domingo, 31 de agosto de 2014

Ordesa desde el alero. Faja de las Flores

AQUERAS MONTAÑAS
Faja de las Flores (2.450 m)
y Tozal del Mallo (2.254 m)
Viernes, 29 de agosto de 2014




            El desarrollo de la raza humana ha sido secularmente por tierra. Cuando necesitó más expansión vinieron las conquistas marinas. Y luego… luego sólo quedaba el aire, que ha ocupado los sueños de los precursores, de los atrevidos, de los osados. Algo de esto último hay que tener para teniendo los pies en el suelo subirse a uno de los aleros de Ordesa, desde donde se tienen las vistas más espectaculares del cañón y de los montes cercanos, sin obviar, naturalmente, todo el cordal de Monte Perdido, desde la Punta de las Olas, hasta los Gabietos. Un lugar sin duda emblemático, y no sólo del Parque Nacional, sino del Pirineo entero.

Primeras trepadas
            Con estas expectativas, y con un no muy buen augurio de tiempo, salimos con Sara y Ástrid para su bautizo fajero. En época estival está restringido el acceso de turismos a Ordesa, por lo que hay que dejarlo en Torla y tomar el autobús, que por unos segundos se nos escapa el de las ocho, pero no preocuparse, cada quince minutos sale otro. El nuestro con cuatro gatos. Mañana indecisa en lo meteorológico. Nubes por arriba desperezándose, nubes por abajo ya desperezadas, y que más nos preocupan, quizá por eso, y porque en privado se hayan citado sobre nosotros a lo largo de la jornada. Iremos viendo, siempre hay tiempo de rectificar.

En la chimenea
            La Faja de las Flores es un itinerario prácticamente llano, colgado como a unos 2.400 metros de altitud, que son en vertical más de mil sobre la Pradera, y que recorre el macizo del Gallinero, uniendo el circo de Cotatuero con el de Salarons. Se puede hacer en las dos direcciones. Por Carriata, parte inferior de Salarons, hay dos alternativas, clavijas o sendero por la Fajeta, que también tiene sus tramos de trepada. Y por Cotatuero, por sus clavijas, que no tienen alternativa. Éstas últimas llevan asociada una pequeña chimenea, con clavos algunos doblados, y muy espaciados, al menos para los que no llegamos a la talla media. Hay que añadir que es un cauce natural de agua, y que normalmente está mojada, o incluso escurre agua. Todo esto lo decimos porque siempre es más aconsejable pillarla de subida que de bajada, por lo que la mejor dirección para disfrutar de la faja es la de este a oeste, es decir, la de salida del valle.

En las clavijas de Cotatuero
                Pues bien, esa decisión hemos tomado antes de ponernos a andar, que lo hacemos desde la Pradera en dirección a la entrada de Cotatuero. Muy poca gente en el valle. Nadie en nuestro camino, que vamos haciendo subiendo por el bosque, por un bosque desorientado, desconcertado, no entiende qué está pasando con el tiempo que tantas variaciones tiene, con las estaciones que también han perdido su esencia, su rumbo, su norte. Es algo que aturde, que desequilibra a los seres vivos, y si la salud es equilibrio... Con estas y otras reflexiones vamos subiendo impenitentemente por un camino de bosque que deja entrever, y creemos que va en aumento, ya demasiados ejemplares de árboles cuyos habitantes se han ido a morar a otros sitios. Quizá tenga relación con lo que estamos diciendo. 

Con el circo colgado de Cotatuero
            Pero sigamos. El trazado del camino nos va acercando al cauce del barranco, y es algo sonoro, es algo de lo que nos vamos apercibiendo. Media hora larga y llegamos al abrigo de troncos, muy próximo a ese puente desde el que se inicia la Faja Canarellos, que acerca al caminante hasta el Circo de Soaso. Un cuarto de hora más y dejamos a nuestra izquierda el desvío para otra faja, la de Racón, hermana pequeña de la que hoy nos ocupa, y que recorre el mismo macizo a menor altura.




Clavijas de Cotatuero
Foto de época de todocolección.net
            Al cabo de hora y media escasas llegamos ya a la otrora infranqueable muralla que cierra este Circo de Cotatuero. Merece la pena detenerse un poco ante esto. Muchas leyendas e historias se entremezclan a uno y otro lado de los Pirineos. El hombre siempre ha buscado pasos para permeabilizarlo y hacer más fáciles sus tareas de pastores, peregrinos, cazadores, contrabandistas, arrieros, que de una u otra forma siempre han querido mermar la dificultad que han ofrecido algunos de los pasos que ofrecían acortar distancias. En esta ocasión, estamos hablando de la ruta más corta entre Torla y Gavarnie, que tiene su paso natural por la Brecha de Rolando, y como acceso por Ordesa, por este Circo de Cotatuero.

            Fue Bartolomé Lafuente, a la sazón herrero de Torla, el que recibió en 1881 el encargo del cazador inglés Edward Buxton, para fabricar e instalar 33 clavijas en este imposible paso. Se dice que fue la primera equipación de España, y que fue el mismo Lafuente, el que ayudado por su paisano y pescador de truchas Miguel Bringola el que las colocó taladrando la roca. También se sabe que el coste para el inglés fue de 250 pesetas de la época. Y también, que no las usó, porque por motivos familiares tuvo que volver a Londres, y ya nunca regresó. Evidentemente, los precursores del montañismo no vieron con buenos ojos ese “ultraje a la montaña”, pero con el tiempo, no sólo se fueron acostumbrando a ellas, sino que las pasaron y traspasaron. Como nosotros.

Tobacor
          Tomando las debidas medidas de seguridad, acometemos la subida por la chimenea para encarar ya el paso de las clavijas. Suspendidas en los abismos de Cotatuero, se van pasando horizontalmente, hasta alcanzar los últimos pasos en vertical. Una corta trepada nos sube a un plató por cuyo seno se deslizan las aguas de este barranco ignorantes de lo que les espera. Algo muy común en los seres vivos. Este plató es la antesala de un precioso valle colgado que visualmente nos va a acompañar durante toda la subida hacia la entrada a la faja. Para ello hay varios itinerarios, unos más largos y suaves, y otros más cortos y abruptos. Optamos por uno de estos últimos, que primeramente nos va subiendo por sendero de hierba, flanqueado por enormes colonias de lirios que con su color azul intenso, viven su primavera particular. El contrapunto lo da algún ejemplar albino. Precioso. Conforme vamos ganando altura, conviven con pobladísimas colonias también, de Edelweiss.



Pico Blanco, Taillon, Dedo, Falsa
Brecha, Bacillac, Brecha y Casco
            Nos enfilamos hacia un enorme murallón calizo, con muchas canales que lo superan, pero no todas son válidas, además hay senderos que te despistan. Hay que estar muy atento a los hitos, para salvarla sin más dificultad que la propia de la pendiente. Una zona kárstica nos da la bienvenida a este mundo de espacios casi infinitos, cerrados al norte por el largo cordal que va desde los Gabietos, que miran a Bujaruelo, y la Punta de las Olas, que mira al collado de Añisclo. Entre unos y otros, el Pico Blanco, Taillon, Dedo, Falsa Brecha, Bacillac, Casco, Marboré y sus Cascadas, Espalda y Cilindro, Boudrimones, Soum de Ramond… y entre estos últimos, la joya de la corona, el Monte Perdido.

Marboré, Cilindro, Perdido, Soum
de Ramond y Punta de las Olas
            Sin ensimismarnos demasiado, que aún queda mucha tela que cortar, nos aupamos ya definitivamente hasta una enorme roca que, a la misma altura que la faja, marca ya el camino de acceso, que nos deja en otra gran piedra también. Aquí nos despedimos de estas vistas norteñas que tanto nos han embelesado y que hay que hacerles un buen sitio en nuestra memoria, ya empañadas por las primeras nubes que comienzan a engullir las alturas. Bien. Comenzamos la Faja de las Flores, que a lo largo de sus 3 kilómetros recorre las alturas de la Punta Gallinero. Algo menos de una hora de auténtico éxtasis visual y emocional para recorrer este singular itinerario de difícil acceso.

Disfrutando...
            A mitad de recorrido es cuando nos cruzamos con los primeros seres vivos de dos patas en todo el día. Una pareja de ingleses entrados en años. Otra pareja de jóvenes. Y otra. Nada más. Al llegar al Circo de Salarons ya vamos viendo las intenciones, las negras intenciones de los nubarrones que como sospechábamos se han dado cita sobre nosotros. Son casi las dos de la tarde y toca bajar. En un cuarto de hora nos presentamos en un plató en la parte superior de Carriata, donde está el desvío para las clavijas o la Fajeta. También, aunque no lo indica, se puede tomar el sendero para ir al Tozal del Mallo, que ahí está en su soledad, y que vamos a remediar, al menos por unos momentos.

... de la travesía
            Por agradable camino de tasca primero, y asomándose ya a los abismos en segundo término, nos acercamos hasta el collado que lo une a los inmensos paredones de Mondarruego. Cuatro pasos más y llegamos hasta la cima de este emblemático mallo, guardián desafiante y altivo de la entrada a Ordesa, pero asequible y manso desde estas alturas. Poco tiempo, muy poco tiempo en la cumbre, porque las nubes van avisando poco a poco. Volvemos al plató del cruce y tomamos la opción de la Fajeta, que si bien no tiene el inconveniente de bajar las verticales clavijas, no está exenta de dificultad por los destrepes que vamos encontrando. Media hora de adrenalina pura antes de llegar a la sirga. Y otra media hora ya de buen sendero para alcanzar el desvío de la Faja de Racón, por donde comienza ya a llover, débil pero persistentemente, que sólo aliviamos con la entrada en el bosque.

            Salimos a Casa Oliván, y en dos patadas subimos a la Pradera, donde el autobús de las cinco está presto para salir, y lo hace con nosotros. Cansados, pero felices, porque hemos hecho todo lo planeado y el tiempo, para lo que se preparaba, aún nos ha respetado. Han salido 16,7 km, en 8h 15’ de tiempo transcurrido, con 4h 50’ en movimiento, para hacer unos 1.400 metros de desnivel positivo acumulado, y lo mismo de descenso. Gracias a estas campeonas, por haberme acompañado en esta excepcional ruta.


Las fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/FajaDeLasFloresYTozalDelMallo

El trac, en:

6 comentarios:

  1. qué bonito es ser partícipe de un relato tan bien hecho para otros posibles caminantes.Qué bien lo pasamos y qué lugar, sigo soñando con él.

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    1. Sí, lo pasamos bien. Gracias por vuestra participación.

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  2. Con esta descripción no se puede perder uno entre Fajas y Clavijas...
    Gracias por hacernos recorrer estos únicos parajes que a te llenan de adrenalina.

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  3. muy guapa descripción, lo haré un día y soñaré como vosotros

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    1. Me alegro de que te haya gustado... y sigue soñando...

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