. Encaramos el ascenso final a la cumbre principal, a la que llegamos al cabo de una hora. Las nieblas siguen yendo y viniendo, como un enorme telón hecho girones en un más enorme todavía escenario, que se nos muestra a su placer. Abrazos, fotos, y para abajo, sin dejar pasar la oportunidad para subir a esa más baja cumbre, que muestra sus vertiginosas paredes cara la vertiente que hemos de seguir.

En la cumbre del Montardo
Bajando hacia el refugio
            De nuevo en el cruce, y a seguir a buen ritmo, a ver si alcanzamos a los demás… Pero no, aunque el tramo es largo hasta el refugio, dos horas, son dos horas, aunque dicen que han parado a bañarse y a comer. Bueno, pues eso, ya estamos en el refugio. En esta ocasión es el de Ventosa i Calvell, al que llegamos antes de las tres y media. Aquí también se puede iniciar el circuito, accediendo a través del embalse des Cavallers. Tan afilados como las crestas que nos circundan, de nuevo se oyen sones de ópera en la ducha. Comemos los que no lo habíamos hecho, y tarde de relax. Y ese relax dura hasta que los que ya han pasado por esto nos muestran allá a lo lejos, pero lejos, lejos, y alto, muy alto, el paso de mañana. Se trata del collado de Contraix, el punto más alto del circuito sin contar los picos. Qué bien nos lo vamos a pasar mañana… A dormir.

Resumen técnico cuarta etapa: Refugi Colomers – Refugi Ventosa i Calvell
Distancia: 11,2 Km. 
Tiempo total: 7h 20'. En movimiento: 4h 35'. 
D+: 1.050 m. D-: 970 m. 
Altura Máxima: 2.833 m. (Montardo). Mínima: 2.135 m.



A la salida de Ventosa i Calvell
Estany Negre y artística fuente del refugio
            Jueves, 23 de julio. Quinta jornada: Refugi Ventosa i Calvell – Refugi d’Estany Llong. Con el flequillo pintado por el sol en los Besiberris y un pequeño nudo en la garganta nace esta nueva jornada, la quinta y penúltima de esta sensacional vuelta. Y decimos lo del nudo, porque nos sigue pareciendo igual de lejos, igual de alto, por no decir más que ayer, ese paso de Contraix. Pero como se hace camino al andar, dejamos este lago de ojo negro y rasgado y nos ponemos a ello. La genética granítica de esta vuelta se amontona en forma de grandes bloques, que de vez en cuando nos recuerdan que son imprescindibles para entender el paisaje, y como no hay logro sin dificultad, pues ahí los tenemos acompañándonos un día más. Hora y media de engañifla, por terreno mixto, sorteando bolos, falsos llanos, caminos de agua.

Exageradamente lejos y alto, este paso de Contraix
Últimos pasos antes del collado
            Cómodo lugar para echar un bocado y pronto al turrón de nuevo. El panorama, desolador, con el mayor realismo y crudeza, un enorme embudo se nos muestra. No hay escapatoria, nos hemos metido en una ratonera de la que no hay más forma de salir que con el paso a paso, todos distintos, todos quebrados, todos anhelando al siguiente, algunos evidentes, otros hay que pensárselos. Un centímetro fallido puede ser fatal. Infinita paciencia para llegar al collado tras más de cuatro horas desde el refugio. Lo hemos conseguido. Hoy no hay pico. Con sus 2.748 metros, ésta es nuestra cima, y lo mejor, compartida por todos.

Collado de Contraix, que sabe a cima
También hay lugares amables
            La bajada al estany de Contraix, salvo un par de manchas de nieve, también está llena de grandes bloques de granito. La llegada al lago alivia nuestro cuerpo y mente, dando un respiro de tanta piedra y dejándonos abrazar por las aguas del lago. Baño y comida. Reposo y a seguir bajando, que aún queda lo suyo. Los primeros compases siguen siendo por terreno duro, que al ir dejando atrás los enormes platós, se van suavizando. Casi otras dos horas y media hasta el fondo del valle y luego subir al refugio por la pista que hasta él llega directamente desde Aigüestortes, ese paraje que da medio nombre al parque. Visita al estany Llong, que nomina al refugio, y a cenar y a la piltra. Otro día que nos engaña favorablemente la predicción meteorológica. Pero a nuestras garrillas no hay quien las engañe.

Resumen técnico quinta etapa: Refugi Ventosa i Calvell – Refugi d’Estany Llong.
Distancia: 9,8 Km. 
Tiempo total: 9h 15'. En movimiento: 4h 20'. 
D+: 860 m. D-: 1.065 m. 
Altura Máxima: 2.748 m. (Coll de Contraix). Mínima: 1.907 m



A la salida de estany Llong
Estany Llong
            Viernes, 24 de julio. Sexta jornada: Refugi d’Estany Llong – Refugi Colomina. Salimos del refugio para inmediatamente meternos en el bosque. La progresión, aunque con desnivel, nada que ver con la de estos días pasados, mucho más cómoda. Vamos subiendo y subiendo, hasta que tomamos perspectiva sobre el valle y podemos ver a poniente el paso de ayer, el salvaje Contraix, como que se riera de nosotros, pero seguro que no lo hace con mala intención. De todas formas, pronto le damos esquinazo, porque nos metemos en el valle de Dellui, con sus lagos, cómo no. La subida al collado no representa excesivo esfuerzo.

Mundo Contraix, que se queda atrás
Subiendo por el valle de Dellui
            Lo que sí exige un plus es la subida al pico. Bueno, en realidad hay dos en el punto de mira, el Dellui y el Nariolo más adelante, pero creo que ese va a tener que esperar mejor ocasión. Mientras unos bajan, otros subimos. Éste no tiene ninguna dificultad técnica, y como el camino de todos los anteriores, está bien provisto de hitos, además de salir en el mapa del GPS, por lo que la progresión es muy sencilla. La cima, espectacular, como todas también, con vista a dos, tres, infinitas aguas. Y no sólo con vistas, sino con oídas, porque hay cobertura telefónica y aprovechamos para hacer los contactos pertinentes, entre los que se encuentra el hablar con Caco, que nos dice que ya se está tratando de su lesión. Besos y abrazos, y para abajo. Collado y más allá.

En la cima del Dellui
Nariolo, que dejamos para otra ocasión
            Conforme vamos descendiendo vamos viendo más claro que tenemos la otra parte del grupo a orillas de uno de los lagos, muy mermado, por cierto. Comemos con ellos y seguimos la marcheta hasta varios lagos más abajo topar la con el Tort y su estrecha vía férrea en desuso, que nos conduce al punto de entrada de hace una semana, y posteriormente nos direcciona hacia el Colomina, no sin antes ser pasto de la última tormenta de estos días, que empieza con ganas, pero parece que se arrepiente y nos deja llegar sin pasar a mayores.

Comiendo, ya reagrupados
Ceremonia de iniciación
            Poco más de las tres y media de la tarde son cuando damos por terminada esta sexta y última jornada. Unas  caprichosas brumas adornan la tarde. Tras la cena, la ceremonia de clausura. El enano abate Luis, asistido por el correligionario José Luis, ofician los actos de iniciación de los neo catecúmenos Fernando y Armando, en los que están incluidas  las entregas de los presentes ganados en tal excepcional vuelta.

Resumen técnico sexta  etapa: Refugi d’Estany Llong – Refugi Colomina
Distancia: 13,4 Km.  
Tiempo total: 8h. En movimiento: 5h 15'. 
D+: 1.235 m. D-: 815 m. 
Altura Máxima: 2.800 m. (Pala de Dellui). Mínima: 1.992 m



Cielos de Saburó (foto de Fdo Cebrián)
Cielos de la Val Fosca (foto de José Luis)
            Sábado, 25 de julio. Etapa epílogo: Refugi Colomina – Estany Sallente. Tras las lluvias de ayer, que fueron menos de lo que quisieron, hoy amanece una mañana con nieblas en los valles. Nieblas que llegan hasta nosotros, y que por las alturas se van quedando en esas brumas que el viento mece a su antojo, creando un ambiente especial, monocolor, pero especial. Con el ritual de todos los días, pero sabedores de que el itinerario es corto, emprendemos esta última jornada para salir del circuito por donde entramos.

Nos lo hemos ganado
            El ambiente un poco más apagado, también nos contagia. Cada uno a lo suyo, quizá con la mente puesta ya en otros asuntos, en los que nos vamos a encontrar al salir de aquí. Entre unas y otras cosas, abandonamos estos lugares con una sensación agridulce. Son las dos caras de la misma moneda. Por un lado, ganas de llegar a casa… pero por otro, duelo por abandonar este extraordinario entorno. Nos vamos gozados, muy gozados. Tomamos el teleférico de las 8:30 y el rumbo a casa.

Resumen técnico etapa epílogo: Refugi Colomina – Estany Sallente
Distancia: 2,2 Km. 
Tiempo total: 50'. En movimiento: 35'. 
D+: 30 m. D-: 295 m. 
Altura Máxima: 2.400 m. (Ref. Colomina). Mínima: 2.129 m



             Seis duros días de circuito que más las etapas en entrada y salida, han sumado ocho jornadas de pateo por estos montes, en las que se ha vivido intensamente esa pasión por este oficio. Nuestros caminos se han unido con los de las montañas, se ha sentido con ellas, se ha respirado con ellas, se ha batallado con ellas, se ha subido con ellas. Todo se ha hecho con y por ellas, y es tanto lo que nos llevamos de ellas que siempre estaremos en deuda con ellas. A pesar de la monodia del terreno volvemos enriquecidos, porque cada valle es distinto, cada monte es distinto, cada lago es distinto, cada día ha sido distinto, como distinta ha sido la luz que nos alumbra y el agua de los arroyos. Hemos compartido esfuerzos, momentos, lugares, caminar y camino, continente y contenido en definitiva, por estas tierras salvajes, y sólo podemos mostrar agradecimiento por todo y por todos. De modo que… hasta la próxima… porque… habrá una próxima, no? Seguro que sí.                                              


Según la página oficial de la ruta: http://www.carrosdefoc.com/, los datos del circuito son:
Refugios: 9
Duración: 5/7 días
Distancia: 55 km
Desnivel: 9.200 m (D+ + D-)
Altura media: 2.400 m
Cota máxima: 2.745 m (Coll de Contraix)

Al haber formado parte de todas las ascensiones, nuestro GPS arroja los siguientes datos:
Refugios: 8 (todos, salvo Restanca)
Duración: 6 días (+2)
Tiempo total: 51h 35’
En movimiento: 30h 50’
Distancia: 79,5 km
Desnivel: 13.530 m (D+ + D-)
Cota máxima: 2.912 m (Tuc de Saburó)
  

El reportaje completo de fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/CarrosDeFoc



Los tracks, en:
Et. 0. Estany Gento – Colomina: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10333366
Et. 4. Colomers – Ventosa i Calvell: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10333586
Et. 5. Ventosa i Calvell – Estany Llong: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10333619
Et. 6. Estany Llong – Colomina: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10333643
Et. 9. Colomina – Estany Gento: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10333664

2 comentarios:

  1. Encantado de haber compartido estos día con mochila en la espalda, cansancio en el cuerpo y alegría en la mente.
    Ahora, desde el décimo refugio, el hogar, aquellas piedras me parecen más pequeñas.
    Pero como otras aventuras nos esperan, el petate vuelve a estar con la boca abierta para que lo alimentemos.
    Un abrazo Chema.

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    1. Gracias, José Luis. Yo también he disfrutado mucho del caminar y del camino. En todo ello está incluida, naturalmente, la compañía. Volveremos a vivir nuevas aventuras juntos. Sin duda.

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