jueves, 5 de octubre de 2017

Miradores de La Mula y Monte Alto, por la Ruta del Bosque y el Fuego

IXOS MONS
Mirador de La Mula (720 m)
Mirador de Monte Alto (715 m)
Jueves, 5 de octubre de 2017



            Siempre es un placer darse un paseo por los pinares cercanos a Zaragoza. En esta ocasión nos acercamos a los de Zuera para compartir con ellos esa Ruta del Bosque y el Fuego, por otra de las sierras de estos extraordinarios montes, que con más fuerza siguen en pie tras los incendios que arrasaron parcialmente sus bosques. 

Cartelería al inicio de la Ruta del Bosque y el Fuego
Punto de partida de nuestra ruta
            La señalización comienza en un apartadero de la carretera A-1102 de Villanueva de Gállego a Castejón de Valdejasa, pasado el PK 16,8, pero hemos preferido tomarla un poco antes, porque creemos que merece la pena comenzarla pasando por estos bosques de una forma más íntima, más pegados a estos seres que tanto aportan, que bastante tramo tenemos luego de pista. De modo que en otro apartadero en el PK 13, junto a un merendero inutilizado por razones obvias, dejamos el vehículo y echamos a caminar por un estrecho sendero que poco a poco va saliendo a otros más anchos, pero sin perder ese trato directo con el arbolado.

Sendero por el pinar

Corrales de Cagarroz
            A los tres cuartos de hora, y llevando ya un tiempo por pista, y habiendo recorrido casi 4 km, llegamos al cruce de la entrada por el camino señalizado de esta Ruta del Bosque y el Fuego, en una gran explanada con campos y corrales de otros tiempos, Cagarroz, según los mapas. A los diez minutos nos encontramos con uno de los catalogados como Árboles Singulares de Aragón, el pino de Valdenavarro, un pino carrasco (pinus halepensis), cuyo nombre científico proviene de la tristemente recordada ciudad siria de Alepo, de grandes dimensiones: más de 13 metros de altura, casi 6 metros de perímetro de base y más de 17 metros de diámetro de copa.

Pino de Valdenavarro, en plena inspección

Ganando altura
            Poco a poco nos vamos acercando a la Loma de la Mula, para en un par de vueltas y revueltas ganar la altura suficiente para subir a la carretera que lleva al Acuartelamiento Esteban, un centro de comunicaciones del ejército. Camino de él, al mirador de la Mula marca 100 metros, pero hay 250. Este mirador sería el punto más alto del entorno dentro de la comarca de Zaragoza, ya que el vértice geodésico del Esteban, además de estar en el interior de las instalaciones castrenses, está ya en el término de Castejón de Valdejasa (comarca de las Cinco Villas). Desde este mirador se tiene una magnífica vista de los montes cercanos y no tan cercanos.

En el mirador de La Mula, con el complejo castrense al fondo

Vistas al norte desde el mirador de Monte Alto
            Volvemos sobre nuestros pasos, y aprovechamos para pasar de largo del cruce y acercarnos hasta el otro mirador, el de Monte Alto, que mira al norte, y si está el día claro, también al Gran Norte, donde se dibujan las siluetas de las montañas pirenaicas. Enfrente del cruce para este mirador tenemos una traza de la Calzada Romana, que se cree unía Pamplona con Zaragoza. Ahora sí, regresamos al cruce para tomar de vuelta el mismo itinerario que nos ha traído hasta aquí. Pino de Valdenavarro, corrales de Cagarroz, y en poco más al punto de partida. 

            Otro punto de interés lo tenemos en el Punto Fijo de Vigilancia de La Palomera, al que se accede desde enfrente de la entrada a la Ruta del Bosque y el Fuego, en el Km 16,8 de la carretera A-1102.

Calzada Romana

            Y para hacer honor a esta Ruta del Bosque y el Fuego, transcribimos alguna de las reflexiones de los sesudos del tema:

            “La mejor solución para la conservación de nuestros bosques, la más sostenible y eficaz, pasa por recuperar las actividades agropecuarias y forestales tradicionales. Por potenciar el sector primario. Por aprovechar la madera, entendiendo de una vez por todas que es un recurso renovable; por regular los aprovechamientos de setas y frutos; por impulsar la utilización de la biomasa para generar energía; por recuperar el pastoreo y las explotaciones de corcho y resina...”.
 
Panel informativo en el mirador de La Mula
            Sabias palabras de expertos en incendios forestales, sus causas, consecuencias y soluciones. Según estas mismas fuentes, vivimos en un paisaje inflamable, que antes o después arderá, y debemos estar preparados para ello. Con el abandono del medio rural a partir de mediados del siglo pasado se ha dejado al monte a su libre albedrío,  incrementando, de manera drástica, la cantidad y permanencia de combustible, que junto con el comburente son los dos elementos imprescindibles para la ignición. El combustible, la vegetación, es un auténtico polvorín.

Panorámica desde La Palomera

Otro de los carteles al inicio de la ruta
            “Hay que tomar medidas encaminadas a que los bosques vuelvan a ser rentables, y medidas audaces, valientes, como el uso del fuego como herramienta para reducir el combustible. Y todo ello en el marco de una gestión forestal que siga los principios de la multifuncionalidad y que garantice un correcto ordenamiento del territorio”. Siguen diciendo los expertos. “No es fácil, pero si se consigue esto no sólo se mantendrá el combustible en niveles más sostenibles, sino que también se reducirán las igniciones. Si el monte da dinero a los pueblos, se crearán puestos de trabajo, se fijará población al territorio y no habrá interés en quemarlo. Sólo así podremos convivir con los incendios forestales”. Son algunos de los párrafos extraídos de escritos de diversos expertos en la materia, y que podemos concluir con que es conveniente dar un poco de luz sobre el catastrofismo de este fenómeno, ecológicamente hablando. La clave está en una correcta gestión de los montes, plantando especies autóctonas, pegadas al terreno, maridaje perfecto para una mayor resistencia al fuego. Sin olvidar nunca la capacidad de regeneración propia del monte, del bosque, de toda la vida que albergan.

Otro de los tramos de bosque

            En fin… os dejamos con estas reflexiones, que hoy nos han dado de sí en estos 18,5 km de recorrido, en el que le hemos metido 3h 40’ de tiempo total, del que 3h 20’ han sido en movimiento, con 490 metros de desnivel acumulado D+/-, en una extraordinaria mañana de octubre por unos montes cercanos a la capi.





El track, en: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=20089859

lunes, 2 de octubre de 2017

GR 11 Candanchú - Lizara, "Aragón a pie por GR", de la FAM

AQUERAS MONTAÑAS
Candanchú - Lizara
Domingo, 1 de octubre de 2017



            Hay veces que nos preguntamos por qué el tiempo le tiene que hacer caso a las predicciones, y eso que no siempre pasa, pero a veces sí, como hoy por ejemplo. Toda la semana con las previsiones a favor, y llega el sábado… y todo cambia. Y sin saber cómo se entera, va y le hace caso. Y sí, todo cambia, porque no es lo mismo atravesar unos puertos a más de dos mil metros, admirando unas vistas extraordinarias, que no poder hacerlo, pero no ha sido óbice para sacar adelante esta salida del CP Mayencos, programada ya para mayo, y que no se pudo hacer por exceso de nieve. Tal y como se planteó entonces, junto con Os Andarines d’Aragón, y dentro del programa “Aragón a pie por GR”, de la FAM, se ha podido realizar esta andada de altos vuelos desde Candanchú hasta Lizara.

Momentos antes de ponerse en marcha el numeroso grupo

Hacia un sol inalcanzable
            Las nueve de la mañana nos dan en Candanchú, con un termómetro que se aúpa para llegar a los dos dígitos, pero que no lo consigue. Nieblas altas que ocupan el espacio y que aún tenemos esperanzas de que ahuequen el ala… pero no, nos tendremos que conformar. Nos reunimos un buen número de mayencos y de otros clubes que se han adherido, más los amigos de Zaragoza, con los que sumamos más de cuarenta, y comenzamos esta travesía subiendo a pecho el monte Tobazo. Pronto nos alejamos de los postes para darle la vuelta al monte y asomarnos a la cuenca de Tortiellas. En ese subir y bajar de las nieblas nos permite ver algo de esa cuenca, y de Canalroya, y de la de Izas, y de los montes que las conforman. Todo así tiene otra apariencia, pero también con su encanto. Paso del Pastor, el de Tortiellas, y comienza una nueva subida hasta alcanzar la terminal del telesilla de la Tuca Blanca, a donde llegamos tras casi dos horas de marcha.

Transitando por la cuenca de Tortiellas

En el paso de la Tuca Blanca
            La niebla no sólo no levanta, sino que se torna en lluvia fina, y en ocasiones con viento. Tras reagruparnos en este primer alto, seguimos todos, ya más juntos, porque el terreno y la climatología lo exigen. Pasamos sin enterarnos por la parte alta de Loma Verde, y nos asomamos al balcón sobre Esper, antes de bajar a su seno. Nos asomamos, decimos, en un vano intento de obtener algún resultado. El sendero nos baja a una plataforma herbosa que se agradece, tras de la cual hay que pasar el incómodo lecho del ancho barranco, habitado por bolos y más bolos, y cuyo tránsito nos permite cruzar al otro lado para dar comienzo el ascenso al otro alto de la jornada. Un ascenso vertiginoso y con algún tramo expuesto, justamente en ese paso de la Oreja, donde han instalado sirga en un par de tramos para hacer más seguro su paso. Si había algún punto delicado en el itinerario era éste, pero al carecer de visibilidad se ha pasado únicamente con el esfuerzo de la ascensión.

Tras el paso de la Oreja

Los escalones tallados facilitan el tránsito por la ladera herbosa
            En poco ya llegamos a lo que llamamos collado de Esper, otro de esos lugares en los que la parada para contemplar el panorama es obligada, pero no hoy, que sólo la hacemos para volver a agruparnos. Éste era el lugar elegido para echar un bocado, que alguien hace de forma furtiva, pero nada más. Con sus 2278 metros es el techo de la ruta de hoy. Foto de familia y al tajo, que a partir de ahora se puede decir que ya es todo bajada, en primer lugar para alcanzar por entre una ralleras la zona denominada como las Foyas de Aragüés, para luego seguir bajando por el barranco de Igüer hasta el collado del Bozo, paso entre Lizara y Napazal, encontrando otra cadena en un resalte rocoso.

Pasando por la cadena de Igüer

Aproximándonos al collado del Bozo
            Este tránsito decidido hacia el sur nos permite ver que el marrón lo llevamos encima, pero que no se atreve con la tierra baja. Alcanzamos el collado y con el refugio de Lizara ya a la vista, sólo resta llegar hasta él, algo que hacemos en menos de una hora, llegando al filo de las tres y media, como entre una hora u hora y media antes de lo previsto, debido a no haber parado a comer, y a que el frío y el agua hacen andar más ligeros. 


Lizara a la vista

            En total, han salido esos casi 15 km, en un tiempo de 6h 10’, del que unas 5 han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado de 1125 m D+ y 1185 m D-, en una mañana con excelente compañía y que se ha disfrutado de la montaña, aunque le haya faltado ese puntito de poder dejar mecer la mirada hasta el infinito.





domingo, 24 de septiembre de 2017

Peña Valencia y los Agüerris, en los Valles Occidentales

AQUERAS MONTAÑAS
Peña Valencia (2087 m)
Peña Agüerri (2283m)
Pico Agüerri (2447 m)
Sábado, 24 de septbre. de 2017



           La cordillera pirenaica, que se agacha para beber en el Cantábrico, quiere mostrar todo su esplendor en la parte central, y aunque en la más occidental del Pirineo aragonés todavía no se ha terminado de poner de pie sí que comienza a mostrar su bravura mediante elevaciones que forman macizos, y que aunque no son muy grandes porque se lo impiden los innumerables barrancos que sirven de desagüe de las aguas que las montañas generan, bien es cierto que si en cuenta de subir a uno de sus montes, te decides a visitar en su totalidad uno de esos macizos, se habrá completado una extraordinaria jornada de montaña, compartiendo con el entorno esa inmensa satisfacción de hollar varias cumbres, de pellizcar sus crestas, de admirar sus patios.

Equipo mayenco a punto de salir del refugio de Gabardito

Cartelería del STA GR 11.1, junto al refugio
            Y eso es lo que hemos hecho hoy, compartiendo también con Julio, Josemari, Carlos, Toño, Rafa, Paco, Marisa, María, Carlos, Otal, Gustavo y Alberto, al más puro estilo mayenco esta jornada por uno de esos macizos, el del Agüerri, que se nos antoja poco visitado por su dureza, por su rudeza, por su aparente poca hospitalidad, que se sustancia en lo agreste de sus faldas, del incómodo transitar por ellas, como si quisiera suplir con todo ello el que por más que se aúpen sus mayores prominencias no consiguen llegar a los 2500 metros. Pero no nos importa, a los seres hay que quererlos como son, y si algo hay que hacer es adaptarse a sus condiciones para un mayor disfrute de nuestra permanencia junto a ellos, porque al final, como pasa con casi todo el mundo, se deja querer. Y en eso hemos estado.

            Así es que… vamos.

Abandonamos el GR 11.1

Faldas del Valencia. Al fondo, Lenito y Forca
            Algo más de las 8 de la mañana, el refugio de Gabardito mira por encima del hombro los bancos de niebla que se han formado en el fondo del valle, suponemos que, por la humedad de las precipitaciones de ayer, que han querido ser breves para dejar que nos echáramos hoy al monte. Mientras nos preparamos, viene a saludarnos el amigo Pepe que, alojado en el refugio, va a dar comienzo su segunda etapa para unir Canfranc con Irún a través del GR 11, y al que le deseamos el mayor de los disfrutes. Ya ves cómo son estos mayencos. Los primeros compases de nuestra caminata de aproximación discurren por un frondoso hayedo que también se muestra agradecido por esas lluvias, por toda esa humedad que le aporta riqueza, frescura, ganas de agradar al poder lucir sus mejores galas, aunque sabe que por poco tiempo, porque el incipiente tinte amarillento va a tornarse masivo, invadiendo todo su follaje, y ofreciendo de ese modo una cromática y espectacular despedida de sus energías, que marchan a sus cuarteles de invierno.

Comienza nuestro ascenso a la montaña

Progresando por entre rocas
            Tiempo tendremos de admirarlo. Seguimos con lo nuestro. La pista se hace sendero, y con un ligero desnivel nos situamos en lo alto del Salto de la Vieja, para dejar al poco que este GR 11.1 vaya a disfrutar por los llanos de Plandániz y de los de Diostesalve hacia el Foratón, y bajar nosotros en busca del lecho del barranco de Agüerri, para dejarlo al poco tiempo y tomar un desvío a la izquierda, que nos sube decididamente hacia la montaña. En el límite entre la tasca y la roca se encuentra un refugio forestal, el de Secús. Seguidamente nos tiramos a la izquierda para cruzar el barranco del mismo nombre y meternos ya de lleno en el lapiaz, unas tan bellas como peligrosas formaciones rocosas que el agua y el tiempo han labrado sobre la caliza reinante.

Mar de lapiaz

Llegando a la cornisa
           Finalmente, y tras casi hora y media de ascensión sorteando grietas y cuchillares alcanzamos el borde de esta montaña, que da vista al Gran Norte, presidido en primer término por el Castillo de Acher, imponente montaña que forma un macizo en sí misma. El cordal en el que ya estamos instalados tiene su continuidad hacia el oeste, buscando ya los acantilados de la Boca del Infierno, por donde se abre paso el Aragón Subordán que prisas lleva para bajar sus esencias del bello paraje de Agua Tuerta, cerca de su nacimiento en las faldas del Marcantón.

El Castillo de Acher, con todo su poderío

Peña Forca, dominando la entrada de la Selva de Oza
            Nos damos por satisfechos, puesto que hacia esa dirección no hay mayores cotas. Sin embargo, hacia levante tenemos nuestros dos siguientes objetivos, los Agüerris, que sí que lo son, la Peña Agüerri, o Peña Blanca, y el Pico Agüerri, o Peña Negra, y tras echar un breve bocado a ellos nos dirigimos. Las vistas son espectaculares. La Peña Forca y su Lenito, Los Alanos, Chipetas, Chinebrales, Gamuetas, Petrechemas, Acheritos, Ansabères, y tantos y tantos otros que están ahí, que han estado siempre ahí, fieles a la cita visual y en ocasiones también presencial.

Peña Blanca y Peña Negra componen los Agüerris

En el tránsito de los Agüerris
            A pesar de ser más altos nuestros siguientes objetivos, tenemos que bajar para acompañar al cordal en su viejo caminar, por la misma cornisa que se asoma vertiginosamente hacia los abismos de Costatiza. Peña Agüerri, sin pena ni gloria, y luego una serie de destrepes para alcanzar un collado, punto de partida para el asalto final al Pico Agüerri, que con sus 2447 metros de altitud, es el dueño y señor del macizo, que orgulloso muestra su porte quizás mirando por encima del hombro a todo lo que asoma hasta el Cantábrico. Ya sólo queda pues, ascender esos más de 220 metros para alcanzar la cima, y lo hacemos por un itinerario sorprendentemente bastante transitable, al menos hasta los últimos metros, que ya se empieza un poco a complicar.

Destrepes de la arista

El Bisaurín, ya entre nubes
            En la cima nos encontramos una placa conmemorativa de un fallecimiento, y un buzón de cumbre con la imagen de un aizcolari. Las vistas, similares a las que venimos trayendo por todo el cordal, con el añadido de que al estar en el punto más oriental del macizo, el espacio está presidido por el hermano mayor, por el Bisaurín, que muestra jaspeada de blanco su cara norte. Abrazos, otro bocado, fotos… y para abajo. Tres horas y tres cuartos hasta aquí. El descenso, a tono con el conjunto, se hace incómodo, sin sendero definido hay que abrirse paso como se puede por una ladera con bastante inclinación. Finalmente se llega a un collado próximo al de Costatiza, que da un respiro, pero eso, sólo un respiro, porque hay que bajar al Achar de Secús, algo que hacemos por la derecha del barranco, a través de un terreno de esquistos, por donde hay que estar muy pendiente de dónde se echan los pies, y que para las manos sirven unas rallas calizas que nos acompañan en el descenso. Un poco más… y abajo, a punto de iniciar el largo descenso del barranco de Taxeras, en el que también encontramos ganado.

Cumbre del Agüerri

No nos pierden de vista los sarrios
            Alcanzando el punto en el que nos hemos desviado para la subida, sólo resta desandar lo andado, para lo que enseguida nos incorporamos al GR 11.1, que nos mete en el hayedo, para sacarnos en el refugio de Gabardito, punto de partida de esta bonita circular a uno de los macizos, posiblemente, menos visitados de estos Valles Occidentales, habiendo recorrido 14,4 km, en 6h 45’ de tiempo total, del que 5 horas han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado en torno a los 1380 metros D+/-, en una mañana en la que nos ha respetado el tiempo y en la que hemos disfrutado, como siempre, de nuestros compañeros y del entorno, dándola por terminada en torno a una buena mesa.





El track, en: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=19878365

jueves, 21 de septiembre de 2017

Guardia Civil de Montaña, 50 Aniversario

GUARDIA CIVIL DE MONTAÑA
50 Aniversario
Murillo de Gállego / Riglos
Ciudadela de Jaca
19 y 20 de septiembre de 2017



            "El aumento de las actividades al aire libre durante la década de 1960 trajo consigo la nueva necesidad de rescatar a personas accidentadas o extraviadas en áreas de montaña.
Por entonces los avisos de accidente eran recibidos en primer lugar por los puestos de la Guardia Civil, que los atendían con los medios a su alcance.
En 1967 se crean las Unidades de Esquiadores - Escaladores, encargadas tanto del rescate en Montaña como de la vigilancia de los pasos fronterizos en los Pirineos. En 1981 se reorganiza el Servicio creándose los actuales Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM).
A lo largo de los años, el Servicio de Montaña se ha ido adaptando a las nuevas necesidades. En la década de 1980 comenzó en algunas zonas del Pirineo una intensa actividad de barranquismo que requirió la correspondiente evolución de los especialistas de montaña. A principios de la década de 1990 su actividad se extendió a cavidades subterráneas y al espeleo-socorro. Estos guardias civiles también se especializaron en el rescate en medio acuático. Debido a la dificultad orográfica de las zonas de actuación, las acciones de rescate se realizan frecuentemente en colaboración con el Servicio Aéreo de la Guardia Civil". –Extracto de la web oficial de la Guardia Civil-.


            A esto habría que añadir que, desde principio de siglo, Aragón está siendo pionero en España al haber incorporado el servicio medicalizado, puesto a disposición por el 061 del SALUD. Ya desde 1992, la Comisión Internacional de Socorro Alpino (CISA), los reconoció como uno de los cuatro mejores del mundo, junto con Francia, Suiza y Austria. Desde 1967, pues, han sido cincuenta años al servicio del rescate en montaña, en los que han llevado a cabo en torno a 20.000 intervenciones, con 33.000 personas atendidas. En estos días se han celebrado los eventos de ese 50 Aniversario con dos actos bien diferenciados. El llevado a cabo el martes, protagonizado por el homenaje de la FAM y de la FEDME, en Murillo de Gállego; y el de hoy miércoles, con un marcado perfil castrense, en la Ciudadela de Jaca. A ambos ha sido invitado el CP Mayencos… y ahí hemos estado.


Los Mallos de Riglos, desde las instalaciones del hotel Aguas de los Mallos,
en Murillo de Gállego


M-19.09.17 – Murillo de Gállego / Riglos
  
Momento de la retransmisión
en directo de un simulacro de rescate
            Para este encuentro hemos sido convocados los clubes de montaña de Aragón al Hotel Aguas de los Mallos, de Murillo de Gállego, donde nos vamos reuniendo mientras las unidades de rescate ultiman sus maniobras de simulacro en el entorno de los Mallos de Riglos, un tanto alteradas sobre el programa inicial debido al viento reinante. No obstante, son dos las realizadas. Una en la parte superior de la ferrata Cubilillo / Os Fils, y otra a continuación en la salida de una de las vías de escalada del Mallo Visera.

Visionado de las maniobras en directo, desde el interior del hotel

Otro de los momentos del simulacro
            Dichas intervenciones son retransmitidas en directo con la ayuda de otro helicóptero, siendo la primera vez que se realiza de ese modo, pudiéndose ver a través de unas pantallas situadas en el interior del hotel. El acto es presidido por el Delegado de Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, y por el Dtor. Gral. de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, entre otras autoridades, siendo presentado por el Coronel Jefe del Servicio, Juan Miguel Arribas.

Lorenzo Ortas en su exposición de 50 años de montañismo

Turno para Luis Masgrau -FAM-
y Joan Garrigós -FEDME-
            Seguidamente, Lorenzo Ortas, vicepresidente del club Peña Guara de Huesca, uno de los pioneros de Aragón, ofrecía una serie de imágenes que bajo el título “Cómo hemos cambiado”, recogían la historia del montañismo en Aragón a lo largo de las últimas cinco décadas, donde destacaba especialmente la evolución en la equipación y las técnicas, pero no sólo eso, sino también se ponían en evidencia los cambios en la propia montaña, especialmente en cuanto a la gran pérdida de masa glaciar se refiere.

El Coronel Arribas entre los presidentes de FEDME y FAM

El Coronel arribas recibiendo los presentes
            A continuación, tomaban la palabra Luis Masgrau, presidente de la FAM, y Joan Garrigós, presidente de la FEDME, para resaltar la importancia que tienen los grupos de rescate para los practicantes de las diversas modalidades deportivas que se dan cita en los escenarios montañosos, pudiendo presumir en Aragón de ser pioneros en España, debido a la introducción del servicio medicalizado, gracias al empeño de predecesores como José Ramón Morandeira, anteriormente Pepe Díaz, y otros tantos, que lucharon por integrarlo en el día a día del rescate. Y también, cómo no, de poder presumir de tener un servicio a la altura de los mejores del mundo. El Coronel Arribas recibía de las federaciones nacional y territorial, de manos de sus presidentes, sendos presentes como reconocimiento y gratitud a la labor prestada a lo largo de estos últimos cincuenta años, que prácticamente coinciden con el mismo aniversario hace cuatro años de la FAM.

Peña Rueba y Murillo de Gállego

            Con un vino español se cerraba el acto, al que asistían cientos de personas, del cuerpo y del tejido federativo y social del montañismo aragonés.






X-20.09.17 – Ciudadela de Jaca

Interior de la Ciudadela,
con la Peña Oroel como telón de fondo
            Como club pionero de Jaca y comarca, el CP Mayencos ha sido invitado también al acto institucional de conmemoración del 50 Aniversario de la creación de los servicios de rescate. De marcado carácter castrense, se celebraba en el interior de la Ciudadela de Jaca bajo la presidencia del Dtor. Gral. de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, entre otras autoridades, que pasaba revista a las tropas formadas a tal efecto.

Palco de autoridades

Formación ante el palco presidencial
            Seguidamente, el Coronel Arribas, actual jefe del servicio, ofrecía unas palabras de agradecimiento haciendo un breve repaso de lo que han sido estos cincuenta años. A continuación, tomaba la palabra el Dtor. Gral. elogiando del mismo modo la labor prestada por los actuales, en torno a 250 componentes del servicio más todos los que han ido pasando por el mismo a lo largo de todo este tiempo. En el transcurso del acto, les era entregada la Medalla de Oro con distintivo Rojo de manos del Dtor. Gral. de Protección Civil y Emergencias.

Ofrenda floral a los 12 fallecidos en acto de servicio

Desfile de los efectivos del servicio
            La parte más emotiva del acto venía con la ofrenda de una corona de laurel por los fallecidos de las unidades en estos años, que han sido 8 rescatadores y 4 pilotos de la UHEL-41. El evento se cerraba con un desfile de las tropas que han dado cuerpo al acto, seguido de un vino español en el salón Panadería, en cuya entrada se ofrecía una exposición de imágenes retrospectivas que recogen diversas actuaciones de las unidades de rescate.


El Dtor. Gral. de la Guardia Civil, abriendo el acto del cóctel


Con Pepe Díaz, Presidente de Honor de la FAM,
y una leyenda viva del montañismo