martes, 6 de mayo de 2014

Sierra de Bonés

IXOS MONS
Sierra de Bonés
Miércoles, 30 de abril de 2014



            Montes grandes, montes pequeños, todos son montes, y dignos de ser visitados. El llamado pre Pirineo está habitado por esas sierras exteriores que median entre la cordillera madre y la tierra llana. Y a una de ellas nos dirigimos hoy, en concreto a una que hace de muralla norte a la cuenca de Arguis, a la llamada sierra de Bonés.

Sierra de Gratal, al fondo
            Tras unas breves labores de potente poda en casa del amigo Javier, con un grupo de compañeros suyos de monte, nos acercamos hasta la vieja carretera del Monrepós, donde se toma la entrada del S10 del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, un sendero que nos va a llevar a ese puerto que nos desvelará el secreto de estas montañas, y que no es otro ni más ni menos que el espejo donde se miran, esa cordillera pirenaica, tan altiva, tan magnética, tan indispensable.

Corona del Rey
            Sin apenas darnos cuenta vamos tomando altura, hasta el punto de dejar baja la sierra de enfrente, la que hace muga sur de la cuenca, la de Gratal, cuya prominencia pronto asoma, que aunque pensemos que sólo vive para la Hoya, si vas subiendo te encuentras visualmente con él. Cruzamos las ruinas de unas bordas, que atestiguan viejos oficios, viejas faenas, viejos tiempos, en los que el trabajo manual presidía las economías domésticas rurales.

Pirineos, siempre Pirineos
            En seguida, nuestros pasos van por el mismo perfil de unos inusuales acantilados sureños, que obliga a ir con sumo cuidado, dando vista ya al puerto, a lo amable de la tasca, donde encontramos los restos de viejas lindes de piedra en lugares en los que se tendrían que repartir el territorio. Hoy es el territorio el que elige a las personas. Un descenso por bosque de desentendidos pinos nos entrega a una pista, junto a la que hay una más cuidada finca digna de ser enmarcada en un lienzo de sensible pintor. Como también lo serían esos trazos de azules cielos salpicados con blancas nubes que se confunden con las nieves, de grises calizas y de verdes faldas de un Pirineo que se abre a nuestra vista.

Junto a la ermita de la Magdalena
            En dos horas de tranquilo deambular llegamos a la anunciada ermita de la Magdalena, por cuyos pies discurre un todavía incipiente río Flumen, que no deja de ser una redundancia, ya que el nombre propio es una voz del viejo latín que significa precisamente el nombre común, río. Estamos muy cerca de su nacimiento, es por tanto muy, muy joven, y poco nos puede contar todavía, pero aun con todo nos apostamos en una de sus orillas para echar un bocado y alimentarnos también de todo lo que nos pueda ofrecer.

El bosque nos espera
            La mañana está soleada, pero el aire es norte, fresco. No paramos mucho. Seguimos por la pista hasta que nos encontramos en un desvío un cartel anunciador que nos invita a ir a Mesón Nuevo o a volver a Arguis sin abandonar la sierra por la que andamos. Optamos por esto último, que nos tiene que hacer llegar de nuevo a los vehículos. Pero antes de eso, seguimos disfrutando de un delicioso sendero entre el bosque, con profusión de los siempre amables bojes, hasta llegar a dar vista al abanico sur, a través de una extraordinaria atalaya. A nuestra izquierda, al fondo, el Tozal de Guara, y en primer término la sierra del Águila; enfrente la de Gratal; a nuestros pies, la cuenca del Isuela, donde sus aguas se remansan en ese pantano único en su género en Aragón cuando se construyó, allá por 1704, con 0,9 Hm3, y ampliado en 1929 hasta tres veces su capacidad. En sus orillas, al amor de estas sierras, la población de Arguis, cuya voz ya se oía en el Cartulario de San Juan de la Peña, en 1070.

            Y poco más, entre aliagas y areniscas, viendo crecer el fondo del valle, nos vamos acercando hasta los vehículos. Una buena mañana entre amigos, y en el mejor escenario posible. Más de cuatro horas, que se hubieran podido quedar en algo más de la mitad, pero sin tanto disfrute, que lo hemos hecho a lo largo de más de 10 km, y con unos 560 metros de desnivel positivo acumulados, y lo mismo de descenso.



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martes, 29 de abril de 2014

Atarés - Atarés

IXOS MONS
Atarés - Atarés
Sábado, 26 de abril de 2014



            Otra mañana en la que no nos apetece participar en las batallas meteorológicas de la cabecera del valle, y nos vamos de nuevo a estos montes de San Juan de la Peña. En esta ocasión vamos a hacer el bucle de Atarés a los monasterios. Para ello nos acercamos a esta histórica población, de donde salió Juan, ese mítico eremita primer morador y germen de la vida monacal de lo que luego fue el cenobio pinatense. Seguimos un poco más por la pista, para evitarnos estos cientos de metros algo inútiles, y más pensando que podemos volver chupidos d’aigua.

Antiguas bordas a pie de campo
            Dejamos el vehículo justo en el comienzo y final del bucle, que lo hacemos en sentido contra horario. Barranco del Horcal, que ya lo hemos conocido peor de lo que está ahora, que no está mal. Termina en una pista, que nos permite disfrutar a diestro y siniestro de unos campos de cereal de un verde fosforito, que da gusto verlos. Al fondo, el Cuculo, que ayer se nos resistió. Comienza a gotear, algo que evitamos con el viejo truco de ponerse el chubasquero… enseguida para.

Viejos oficios
            Siguiendo esta pista vamos hasta un puente, que si lo pasáramos estaríamos en la carretera que llega hasta Santa Cruz de la Serós, pero no lo hacemos y nos metemos hacia el sur, por la cabañera que nos deja en una urbanización, justo enfrente de la joyica de San Caprasio, en cuyos alrededores nos recreamos de su factura, datada en los años del románico lombardo, siglo XI, ya casi un milenio de ello. Un estilo que no abunda mucho por la Jacetania, más bien lo hace y con profusión por el Alto Gállego, por la zona denominada Serrablo, aunque antes todo unido como Biello Aragón.

Riachuelo del bco. Carbonera
            Tras el saludo y reconocimiento a esta cucada de ermita, lo hacemos a lo que queda del antiguo convento de Santa María, que albergaba a una comunidad de benedictinas, que terminaron en Jaca en 1555, donde aún se conserva. Tomamos el sendero que se empina hacia los conglomerados del monte. Vuelve a comenzar a llover. Volvemos a ponernos el chubasquero. Pero el truco ya se lo ha aprendido, y sigue, sigue lloviendo. Y es algo que aprovechamos para al llegar al cruce evitarnos subir a los monasterios y meternos por la izquierda, dirección ya de Atarés directamente.

Arranque desde Santa Cruz
             Por caminos de bosque, delicioso bosque, llegamos hasta la carretera. Se acabó lo bueno. Aprovechamos las trazas que marcamos el año pasado para evitar que el Ultra Trail de Cazadores de Galicia pasara por la carretera, por donde está actualmente marcado el GR 65.3.2, que es un ramal del Camino de Santiago que sale del principal en la Caseta del Municionero, junto al Gas, en la carretera de Jaca a Puente la Reina, visita los monasterios de San Juan de la Peña y Santa Cruz de la Serós, y se vuelve a unir en Binacua.

           Tocamos tangencialmente en dos ocasiones la carretera y nos metemos definitivamente en el sendero que, primero por bosque y luego por descarnados tramos nos hace meternos por una inestable ladera para evitar un trozo donde el barranco Albor hace suyo al camino. En poco ya salimos a la pista, que nos deja en el final y comienzo del bucle, no sin antes contemplar cómo un puente puede estar paralelo al curso de un riachuelo. Pues sí, en lugar de perpendicular, paralelo. ¿Cuál de los dos se ha movido de su sitio? A saber. 

            Casi 14 kilómetros, en 4h 10’, de las que 3h 30’ en movimiento, con un desnivel acumulado positivo y negativo próximos a los 800 metros. Bueno, pues ya hemos echado la mañana.
  


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Monte de San Salvador

IXOS MONS
Monte de San Salvador
Viernes, 25 de abril de 2014



            Días revueltos, estorbados. Después de mayear en marzo, marcea terminando abril. Pero no nos vamos a quedar en casa, que vamos a ir hacia ese mal tiempo para hacerlo compañero de viaje, y si es peor por los puertos, nos quedamos por las sierras despegadas de la cordillera, por esas sierras que cuando vienen mal dadas también se engalanan como ella, porque la toman como espejo, como modelo a imitar. Hoy nos vamos a la pareja Cuculo – San Salvador.

Sugerentes caminos
            Barranco de Carbonera, a poco más de 3 km de Santa Cruz de la Serós, en dirección a los monasterios pinatenses, nos encontramos un gran aljibe, desde donde arranca la senda, que inmediatamente se viste de bosque, como nosotros. Un bosque que le libera a la vista de emplearse en comprobar el enorme desnivel que se va subiendo, pero que a las piernas no las engaña. Enseguida se cruza un arroyo, que en su momento de gloria, se adueña del camino.

Verdes y más verdes
            Vamos subiendo por entre grandes paredes de conglomerados, y que la profusa vegetación reviste, aunque de vez en cuando nos va dejando huecos por los que nuestra mirada se recrea en la gran variedad de tonalidades verdes que tapizan las laderas de este macizo. Se alcanza el hayedo, que parece solitario. Parece, sólo parece. La empinada cuesta se retuerce imitando algunos de los grandes ejemplares y de sus ramas, que adquieren curiosas formas en busca de las alturas, en busca de la luz. Como nosotros hoy.

Retorcidas formas de
atormentadas vidas
            Se alcanza una vieja pista, y en menos de una hora desde el arranque, el collado de Eretas. Teníamos confianza de que el fuerte viento reinante, se llevara las nieblas en las que está sumergido el Cuculo, pero no es así, de modo que nos tendrá que disculpar, pero para otro rato será. Tomamos dirección sur para dirigirnos hacia San Salvador, espolón oeste del macizo de San Juan de la Peña. Sigue el bosque. El pino royo convive con las hayas, pero tiene las de perder.

           Menos de media hora media para llegar a la pista, y en cuatro pasos más, a la cima de este monte, donde se halla la ermita de San Salvador, azotada por los cuatro vientos… y alguno más. Hacemos una pequeña tregua en su interior, y regresamos sobre nuestros pasos por la pista hasta la salida del bosque, donde la abandonamos para proseguir por el sendero que acariciando la loma nos ofrece extraordinarias vistas a diestro y siniestro, a derecha e izquierda. Por el norte, la Balancha y la cordillera pirenaica; y por el sur, la Galliguera, las sierras exteriores de Guara, Riglos, Rueba…, que dan paso a la Hoya de Huesca.

Caminos por descifrar
            El sendero nos deja en la pista, ya asfaltada, pero al poco nos topamos con un tímido hito que nos hace un guiño. Le seguimos el juego, y entre erizones, zarzas y adivinanzas, vamos viendo cómo no sólo llegamos a la altura del Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, sino que lo sobrepasamos. Ante la opción de volver sobre nuestros torcidos pasos, decidimos continuar con su jueguecito, a ver qué nos depara, aunque a cada momento tenemos claro que nos dirigimos hacia el mirador de Santa Teresa. Efectivamente, aquí estamos, ante las ruinas de esta vieja ermita satélite de los monasterios, cuyos dos muros paralelos se encuentran entre un vallado protector, que poco protege. Las pocas piedras que quedan en pie se asoman a los vacíos, a los espacios profundos de la solana, como cuando despedían a aquellas gentes que desde aquí continuaban con la reconquista del territorio.

Ruinas de la ermita de Sta. Teresa
            A partir de aquí, el camino se domestica bastante, llevándonos ya, en dirección contraria a la que traíamos, hasta esa enorme pradera de San Indalecio, donde se encuentra el monasterio nuevo, el centro de interpretación del Espacio Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, y un más que extenso espacio verde que hace las delicias de caminantes, ciclistas y visitantes en general.

          Por un viejo camino ganado a los conglomerados, bajamos al monasterio viejo, donde nos recreamos en hacer alguna fotografía. Y poco más, cuatro kilómetros de carretera median hasta el arranque de esta jornada en el barranco de Carbonera. Algo más de 13 han sido los kilómetros recorridos en 4h 40’, de los que 3h 30’ han sido en actividad, con más de 900 metros de desnivel acumulado positivo, y los mismos de descenso. Todo ello en una mañana con la que hemos hecho las paces en lo meteorológico, mostrándonos al final el objetivo no cumplido, pero así podemos volver otro día.





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La Collarada cuatribarrada

A TUCAS ALBARS
La Collarada (2.886 m)
Miércoles, 23 de abril de 2014



            Tras algún intento fallido, y como no nos gusta dejar las cosas pendientes mucho tiempo, cuatro fueron los mayencos que en el señalado día de San Jorge, patrono de Aragón, auparon su imaginaria cuatribarrada a lo más alto de la comarca de La Jacetania, a lo más alto de la tierra donde comenzó la reconquista, donde comenzó la conquista de las libertades, de los fueros, donde se asentó la cultura y el arte. Ástrid, Josemari, Javier y José Ramón escribieron esta página en su particular conquista con esquís sobre el territorio vertical.

Y esto es lo que nos dijeron al volver:

Peleándose la canal cimera

            El pasado 23 de abril, un pequeño pero decidido grupo de la Sección de Montaña de Mayencos han dedicado tan insigne día de la Comunidad, Festividad de San Jorge, a conquistar el pico más alto de la Jacetania, Collarada (2.886 m).

            Aunque el objetivo era realizar la ascensión con esquís de travesía, por falta de nieve se tuvo que realizar a pie el trayecto desde el Refugio de la Espata hasta el Refugio de la Trapa.


          La mañana amaneció despejada, excepto en cumbre, en donde una niebla persistente impidió disfrutar de uno de los paisajes más espectaculares del Valle del Aragón. La ascensión fue eminentemente sobre esquís, en una nieve bien compactada, pero dócil y con buen agarre para las focas, gracias a los centímetros últimos caídos en los dos días anteriores. En el corredor de acceso al pico hubo que calzar crampones, dejando los esquís listos para un descenso de auténtico disfrute hasta el paso de los Pastores, que conecta con el Refugio de la Trapa.  



Texto de Ástrid
Fotos de los componentes


lunes, 21 de abril de 2014

Tauro evolutivo

TAURO evolutivo
20.abr.14  03:56
21.may.14  02:59
(hola solar)



            Seguimos con la descripción de los rasgos fundamentales de cada signo zodiacal, según la evolución del individuo. Le toca el turno a Tauro, el segundo de la primavera, el segundo del año. Por tanto, tras definir con sendas frases sus arquetipos involutivo y evolutivo, pasamos a dar unas pinceladas de lo más destacado atendiendo al nivel de evolución.



            El Arquetipo Involutivo es: “que se luche sin desmayo”, lema que tiene para aferrarse al camino de lo deseado, que si es de tipo material corre el riesgo de obcecarse y ser víctima de los espejismos materiales, desarrollando su voluntad y su practicidad, llegando incluso hasta hacerse posesivo para no perder lo ya adquirido, iniciando el camino hacia la decepción por los deseos satisfechos y tornando sus anhelos hacia horizontes más vitales. El Arquetipo Evolutivo es: “veo, y cuando el ojo está abierto, todo es luz”. Cuando el individuo llega a este punto, despierta a la aspiración espiritual, subyuga y reorienta las energías de la personalidad para seguir el camino de su propia liberación, utilizando su voluntad ya desarrollada y su metódica organización para auto disciplinarse y trabajar por los demás.


            El Tipo Inferior de Tauro es consumista, tiene la necesidad acuciante de satisfacer deseos materiales. Busca llenar su existencia viviendo sensorialmente la vida, se inclina hacia los placeres, las comodidades, las voluptuosidades. Lleno de deseos digestivos, inclinado a tragar, a engordar. Es posesivo y apegado a las cosas que adquiere, lo mismo que con las personas, por tanto, muy celoso. Conservador e inmovilista, se vuelca en el trabajo que le aporta dinero. Le horroriza la inestabilidad, necesita seguridad para moverse en la sociedad de consumo. No corre riesgos, no es impulsivo, es cauteloso y desconfiado. Es rutinario. Obstinación, perseverancia, dogmatismo, incluso fanatismo, para conseguir lo que desea, y cuando no lo obtiene, se abate en la auto conmiseración, la melancolía, y la frustración. Raramente irascible, pero cuando el ambiente logra su desarrollo se enfurece y se torna peligroso.


            El Tipo Medio de Tauro que ha satisfecho ya sus deseos materiales en anteriores etapas evolutivas, ha trabajado la voluntad y el dominio sobre sí mismo, adquiriendo una gran capacidad de trabajo y solidez personal, que le aporta placidez y tranquilidad, siendo difícil alterar su equilibrio interior. Su tenacidad ya va dirigida a objetivos más elevados. Se muestra fiel y estable entre sus amigos y familiares. Digno de confianza, es honrado y cumplidor con su palabra. Capaz de poner en marcha todo lo que se le encomiende, aunque sea a paso de hormiga, pero con absoluta seguridad. Es muy precavido, no le gusta verse sorprendido por el futuro, lleva mal la improvisación. Necesita construir, crear, edificar, basándose en la planificación, el método y el orden como principales herramientas. Trabajador incansable, con gran sentido del deber y de la responsabilidad, no soportando la pereza ni la ociosidad en los demás. No es amigo del derroche, sin embargo es generoso con sus amigos. La estabilidad y la seguridad las encuentra en el seno familiar. Es dionisiaco, inclinado al disfrute sensorial y sensitivo de las cosas.

            El Tipo Superior de Tauro comienza con una crisis de valores al darse cuenta de que lo material ni le llena ni le satisface, y ese vacío es el que le provoca una aspiración hacia lo espiritual y trascendente. Ya no busca lo mejor para sí mismo, sino que al haber adquirido un sentido grupal, lo hace para la colectividad. Tiene un fuerte deseo de reorientar sus energías subyugando su personalidad en favor de su individualidad, como su propio camino de liberación. Ya es consciente de la vida y de su infinidad de manifestaciones en todos los planos, y de que hay una evolución, regida por un Plan, basando todo su anhelo en la convergencia con él. Esa testarudez del Tauro Inferior se ha tornado en una visión más generosa hacia todo lo creado, especialmente hacia la humanidad, a la que se entrega con un alto sentido de responsabilidad. Una vez que el individuo ha logrado trascender a los deseos de la personalidad, la satisfacción del deseo deja paso a la visión y al correcto enfoque hacia otras perspectivas. Tiene una gran admiración por la armonía y la belleza como manifestaciones de creatividad inspirada por la divinidad.



                Bien amig@s. Así son ell@s y así hay que quererl@s. Muchas felicidades a l@s Taurian@s y que este tránsito os sea propicio a tod@s vosotr@s.

                 
                El orto del sol al comienzo y final de Tauro, es (hora solar):
20 de abril          amanecer 05:29
21 de mayo        atardecer 19:30

                Las lunas de este mes de Tauro, son (hora solar):
·         Menguante, en Acuario                  Martes, 22 de abril, a las 07:53
·         Nueva, en Tauro                             Martes, 29 de abril, a las 06:15
·         Creciente, en Leo                           Miércoles, 7 de mayo, a las 03:16
·         Llena, en Escorpio                          Miércoles, 14 de mayo, a las 19:17


Entradas relacionadas:


Fuente del texto: Apuntes de Antroponomía y Vitacultura
Imágenes: Extraídas de diversas web


Monte Oliván 4 x 4

ENTRENOS
Monte Oliván 4 x 4
Sábado, 19 de abril de 2014



            Mientras el tiempo acompañe hay que salir a disfrutar del monte. Y hay que hacerlo de cualquier forma. Hoy toca de nuevo trotar. Pues ahí vamos, al monte Oliván. Y comenzamos saliendo de Jaca por la cuesta de la Esparraguera, para volver a subir hacia el banco de la Salud, porque hemos dicho que hoy hay que hacer cuestas, no?

Los lirios revientan
            Nos metemos en el Camino de Santiago hasta el puente Oliván, para subir por la pista de Serés hasta el desvío de Marcuello, que nos lo encontramos como siempre, aunque cada vez con una piedra menos en pie. Salimos a la pista de Serés y la bajamos, hasta el desvío de la que sube al tubo de la central. Estamos en una buena atalaya sobre el Campo de Jaca, siempre dominado por la Peña Oroel. Los campos, bien nutridos por las nieves invernales lucen sus mejores galas. Reciben blanco y ofrecen verde. Todo está en los genes. Es formidable.

El río Aragón baja mayenco
            Rompepiernas hasta alcanzar los depósitos de la Solana, desde donde descendemos hasta Asieso, ese pequeño núcleo de población del que ya se tenían noticias hace casi mil años, en el Cartulario de San Juan de la Peña, según nos indica el profesor Agustín Ubieto Arteta, que publicó su hermano Antonio, y que tuvimos el gusto de conocer en vida, y que de algún modo revolucionó el modo de ver la historia… la historia de Aragón. Su iglesia de San Andrés, del siglo XII, fue construida para ver pasar a los peregrinos que, saliendo de Jaca, cruzaban el puente de San Miguel.

            Por la que damos en llamar senda de los indios, salimos a la carretera, justo enfrente del cerro de San Miguel, al que subimos también, para bajarlo de tiro ya hasta el puente, y llegar a Jaca a través de la diagonal. Finalmente, en las antiguas piscinas de la cantera, bajo al monumento a la Jacetania, obra del escultor Ángel Orensanz, de la tierra, buena sesión de estiramientos, sobre la hierba, bajo el sol… el emparedado perfecto, tras casi 14 km, con unos 700 de desnivel acumulado de subida y los mismos de bajada.





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Santuario de Hielo en el Valle del Aragón

MONS CON NIEU
Gruta Helada de Lecherines
Viernes, 18 de abril de 2014



           Se dice que el agua es la luz del sol condensada. Pero si a eso le añadimos bajas temperaturas constantes, todavía se condensa más, se hiela, se petrifica, pero a diferencia de la roca que le ha permitido filtrarse, se muestra más clara, más limpia, más transparente. Hay un lugar donde el tiempo se afila en cortinajes de curiosas formas, donde el tiempo se detiene, donde el tiempo se destila lentamente, donde la oscuridad y el silencio son cómplices de un atractivo que no podemos dejar de venir a contemplar. Como si de una peregrinación a los orígenes se tratara, acudimos simbólicamente al útero de estas calizas montañas, acudimos al santuario de hielo del valle del Aragón, acudimos… a la Gruta Helada de Lecherines.

Barranco de los Meses
            Hay que madrugar para no encontrarnos mala nieve, sobre todo a la vuelta. Algo pasadas las siete y media, partiendo de Canfranc, emprendemos la subida por el barranco de los Meses. La mañana está fresca, buena. Nos adentramos por un bosque que despereza y que contagia buen rollito. Llegamos a la pista que de Villanúa sube a Gabardito, y la seguimos. Fuente de los Abetazos, a la que le presentamos nuestros respetos. Bien puesto el nombre. En una hora nos presentamos en este paraje de Gabardito, aunque hay quien lo llama el de las praderas de Heidi, que desde que no están sus rebaños están desapareciendo pasto de los erizones, los cardos y las roseras silvestres. Lástima.

Por el bosque
            Cruzamos el barranco de Aguaré y nos metemos de nuevo en el bosque, pasando ya por los primeros neveros. El monte está generoso, muy generoso, y lo demuestra lo crecido de los barrancos, que no hacen fácil el paso por algunos sitios. Al salir de nuevo a cielo abierto, el panorama que se nos abre a la vista es espectacular. Lecherines, Tortiellas y su cordal ante nosotros, dándolo todo. La presencia ya constante de nieve a la altura de la majada nos recomienda el uso de crampones. Pronta está ya la llegada al tubo que nos conducirá al gran sumidero donde se aloja la entrada de la gruta.

            Casi hora y media de un lento, pero disfrutón ascenso median hasta él, a través de una empinada cuesta que nos ofrece algún rellano intermedio para darnos resuello. En el último tenemos el desvío para subir por la derecha al llamado paso del Sarrio, que tiene la llave para cruzar por Estiviellas a Canfranc Estación. Pero eso será en otro momento, eso será cuando se vayan las nieves que hacen peligrosa la aérea travesía. Tomamos ya la última rampa, que por la izquierda nos deposita en ese gran plató, en ese gran sumidero que alberga la entrada de la cueva.



Desde el interior de la cueva
            Sólo con haber llegado hasta aquí, sólo con asomarnos al interior, ya daríamos cumplida cuenta a nuestros deseos. Pero no nos conformamos con ello, con cuidado vamos bajando por las huellas dejadas en la nieve por anteriores visitantes. El desnivel es importante. Una vez abajo, el silencio y el tiempo detenido te engullen. Nos encontramos unas columnas de hielo que destilan la nostalgia del invierno en una adelantada primavera, y que el capricho de las filtraciones y de las corrientes de aire ha diseñado unas formaciones únicas e irrepetibles. Con el mismo origen, el agua, las circunstancias externas cambian el resultado. Son leyes inmutables, y que afectan a todas las manifestaciones de la vida. Sí, a todas. Las formas cambian, la esencia no. Las formas desaparecen, se transforman, la esencia no. Es formidable la lección que nos da siempre el Gran Libro de la Naturaleza Viviente.



            Mediodía de reloj. Bocado, trago y a desandar lo andado. La nieve está totalmente transformada, lo que hace más cómodo el descenso. Parada a quitarlos los crampones donde los habíamos puesto, y a continuar el regreso. Tras pasar por el gran plató de la majada, nos metemos de nuevo en el bosque, que nos da un respiro de nuevo en Gabardito, para volver a dejarnos engullir por él hasta dar con nuestros pasos en Canfranc.

            Casi siete horas, de las que algo más de cuatro y media han sido en movimiento, para recorrer los casi 17 km, con 1.550 m+ y lo mismo de descenso, en una mañana que nos ha permitido tratar de tú a los hielos cavernarios del alto valle del Aragón, en el dominio de Lecherines, y que recomendamos visitar antes de que desaparezcan un año más.




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