miércoles, 19 de junio de 2019

Inauguración GR 234, el Camino de la Jorgeada

ANDADAS
Inauguración GR 234
Domingo, 16 de junio de 2019




            Otro día de monte, en este caso de senderismo. Otro día de inauguraciones, en este caso del GR 234. Otro día de encuentro con las gentes que recorren los caminos de Aragón, y que cada vez somos más… y mejores, porque el caminar y el hacerlo por la naturaleza cambia a las personas. Y ese cambio no lo reflejan las acepciones que da la RAE al término “magia”, que a nuestro juicio se queda un poco incompleto. Nosotros añadiríamos que es la capacidad de transformación. Sí, esa facultad que tienen algunos seres vivos, de cualquiera de los tres reinos, animal, vegetal o mineral, de influir sobre uno mismo, con la ayuda siempre de nuestra receptividad, naturalmente. Es ese maridaje, el de dar y tomar, el que produce esa magia que consigue, con el tiempo y no sin esfuerzo, esa transformación, porque si estamos bien atentos a lo que los caminos nos ofrecen tenemos la oportunidad de volvernos personas más sensibles, más receptivas, también más sabias y cultas, y por supuesto más saludables.

Panel informativo en el cerro de San Jorge

Salida neutralizada hacia el cerro
            Quizá la ruta de hoy no ofrezca tantos atractivos como pudiera ser el tránsito por el bosque, o por las orilla de los ibones pirenaicos, o por las sierras o las altas cimas, pero no hay que desdeñar nada, porque, al fin y al cabo estamos en el medio natural, y lo que es más importante, de celebración. Ya son unas cuantas inauguraciones de senderos señalizados a las que hemos asistido, y todas tienen algo en común, y es que se trata de la culminación de un largo y costoso proceso por parte de diversos colectivos que han unido sus esfuerzos para sacar adelante unos proyectos de los que estar orgullosos. Diversos colectivos articulados en torno a la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) que, con el apoyo de las instituciones, pone en valor unos senderos en beneficio del colectivo senderista y del territorio.

Reencuentro con viejos compañeros de trabajo

            Hoy toca estar en Almudévar para rendir homenaje a ese dragón ya domesticado a lo largo de los últimos dieciocho años. Un dragón que con nocturnidad y alevosía acechaba en cada una de las ediciones de la Jorgeada, en forma de frío, sueño, cansancio, pero que en todo ese tiempo han sido miles las personas que en su fuero interno, cada una de ellas, han sabido vencerlo con valentía. Por nuestra parte han sido cinco, una cifra humilde en comparación con quien haya participado en todas.


            La Jorgeada, en su mayoría de edad, pero ya desde su más tierna infancia, ha sabido destacar, convirtiéndose en todo un paradigma del senderismo aragonés, de la mano de un club que hoy mueve masas ingentes de amigos de los senderos a lo largo de todo el año, pero que comenzó como un grupo de amigos, recién desempleados, que un día les dio el barrunto de unir andando las dos principales ciudades de Aragón. Un club, la Asociación Deportiva Os Andarines d’Aragón que, a través del Comité de Andadas de la FAM, aglutina y coordina el Calendario de Andadas Populares de Aragón, en el que están inscritas cerca de sesentas andadas por todo el territorio aragonés, y de las que organizan media docena de ellas, siendo la Jorgeada el buque insignia, la prueba reina, por ser el germen de lo que hoy se considera un fenómeno senderista a nivel estatal, según nos manifestaba Antonio Turmo, Director de Senderismo de la Federación Española de Montaña y Escalada (FEDME), con el que departíamos momentos antes del comienzo de los actos en el Palacio de los Deportes, de Huesca, donde arrancaba esta jornada festiva.


José Mª Gallego con la presidenta de las Cortes de Aragón,
el alcalde de Zaragoza y los Jorgeadores 2019
            La Jorgeada, como decimos, es una prueba deportiva que une caminando Zaragoza con Huesca, comenzando en la noche del 22 de abril, víspera del patrón de Aragón, San Jorge, saliendo de la plaza del Pilar zaragozana, con llegada al cerro de San Jorge de la capital altoaragonesa. Son más de 76 km, aunque cierto es que en estas últimas ediciones, con la presencia institucional de las Cortes de Aragón, se realiza una salida neutralizada desde el Palacio de la Aljafería. Y empeño ha sido del club organizador, especialmente de su presidente José María Gallego, el buscar los apoyos necesarios para sacar adelante el gran proyecto de su señalización como Sendero Turístico de Aragón (STA). Y como culminación de ese proyecto estamos aquí para esta inauguración, que no va a ser la única.

En el aparcamiento de la arboleda de Macanaz, en Zaragoza

Recepción de los participantes en Huesca
            La jornada comenzaba en la arboleda de Macanaz de Zaragoza a las siete de la mañana, de donde partían varios autobuses con los inscritos a la convocatoria. Una vez llegados a Huesca, se les ofrecía un desayuno mientras recogían la identificación y la camiseta conmemorativa. Seguidamente, y encabezados por José María Gallego, los en torno a 400 participantes ascendían al cerro de San Jorge, donde junto a la ermita se sitúa un panel informativo como punto de inicio o final de la ruta. Tras la foto de familia, de familia numerosa, al filo de las nueve y cuarto se daba la salida de la marcha, que iba a concluir en Almudévar al ritmo de cada uno.

Foto de familia antes de partir

Saliendo del cerro
            Se salía de la ciudad por terreno urbanizado, para discurrir junto al polígono industrial y un carrascal a continuación. Se llegaba al cruce de la N-330a por debajo de la autopista para acceder al primer avituallamiento, llamado de “la apisonadora”, donde los participantes podían descansar mientras degustaban un bocadillo de jamón. En este punto se incorporaban a la Cañada Real de Huesca, alcanzando la mayor cota, de 500 metros, en el collado Valduesca, donde hay colocado otro panel informativo. Antes de la llegada a Almudévar la organización había previsto otro avituallamiento, el de “la cabañera”, donde se podían refrescar del calor reinante ya a esas horas. Y en cosa de una hora, según el ritmo de cada uno, se alcanzaba el final de la ruta, Almudévar, en cuya plaza tenían dispuesta una pequeña exposición de fotografías y carteles de las distintas ediciones de la prueba. Todo ello amenizado por la actuación del conjunto de música popular aragonesa La Mancheta.

Se hace camino al andar

Progresando por terreno estepario
            Es en esta población, una por las que pasa la ruta, donde se tenían previstos los actos de la inauguración. El primero de ellos era un homenaje a ese dragón, domesticado ya, como decimos, que junto a la Cruz de San Jorge va a estar presente en Almudévar como guía a los caminantes de este sendero. Y se hacía en presencia de diversas autoridades y de Bárbara Pedrosa, la diseñadora de la escultura. Seguidamente, y ya en la carpa de la plaza Mayor, José María Gallego presidente de Os Andarines d’Aragón, Luis Masgrau presidente de la FAM, el alcalde local Antonio Labarta, y el de Zuera Luis Zubieta, ofrecían unas palabras de bienvenida, poniendo en valor la señalización del sendero como GR 234, que vertebra las dos principales capitales de Aragón.


Subiendo al collado Valduesca

Hala, que ya queda poco
            A continuación se descubría una placa conmemorativa en la plaza, dando paso al reparto de la comida para todos los asistentes, que culminaba con un baile improvisado amenizado con la música del grupo. Actos que reúnen siempre a un buen puñado de gentes de distintas partes de nuestra tierra cuyo nexo es el amor por el caminar y los caminos, una muy buena forma de estar en forma, y de conocer nuestro vasto y variado territorio.

Panel informativo en el punto más alto de la ruta de hoy

            Unos apretados actos entre los que nos ha dado tiempo y lugar para departir con José María Gallego, el artífice de todo esto que, apoyado por las instituciones, por un lado, y por un gran número de entusiastas voluntarios, por otro, hace posible que esta movida se haya llevado a cabo, y no ha tenido inconveniente en responder a algunas preguntas, cuyas respuestas nos ayudarán a entender mejor todo esto.


- Eres el presidente de la Asociación Deportiva Os Andarines d'Aragón, háblanos un poco del club y sus orígenes.
- “Fui el fundador de Os Andarines en 2003 y presido el club desde que se fundó. Con el éxito de esta gran andada se funda el club, que en estos momentos aglutina a 1270 socios, de los que 690 están en posesión de la licencia federativa de montaña en alguna de sus modalidades”.

Momento en el que se daba la salida neutralizada

- Se puede decir, pues, que la Jorgeada ha sido el origen de todo, y que ha sido la niña bonita…
- “Si, así es, este año hemos organizado la 18ª edición, y ha sido y está siendo el motor de las andadas en Aragón. Personalmente la Jorgeada es de lo que más orgulloso me siento. Soy de Buñales, un barrio de Huesca, y el día de San Jorge siempre se ha celebrado. Por motivos laborables me tuve que trasladar a Zaragoza y este día siempre subía a Huesca en bici, y yo quería seguir subiendo pero andando, y así comenzamos esta bonita idea”.

Inauguración de la escultura del dragón

- En un momento determinado surge el Comité de Andadas, dependiente de la FAM…
- “Después de la Jorgeada comenzaron a organizarse muchas andadas, teniendo un tirón importante.  En un momento le planteé a la FAM la necesidad de canalizar este colectivo con los organizadores que quisieran entrar en este calendario. Han pasado 14 años y cada vez somos más grandes, concretamente en 2019 tenemos 59 andadas en el calendario”.

Palabras de bienvenida y agradecimiento hacia los participantes

- ¿Cuándo y cómo surgió la idea de adaptar el itinerario como STA?
- “Las dos ciudades más grandes de Aragón deberían tener un camino de unión que no solo se hiciera el día de San Jorge, para eso había que marcar un camino permanente, hace tres años comenzamos a trabajar y se ha terminado en este 2019”.

Descubrimiento de la placa conmemorativa

- Habrá conllevado mucho trabajo por los despachos...
- “Muchas reuniones, muchas vueltas, proyectos y financiación, pero ha merecido la pena. La Jorgeada es nuestra actividad estrella y merecía este camino, somos aragoneses y San Jorge es nuestro patrón. La federación nos ha apoyado en todo y la Dirección General de Turismo, dependiente de la Consejería de Vertebración del Territorio, del Gobierno de Aragón, es la que se ha hecho cargo de todo el costo, por lo que desde estas líneas quiero dar gracias a su Directora General Marisa Romero. También al alcalde de Almudévar, anfitrión de la jornada de hoy, que para mí es la culminación con ilusión de muchos esfuerzos”.

Mural en la plaza Mayor de Almudévar

- En los actos en Almudévar comentabas que estábamos asistiendo a la inauguración del camino deportivo, pero que el proyecto es mucho más ambicioso... hablabas del camino artístico...
- “Camino artístico, es la equipación del recorrido, áreas de descanso, áreas de servicio, esculturas, murales enormes, plantación de arbolado a lo largo del camino y el gran dragón, que será una escultura de 17 x 12 m. en el monte de Almudévar que se verá desde el mismo Huesca. Complementará la señalización como STA en un gran proyecto al que esperamos se unan los ayuntamientos de los municipios por donde pasa, Zaragoza, Villanueva de Gállego, Zuera, Gurrea de Gállego, Almudévar y Huesca”.

En el reparto de la comida

            Y con unas palabras de “profundo agradecimiento a todos los participantes que nos apoyan y animan a seguir” concluía esta charla con el impulsor de esta gran jornada culmen del trabajo que vienen haciendo los responsables de este club que, no solo se encarga de la compleja organización de esta prueba, sino que lo hace de otras, como la Ruta Monegros, en Nuez de Ebro; la Ruta Pedro Saputo, por estas mismas tierras; la Ruta de los Castillos, junto con la Comarca de la Hoya de Huesca; la Marcha Nocturna de Zaragoza, en los alrededores de Juslibol; o la Redolada a Zaragoza, sin olvidar el Memorial Labordeta y la 10K del Roscón, también en la capital aragonesa. 

            Larga vida, pues, al senderismo aragonés y a los que lo hacen posible. Que la magia continúe.



martes, 18 de junio de 2019

Borón, por la cresta de los Pepes

IXOS MONS
Borón (1327 m) 
Sábado, 15 de junio de 2019



            De nuevo por Guara para gustar de sus esencias, de sus aires, de su luz. De nuevo por estos vericuetos que el tiempo y los elementos han sabido labrar para el placer humano y de sus sentidos y emociones. Una larga retahíla de sensaciones que te van abriendo sus puertas conforme vas entrando en sus entrañas, haciéndote partícipe de todo lo que estas sierras son y que con infinitas ganas de agradar ponen a tu disposición. Solo resta poner uno de su parte para, en modo receptivo, aprovechar al máximo todas sus bondades.

Salimos del aparcamiento de la ferrata de la Canal del Palomo

Sendero de subida
            Nuestro objetivo de hoy, el Borón. Sí, hoy nos vamos a dejar encandilar por él, conquistar por él, siempre y cuando estemos a su altura, claro. Una altura que no es mucha. Se podría decir que es uno de los imprescindibles de Guara, pero su altitud es modesta, apenas pasa de los 1300 metros, pero el encanto reside en los accesos y patios, a cual más interesante. Optamos por hacer el ascenso por la cresta de los Pepes, y el descenso por detrás del mallo de San Jorge.

Panel informativo en el Camino Natural de la Hoya de Huesca

Canal del Palomo, en los mallos de Lazas
            Dejamos dispuesto un vehículo en el aparcamiento de la presa del embalse, porque es por allí por donde regresaremos. Con el otro nos acercamos hasta el cercano a la ferrata de la Canal del Palomo, de donde salimos. Y lo hacemos en esa dirección, para continuar cruzando el barranco de Vadiello. Seguimos por ancho camino, hasta dejarlo por un sendero que sale a la izquierda, y que luego nos conduce a él, evitándonos una fuerte pendiente. Tras media hora se llega a un cruce de caminos, en el que a mano izquierda queda próxima una caseta arruinada, la de San Román, según los mapas. Seguimos las indicaciones del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, que en ese Espacio Natural Protegido estamos, que nos conducen al eremitorio de San Chinés. Y lo hacemos a la derecha por ancho y herboso camino, que nos va metiendo por un bosque de repoblación que oculta la verdadera vocación de este monte aterrazado, que va asumiendo que lo de hacer de soporte para cultivos quedó en el pasado.

Mallos de los Pepes, a cuya base hay que subir

Aspecto exterior del eremitorio
            Al cabo de una media hora, y tras cruzar de nuevo el barranco de Vadiello, se va abriendo la vista a lo que va a ser nuestro próximo campo de juego, un severo ascenso por roca viva de unos 325 metros de desnivel, y que para digerirlo nos tomamos un respiro en lo que queda de la ermita rupestre de San Chinés, de datación ignota, pero por su estructura le cuentan con orígenes hispano-visigodos. Se trata del aprovechamiento de una oquedad en la roca, cerrados por mampostería, bajo unos enormes murallones estratificados, y cuyo culto se realizaba desde la cercana Santa Eulalia la Mayor, al menos hasta bien entrado el siglo XX.

Mallos y cresta de los Pepes, desde el interior del eremitorio

Progresando por el descarnado conglomerado
            Es hora de seguir, de enfrentarnos a la cruda realidad. Primeramente se cruza un pequeño arroyo, para meterse por entre arbustos y salir ya a la roca descarnada, muy pendiente, pero con muy buena adherencia. En poco más de tres cuartos de hora nos presentamos en el collado bajo esos impresionantes mallos de los Pepes, donde se nos abren unas vistas espectaculares hacia Fragineto y el profundo barranco que media hasta él. Bocado y trago, que lo merece. ¡Cuán profunda queda esa ermita bajo la enorme peña de Foratata! Por delante, hacia el sur la preciosa cresta de los Pepes, que nos dará paso al Borón que asoma hacia el este con toda su inocencia.

Fragineto y Borón. Por encima asoma tímidamente la sierra de Guara

Segundo resalte, asistido por alguna clavija...
            Una vez repuestas las fuerzas que se nos habían quedado en el ascenso, una vez a lomos de la cresta, solo nos queda recorrerla. Su anchura da tranquilidad, pero no hay que descuidarse, porque el patio a ambos lados es considerable. En diez minutos, y tras haber pasado ya por un pequeño resalte, siguiendo el sendero, se llega hasta la base de la pared, que hay que tener paciencia en encontrar, porque unos metros antes se embosca, como queriendo proteger el ascenso y guardárselo para sí. Estamos ante una pared cuasi vertical, pero que con la ayuda de unas clavijas y del propio conglomerado se supera sin mayor problema.

... que vamos superando unos y otros

Tercer resalte
            Nos sitúa a lomos de lo que queda de cresta, que se encamina hacia otro resalte, también provisto de clavijas, muy justas, pero que hacen su papel. Se pasa por una serie de promontorios, hasta que se cambia de registro, descendiendo buena parte del desnivel ganado, para alinearnos ya con el Borón y el Cuello Ligüerri, al que tenemos que descender. Y para ello hemos de poner mucha atención, porque para bajarnos de la plataforma en la que estamos solo hay un paso hábil, a unos 1170 metros de altitud, que exige un giro brusco hacia la izquierda, y que da paso a una zona de carrascas, seguida de erizones, hasta alcanzar ya ese collado, del que parte el sendero para subir a nuestro objetivo de hoy a casi doscientos metros más arriba, y que tardamos menos de media hora en llegar.

Más tranquilos ya

El Borón, por encima del Cuello Ligüerri
            Muchos son los montes de las sierras de Guara y con muy buenas vistas en todos ellos, pero este es especial, y lo es por la verticalidad sobre la cola del embalse de Vadiello, sobre la que se eleva casi seiscientos metros. Unos patios increíbles entre este, nuestro monte, y la sierra de la Ronera, antesala visual de la sierra de Guara, medular y techo de todo el entorno. Sin despreciar las vistas sobre el embalse, que amansa las aguas del ya tranquilo Guatizalema, porque ese es el significado del término “río tranquilo”. Auténticamente espectacular, como también lo son esas gigantescas ralleras que del Fragineto bajan a él a beber.

Las ralleras de las canales de Fragineto se desmayan casi mil metros
Al fondo, todo el cordal de la Sierra de Guara

Embalse de Vadiello, y los mallos Mitra y San Jorge
            Momento para el alimento también del cuerpo. Algo de comer y para abajo. Repetimos itinerario de bajada hasta el Cuello Ligüerre y subida hasta ese estrecho paso que nos sitúa de nuevo a caballo de la peña del mismo nombre y de los mallos de Lazas, no sin un tramo de subida antes. Los hitos nos llevan por encima del peligroso barranco del Diablo hasta tener de frente el mallo de San Jorge, que no subimos, y la Mitra a su izquierda visual. Lo dejamos todo a nuestra izquierda en el collado del mismo nombre, y poco a poco nos vamos metiendo en un barranco en el que estamos entretenidos como media hora. Sí, muy entretenidos. El desnivel es muy pronunciado, tanto es así que hay pasos asistidos por cuerdas fijas. La salida del barranco también depara sorpresa, ya que se llega al pie del mallo de San Jorge y del Puro.

Descendiendo el barranco, ayudados por las cuerdas fijas

Mallos de Ligüerri
            En veinte minutos más se termina la ruta, habiendo pasado por la intersección de la salida de la ferrata de la Canal del Palomo, recalando en el lateral de la casa junto al aparcamiento de la presa, donde habíamos dejado un vehículo, que nos llevará hasta el otro donde la hemos comenzado como 6 horas y media antes, tiempo del que 3h 30' han sido en movimiento, para recorrer tan solo 9,6 km, pero salvando un desnivel acumulado superior a los 1400 metros D+/-, datos que nos pueden dar una idea de las acusadas pendientes de la ruta.


Más fotos y el track

lunes, 17 de junio de 2019

La Integral Manchoya Erata, por los cielos de Sobrepuerto

IXOS MONS
Peña Ronata (1943 m) 
Sin nombre (1984 m)
Pico de Yésero (2005 m)
Erata (2002 m)
Ermita San Benito (1952 m)
Pelopín (2005 m)
Manchoa (1962 m)
Capañalda (1917 m)
Punta Cotonal (1908 m)
Terreros Blancos (1986 m)
Manchoya (2035 m)
Peña Gábalos (1958 m)
Jueves, 13 de junio de 2019



            No siempre es fácil ponerse a escribir algo que llegue sobre lo vivido en una ruta, ni siquiera estamos seguros de que llega, aunque lo intentamos con toda nuestra mente y nuestro corazón. Más difícil se hace hacerlo sobre una ruta larga, pero si en esa ruta se ascienden la friolera de doce cotas, la cosa se complica bastante, entre otras razones porque no en todos los mapas coinciden los mismos nombres, y aunque lo hagan, alguno puede estar equivocado en todos ellos. La gracia que nos asiste es que podemos confiar en la sabiduría local de gente como José Mª Satué o José Miguel Navarro, que de algunos territorios se lo saben todo, y deseosos siempre de contarlo, de modo que vaya por delante nuestro más profundo agradecimiento. Destacar también la dificultad añadida, con tantas cumbres, de insertar una imagen de cabecera. En este caso hemos dado prioridad al ala este, donde destaca al fondo la más alta de todas, el Manchoya.

Salimos desde el aparcamiento de la boca túnel del Cotefablo

Pelopín al fondo, y Peña Ronata
            Hoy hacemos también una de esas rutas para quitarse el sombrero. Un ruta larga, pero interesante. Una de esas en las que se visita una gran cantidad de montes que normalmente se hacen a título individual o, como mucho, a dos de ellos, pero no a los doce que nos han salido, incluyendo los dos poyaques. Sí, amigos, hemos hecho el cordal del Arco Norte de Sobrepuerto, con tres de sus reconocidos montes, el Manchoya, el Pelopín y el Erata, con un montón de cotas intercaladas, a lo que hemos añadido propina por ambas partes, poyaque… están ahí, la ermita de San Benito en el ala del Erata, y la Punta Gábalos en la del Manchoya, dos caramullos que han hecho aún más la de por sí larga ruta esta que damos en llamar la Integral Manchoya Erata, por los cielos de Sobrepuerto, de la que pareciera se hubieran marchado ya los dioses. Vamos allá.

Tendeñera asoma al fondo sus afiladas garras

Saliendo del sendero a la pista del puerto
            Es una larga sierra, que vemos huérfana de nombre en los mapas, y que cierra el Sobrepuerto por el norte, protegiéndolo, todo lo que puede, de las nortadas. Y como tal, es una ruta lineal que, para hacerla de un tirón sería preciso tener previsto vehículo al final de la misma, sea el que fuere de los dos extremos, por lo que hemos optado por hacerla de la cara y del revés. Es decir, que accedemos al cordal en un punto determinado por su exterior, nos dirigimos a uno de esos extremos y luego al otro, para comenzar el descenso en el mismo punto que lo hemos abordado, de modo que hacemos dos veces el recorrido. La única diferencia es que si al ir lo hacemos recorriendo todas las cotas, al volver lo hacemos por debajo de ellas en aquellos lugares que el camino lo permite, que son pocos.

Asome ya a Sobrepuerto, con uno de sus guardianes al fondo, el Oturia

El GR 15 en busca del puerto
            Con un ambiente frío y unos cielos preñaos, partimos de la boca túnel sureste de Cotefablo, donde dejamos los vehículos, iniciando el recorrido del PR-HU 117 que une este punto con los despoblados de Escartín y Basarán, pudiendo entrar también en Otal. Nada más salir, ya se pone tiesote él, tardando como un cuarto de hora hasta llegar a confluir con una pista, que tomamos a la izquierda, siguiéndola como casi media hora más, para tomar un desvío a la derecha que nos sube, con fuerte pendiente, también, hasta la divisoria, muy cerca de la primera cota de la jornada, la Peña Ronata, ya en el cordal. Ya nos han caído las primeras gotas, pero el fuerte y frío viento puede con ellas… y casi con nosotros.

El ala oeste se nos muestra con toda su crudeza

Ermita de San Benito, el "poyaque" del Erata
            Continuamos por el lomo hasta dar con el GR 15 que va y viene de Otal a Yésero. Seguimos sin despreciar ninguna cota. Pasamos por el llamado Puerto de Otal, y abandonamos el GR para subir otra cota, de 1984 metros, que en algunos mapas figura como Pico de Yésero, pero no es así en la memoria local. Este punto es angular, veníamos en clara progresión este-oeste, y aquí vira al sur, en busca del verdadero Pico Yésero, que en algunos mapas sale como Erata Norte, habiéndonos cruzado antes con el propio GR en el collado entre ambos. Llegamos, ahora sí al Pico Yésero, y seguidamente alcanzamos el Erata, con su vértice geodésico. Pero no nos conformamos con todo ello, que seguimos hasta la ermita de San Benito.

Chelaos en el Erata

Camino al Pelopín
La travesía hasta aquí está siendo muy molesta, el fuerte vendaval se está llevando gran parte del disfrute, pero es que, además, hace frío, como no recordamos, en un junio mediado, haber pasado en todo el invierno. La trasera de San Benito apenas nos protege del viento, pero aprovechamos para echar un bocado. Con un viento que sigue enfurecido, volvemos sobre nuestros pasos, y sin dejar ya el camino alcanzamos el cuello de bajada para continuar hacia la otra ala, en la que nos encontramos primeramente al Pelopín, que nos tenemos que desviar del camino para acometerlo.

En el Pelopín

Al paso por el puerto de Yosa, con el Manchoa a la vista
            Y a partir de aquí, ya sin dejar el cordal, dirección sur, hasta que se termina. Lo primero que encontramos es el puerto de Yosa, por el que va y viene el GR 15, ese mismo que nos hemos encontrado antes, y que desde aquí visita Otal. A continuación subimos al Manchoa, caracterizado por un importante pilar de piedras que se supone sea delimitación de pastos. A partir de ahí, una sucesión de pequeñas prominencias, Capañalda, Punta Cotonal, Terreros Blancos, y tras la Collada de Fuentes Altas, el Manchoya, punto más elevado de todo el cordal. No contentos con eso, continuamos hasta la Peña Gábalos, que pivota entre los montes de Sobrepuerto y el valle del Ara, ofreciendo unas vistas espectaculares sobre todo ello.

En el Manchoa

La torre del Manchoa,
con la Sierra de Berroy en primer horizonte,
Canciás en segundo, y Guara con Fragineto al fondo
El regreso se hace por el camino, repitiendo todas las cotas, excepto el Manchoa y el Pelopín, que los dejamos a la derecha, enredados con sus vientos. Una vez llegados al collado de bajada, tomamos la pista y la seguimos hasta atajarla por un camino y dar de nuevo a ella algo más abajo, volviendo a tomar el sendero hasta llegar a los vehículos. Una muy larga vuelta por uno de los techos de Sobrepuerto, con extraordinarias vistas sobre esta especial subcomarca, pero también sobre esa gran Sierra Interior como es la de Tendeñera, y sus contrafuertes.

En la Peña Gábalos, el "poyaque" del ala este

            Siete hombres y un destino... bueno, varios, doce en concreto. Cuatro municipios, Biescas, Yésero, Torla y Broto. Dos comarcas, Alto Gállego y Sobrarbe. En total, han sido 7h 35’ de tiempo total, de auténtico y venteado disfrute, del que 6h 35’ han sido en movimiento, para recorrer 27,5 km, y un desnivel acumulado total en torno a los 1700 m D+/-.

En el Manchoya, el techo de la ruta

Más fotos y el track.