domingo, 24 de agosto de 2014

Montañas de Rila y Pirin, encrucijada de caminos I

AQUERAS MONTAÑAS
Bulgaria I. La montaña de Rila. 
Sábado 2 a miércoles 6
de agosto de 2014



            Dentro de las infinitas manifestaciones del ámbito natural, hay una que nos fascina, y es el mundo de las montañas, que como decía Joaquín Araujo, es tierra que casi vuela. Y esa fascinación es la que nos impele para acudir a su base para recorrerla, para acariciarla, para saborearla, para dejarnos engullir por ella, para que sea nuestro imponderable alimento durante unas jornadas. En busca de todos esos valores, nos vamos de nuevo hacia esos gigantes del horizonte, vamos de nuevo hacia esa Conquista de lo Inútil, en palabras de Lionel Terray, pero visto siempre como el camino a recorrer para llegar a algo quizás aparentemente inalcanzable, pero útil de cualquier modo, que representa esa lucha, esa tensión por superar nuevos retos. Ese Alto Ideal que siempre se perfila en el último horizonte, y que nos empuja hacia las alturas.

Logo de la agencia local
       Para esta ocasión, hemos elegido la península balcánica, hemos elegido unas montañas de Bulgaria, hemos elegido dos grandes macizos, el de Rila y el de Pirin, que al sur de los Balcanes, albergan las mayores cimas del país. Bulgaria ha sido, y lo sigue siendo, una encrucijada de caminos, azotados históricamente a todas caras por invasiones de pueblos dominantes que han ido dejando su impronta. Y es algo que se nota especialmente en el mundo rural, muy enraizado en su pasado y sustentado fundamentalmente por la extensión que se hizo en la Europa Oriental de la Iglesia Ortodoxa, a partir del llamado Cisma de Oriente, cuando se separó de la Romana, allá por el año 1054.

            Podríamos extendernos, pero vamos a lo que nos interesa, que son las montañas y nuestras relaciones con ellas, que vamos a contar en dos entregas, una por cada uno de los macizos visitados. Comenzamos por el de Rila, del que podríamos decir que está formado por granitos y rocas magmáticas paleozoicas, formándose esta pequeña cordillera a partir del último periodo glacial, hace entre diez y doce milenios.


Mapa físico de Bulgaria (wikipedia.org)

            Sábado, 2 de agosto. Jornada de tránsito a la ida. Unos desde Zaragoza, la mayoría, y otros desde Sallent y Jaca, partimos con las mochilas cargadas de ilusiones y de expectativas camino de Barcelona, en cuyo aeropuerto no parece que reine hoy la coordinación entre nuestras ex líneas aéreas y las búlgaras. Los paneles informativos se resistían a aceptar la realidad, que no era otra que la de un retraso que se iba acumulando y acumulando, y cuya explicación fue que no tenían previsto, en Iberia decimos, el despacho de nuestro vuelo. Sí, no preguntes. Finalmente lo hacen, y el embarque lo hacemos acompañando en sus últimos estertores a un sol que, cansado de no poder ya con alguna nube traicionera, se va a dar lección a otra parte y nos despide con un guiño a través de la ventanilla del avión. Un avión que en tres horas nos lleva a Sofía, donde es como si hubieran pasado cuatro, pues hay que adelantar una más por la diferencia horaria. Es algo que nos recuerda Nely, nuestra inseparable guía, que lo va a ser hasta que volvamos a este aeropuerto dentro de once días.

Acogida de Nely en el aeropuerto
            Nuestro Dimitry particular, que con su mini bus y remolque también se hará inseparable, nos lleva al centro de Sofía, en uno de cuyos hoteles, el City Hotel, nos alojamos, y en el que también lo haremos al regreso de la montaña. Cena fría, y gracias, mientras Nely, en perfecto castellano, nos habla en general de lo que van a ser estos días, y en particular el de mañana. Y sin más dilación, a la piltra, que aunque no se madruga mañana, ya es tarde, muy tarde, tanto como que ya estamos en ese mañana.


Montañas de Rila (megaconstrucciones.net)

 PARQUE NACIONAL RILA

            El Parque Nacional Rila es uno de los tres existentes en Bulgaria, y junto con el de Pirin, alberga las montañas más altas del país, situadas al suroeste de su territorio, entre el valle del río Struma y las montañas Rhodopes, entre la meseta Samokov y las montañas Pirin, que también visitaremos. A su nombre, que viene de “Roula”, se le atribuye procedencia tracia, con el significado de “montaña bien regada”, es decir, con abundancia de agua, con motivo de su profusa cantidad de restos glaciares, como son sus lagos. Sus montañas, de redondeadas formas, se consideran la parte más antigua de los Balcanes, estando compuestas por granito y rocas magmáticas, cuyo relieve se ha ido formando a partir de los últimos 10 ó 12 milenios, tras las últimas glaciaciones, creando los valles, circos y lagos que hoy en día conocemos. El Musala, con sus 2.925 metros de altitud es la cumbre del macizo y de toda Bulgaria. En su seno se encuentra el Monasterio de Rila, fundado en el siglo X por San Juan de Rila, canonizado por la iglesia ortodoxa, y que fue el germen de la vida espiritual y social de la Bulgaria medieval y su posterior época de renacimiento. Nombres, fechas, lugares, circunstancias… a qué nos sonará todo esto?


Prestos para salir de Zeleni Preslap
            Domingo, 3 de agosto. Primera jornada de monte, y la comenzamos con suavidad, sin madrugar, tanto así que son las nueve y cuarto cuando cargamos nuestros pertrechos en el remolque y nos dirigimos a la salida de la ciudad, no sin antes pasar por un garito de cambio, donde un elemento, con evidente cara soviética ve aumentar sus arcas de euros y disminuir las de leva (plural de lev, moneda búlgara). Definitivamente, tomamos dirección sur, hacia la inconfundible silueta del monte Vitosha. En un par de horas nos plantamos en Zeleni Preslap, un pequeño hotel de montaña donde comienzan nuestras andanzas tras repartirnos el avituallamiento para dos días.

Albergue de Skakavitsa
            Después de las alas y las ruedas, son las piernas las que toman el protagonismo. Ya era hora. Nuestros pasos nos llevan por el bosque, por ancho camino, que al convertirse en sendero comienza ya a inclinarse lo suyo. Poco a poco vamos entrando en el dominio Skakavitsa, y en cuestión de una hora alcanzamos el albergue, muy concurrido de público en general, atraído por la visita a la cascada del mismo nombre, que con sus más de 70 metros es la más alta de toda la montaña de Rila. Y a ella vamos, no sin antes hacer un pequeño descanso, excusa para deleitarnos con los cantos populares que un reducido grupo de viejas glorias lanzan a los cuatro vientos acompañados por los sones de un más que amortizado acordeón y un ancestral instrumento de percusión.

Bellos ejemplares de genciana
            Ahora sí, por entre bosque y enormes ejemplares de flores que todavía gozan de su primavera particular, salimos al terreno de los bolos para, junto al río, acercarnos al pie de la cascada. Tres cuartos de hora de tranquilo caminar para salvar los ciento veinte metros de desnivel. Gente subiendo y bajando. Es nuestro turno, y lo aprovechamos. Alguna foto, y para abajo, que nos esperan las viandas en el albergue. Primera comida de campaña, y conforme va pasando el tiempo se va viendo el cielo más concurrido de negros nubarrones que no se quieren perder la fiesta. Ah, que, ¿hay fiesta? La que traigan ellos. Veremos. Por si acaso, los cantores ya han marchado. Y nosotros, en menos de hora y media, también. Y lo hacemos dejándonos deglutir por un imponente bosque de enormes coníferas, que nos va subiendo hacia los pastos de montaña, hasta alcanzar el terminal superior de uno de los arrastres, desde donde hacemos un brusco giro al este para ir bajando al refugio de hoy, que ya vamos teniendo a la vista, así como nuestro objetivo de mañana, el Malyovitsa, y los primeros lagos.

Foto de grupo a los pies de la casca Skakavitsa
Acariciando las lomas
            Entramos en el dominio de los Siete Lagos de Rila, auténtico vestigio de la última glaciación, un lugar de extraordinaria belleza y de innegable magnetismo, no en vano es frecuentado por los seguidores de Beinsa Douno, nombre espiritual del Maestro Peter Deunov, nacido en 1864 en Varna, hijo de un pope ortodoxo, que tras estudiar teología y medicina en EEUU, regresó a su patria natal para dedicarse a la práctica espiritual, profundizando en el aspecto místico y esotérico del cristianismo. En 1900 funda lo que dio en llamar la Fraternidad Blanca Universal, viajando por todo el país difundiendo sus enseñanzas, estableciéndose finalmente en Sofía, y contando con más de 40.000 discípulos al final de sus días. Muchos de los actuales seguidores de este movimiento los vemos acampados junto al segundo de los lagos, ya que estamos en los días previos a la celebración de su gran fiesta, de la que mañana hablaremos.

            Por hoy, poco más. Encuentro con Lola, que su convalecencia le ha obligado a subir en el telesilla, y llegada al refugio, con el habitual ritual en estos casos, entre lo que se incluye la charleta en la que nos informa Nely del plan de mañana. Cena y a la piltra. Los datos de hoy son: Distancia: 8,4 Km. Tiempo total: 6h. En movimiento: 3h 30'. Desnivel positivo acumulado: 835 m. Negativo: 335 m.

Grandes espacios de Rila, con el Malyovitsa al fondo a la derecha 


            Lunes, 4 de agosto. Segunda jornada de monte, que damos comienzo desde este magnético lugar, como muestran los seguidores de este movimiento espiritual que se levantan antes que el sol para prepararse a contemplar su llegada. Y es algo a lo que nos hemos sumado mimetizándonos con el entorno, asistiendo a ese derroche de generosidad en forma de luz, calor y vida. Desayuno y a comenzar esta etapa, que se presume emotiva.

El sol se abre paso sobre Rila
Transitando entre los lagos
            Nosotros en foto de grupo, las saetas del reloj escapándose de las ocho. Al monte. Los primeros pasos coinciden con los últimos de ayer, y poco a poco, como va llamando el sol a la vida, seguimos ascendiendo mientras vamos tomando perspectiva de este singular espacio, habitado por estos enormes ojos de mirar infinito y cuyo lacrimal va desbordando de uno a otro. Paso tras paso, cubeta tras cubeta, lago tras lago. Un poco antes de llegar al llamado “Riñón”, por su evidente forma, dejamos a la izquierda una enorme explanada marcada por varios círculos concéntricos, sobre la que los hermanos de la fraternidad, cientos de ellos, bailan la Paneurritmia, una danza creada por Peter Deunov con la que tratan de establecer unión con el cosmos a través de armoniosos movimientos acompañados por música de violines y coro, compuesta también por el creador de la danza.

A los cuatro vientos. Paneurritmia (mydestination.com)

Bailando con nieblas
            Las nieblas acuden a nuestro encuentro, y parece que ensayen ya los pasos para no perderse la fiesta que se celebrará en los próximos días. Una franca atalaya nos permite una visión global, la última se nos antoja, de este singular lugar, antes de alcanzar el pico Ezerni, que sobrecoge por la cantidad de hitos de piedras acumulados en su cima, aderezado por las brumas reinantes. Seguimos por estos puertos, que dan vida a extensas cabañas de caballerías que pasan por aquí este exiguo verano. En nuestras andanzas por estas crestas, pasamos por el pico Dodov, de 2.661 metros, que anda entre brumas, que no impiden que al bajarlo vayamos dando vista ya al valle de Rila, en cuyo seno se encuentra el monasterio del mismo nombre, y que visitaremos el último día, dando buena cuenta de él cuando llegue el momento. Hora y media más de cresteo por suaves lomas dando vista a dos aguas, median hasta llegar a una antecima del Malyiovitsa, cuya cumbre (2.729 m) alcanzamos en breve, y desde donde se tiene una panorámica excepcional sobre el entorno.

Mayencos en el Malyovitsa
              Comenzamos el descenso, y en una hora más nos presentamos en las orillas del Elenino Ezero, uno de los cientos de lagos de origen glacial que hay en estas montañas. Medio baño, comida y reposo, y otra hora y media de continua bajada para llegar al albergue, donde la cebada fermentada y líquida nos tienta, ofreciendo poca resistencia, y que compartimos también con Lola y Luis, que han subido paseando desde el centro alpino Malyovitsa, donde se encuentra el hotel de montaña Alen Mak, donde nos hospedamos esta noche, y al que han llegado con el apoyo logístico de bus y remolque. Habitaciones, aseo, reunión, cena… en fin, lo que más a gusto hacemos todos los días tras varias horas de subir y bajar montes. Los datos de hoy son: Distancia: 18 Km. Tiempo total: 10h 50'. En movimiento: 6h 40'. Desnivel positivo acumulado: 1.040 m. Negativo: 1.440 m.

Panorámica de los Siete Lagos de Rila (wikipedia.org)

Entre flores subiendo al dominio Musala
            Martes, 5 de agosto. Tercera jornada de monte, que comenzamos sobre ruedas, parando en el supermercado Billa de Samokov para comprar el aprovisionamiento para estos dos próximos días, que como en los anteriores, va a mediar una noche en la montaña sin apoyo logístico. A diferencia de rutas realizadas en años anteriores, en esta ocasión no son los refugios/albergues/hoteles los que nos proporcionan la comida de monte, sino que es la organización local la que se ocupa de las adquisiciones, repartiéndonos a continuación el peso del suministro y poniéndolo en común a la hora de comer.

Entre pinos enanos
            Nos dirigimos a Borovets, el centro alpino más antiguo de Bulgaria. En un punto determinado de la carretera de ascenso, ya en pleno bosque, comienza la andadura de hoy, que al ser comienzo del ciclo de dos jornadas, la hacemos cara a la montaña. Una montaña que comienza a ser regalada por unos cielos que se van cubriendo de nubarrones dispuestos a todo. Dos horas y media largas de subida por pista nos van introduciendo en este valle, que también alberga instalaciones de la estación. De hecho, a punto de llegar a una de ellas, abandonamos la pista para meternos por un sendero bien trazado, pero asfixiado por la vegetación, especialmente por pinos bajos, y que en el primer tramo se hace incómodo por tenerlo que compartir con un arroyo de agua que campa por sus fueros.

Comiendo en el refugio.
            Nuestro objetivo de mañana, el Musala, ya lo vamos teniendo a la vista. El pulso se acelera. Vadeo de río, y en poco más llegamos al albergue del mismo nombre, situado a la entrada de un circo salpicado también de lagos, y con unas construcciones modernas que no se merece el entorno. Prietos bajo el alero, para resguardarnos de las primeras gotas de agua, echamos un bocado, para emprender ya el ascenso final, también entre granitos y lagos, que en hora y media, y ya bajo la lluvia, nos deja en el refugio de hoy, en el Ledeno Ezero, o Lago de Hielo, que con sus 2.710 metros de altitud ya forma parte de este lago a los pies del Musala. Un lago que contemplamos, un lago que nos absorbe, un lago que nos atrapa, un lago que nos roba el alma, y que se la pedimos, y que se la reclamamos, y que se la suplicamos, y que nos dice que miremos arriba, que allí la tenemos, momento en el que una sensación como nunca antes habíamos tenido nos impulsa a subir a esta magnética cumbre, que alcanzamos en menos de media hora.

Llegando al refugio Ledeno Ezero
La culeca y las petites poulettes
            El tiempo se detiene. De nuevo nos encontramos con lo más íntimo de nuestro ser, las sensaciones son indescriptibles. Se juntan y archivan en las runas de la memoria junto con las de los círculos de los Siete Lagos. Círculo y cumbre, dos símbolos de inagotable significado, y que, al estar previsto subir mañana, hemos compartido únicamente con Sara, que nos ha acompañado impulsada por el temor de que mañana contáramos con la presencia de niebla debido a la humedad con la que está terminando esta jornada. Hoy era opcional la subida… y lo hemos aprovechado.

            De nuevo al refugio, donde nos encontramos a una buena parte del grupo contemplando con envidia el descenso de unos sarrios por paredes imposibles. Cena temprana y al catre, no sin antes asistir a la empolladura de dos petites poulettes por parte de nuestro noecatecúmeno particular. Y a dormir… bueno, al saco. Los datos de hoy: Distancia: 10,5 Km. Tiempo total: 6h 45'. En movimiento: 4h 30'. Desnivel positivo acumulado: 1.320 m. Negativo: 45 m. Datos del grueso del grupo, es decir, sin subir el Musala hoy.

Refugio y Lago Helado, desde la cumbre del Musala


Descendiendo del refugio
            Miércoles, 6 de agosto. Cuarta jornada de monte, y que comienza pronto, muy pronto. Le ganamos la batalla a la mañana, pero ella ha comenzado a trabajar antes. Amanece triste, lluviosa, peor que las brumas que ayer nos imaginamos. Nos alegramos de haber hecho ayer los deberes con el pico, aunque tengamos que repetir hoy, pero las condiciones son distintas. De hecho se barajan varias posibilidades, la más rompedora es que como siga lloviendo será más conveniente hacer el descenso por donde vinimos ayer, que es más corto, y es por la que finalmente se opta, de modo que se dejan las mochilas en el refugio y se sube con ropa de agua, salvo Sara y yo, que visto lo visto no repetimos.

Foto de grupo en la cima del Musala (desconozco el autor de la foto)

Productos locales
            Al cabo de dos horas, y ya con el tiempo más sereno, vuelve el grupo de la cima y nos disponemos a descender. Y lo hacemos de tiro hasta el albergue en el que ayer comimos, donde hoy almorzamos. Al tiempo de salir se pone de nuevo a jarrear, por lo que se desaconseja pasar por el tramo de los pinos enanos, optando por tomar la pista que nos lleva hasta la terminal superior del telecabina de Yastrebets, donde hacemos una prematura comida, pero que nos sabe a gloria, colgados sobre todo el valle, y con el telón de fondo del Musala y sus dominios.


Comiendo en Yastrebets
            Telecabina, y de cuatro en cuatro para abajo, donde nos recoge el bus, que nos lleva a Bansko, concretamente al hotel Molerite, donde nos vamos a alojar esta noche y dos más. Esta ciudad, de no más de 10.000 habitantes, ve multiplicar su población en invierno, porque alberga el mayor centro invernal de Bulgaria, pero todavía conserva un cuidado casco viejo, que visitamos antes de cenar en el patio del propio hotel, amenizados por cuatro músicos, entre los que destaca un virtuoso clarinetista. Cena, risas, cantos de aquí, cantos de allá, bailes, y más risas. Y poco más, dando por concluida esta primera parte de estos magníficos días que estamos pasando por las montañas de Bulgaria. Estos cuatro días hemos recorrido buena parte del Parque Nacional de Rila. Mañana toca descanso activo. Y los tres días siguientes, partiremos desde aquí al cercano PN de Pirin. Hoy hemos hecho: Distancia: 7,9 Km. Tiempo total: 5h 25'. En movimiento: 2h 50'. Desnivel positivo acumulado: 265 m. Negativo: 640 m. Datos del grueso del grupo, es decir, subiendo el Musala hoy.

Foto de grupo, con el Musala al fondo

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