martes, 16 de abril de 2013

Quedada Sector Norte Ultra Trail CG Jaca 1/3

ENTRENOS
Quedada Sector Norte Ultra Trail CG Jaca 1/3
Sábado, 13 de marzo de 2013



            De nuevo vamos a hacer el recorrido íntegro del Ultra Trail Cazadores del Galicia de Jaca, valedero para el I Campeonato de Aragón de Ultra Trail FAM 2013. Pero en esta ocasión a través de una quedada con amigos, que en número de 16, y con la valiosa aportación del Club Atletismo Jaca, con otros 10 andarines, formamos un total de 26 personas dispuestas a dejarnos el mal pelo por estas sendas, caminos y pistas que constituyen el Sector Norte.

Llegando a Rapitán
            Radiante mañana. Puerta de la Ciudadela. Los andarines han salido media hora antes. Aquí y ahora, 32 bastones, si lleváramos todos, acompañando a unos que entrenan la prueba, otros que tienen curiosidad por el recorrido, y todos dispuestos a pasar una buena jornada de monte, en definitiva, salen recogidos para obviar el tintineo sobre la calzada urbana. Catedral, plaza Biscós, Avda. Escuela Militar de Montaña, plaza de los Danzantes, Hospital y por fin se pueden desplegar, por fin entra tierra en los surcos de las suelas de nuestras zapatillas, deseosas ya de ello.

            El ascenso hasta Rapitán lo hacemos enfilados, la senda no da para más, pero es agradable, muy agradable ver a tanta gente con un objetivo común, que no nos cansamos de repetir, el de disfrutar. En cabeza ya los más jóvenes, los más preparados, los que apuntan maneras, maneras de ir dejándonos atrás poco a poco a otro grupo más numeroso.

La Peña Oroel preside el Campo de Jaca
            Llegada al Rapitán no sin admirar el Campo de Jaca, presidido por la Peña Oroel, siempre la Peña Oroel, en esta mañana que tiene una luz especial, quizá el primer regalo primaveral. Damos la vuelta al fuerte, lo que nos permite ver alguno de los objetivos de hoy, Bergosa, Castiello, Grosín… Hay que hacer verdaderos esfuerzos para obviar la visión sobre este insulto a la inteligencia humana y al medio ambiente que es el horroroso edificio de apartamentos, y meternos por el bosque de carrasca y boj, para impregnarnos de su magia, que llevamos hasta el extremo de la loma. Descenso hasta el fondo del barranco. Por delante la pista que con fuerte pendiente nos ha de subir hasta el collado. Ya establecemos contacto visual con los andarines, que están en ella.

Arranque de la senda a Bergosa
            El grupo de cabeza ya nos va pillando distancia. Llegamos al collado, otro hito de hoy. Hora y cuarto a nuestro grupo. Cambio de ritmo. A partir de aquí ya podemos volver a respirar y hablar al mismo tiempo. Sube y bajas continuos, y la entrada a la senda, que nos coge desprevenidos a algunos. Está marcada con mojón de piedras, que reforzamos. Otra media hora hasta Bergosa, quizá porque damos caza ya al grupo de andarines y nos entretenemos charrando un poco con ellos.

Fuente y lavadero de Bergosa
            Entramos al abandonado pueblo por su parte alta, por unas eras, que atravesamos hacia el norte, pasando junto a unos grandes bidones para tomar el sendero que nos lleva a las ruinas de la románica iglesia de San Saturnino para bajar al camino que nos conduce hasta la fuente. Aquí nos agrupamos todos los que trotan y los que hacemos caco. La última vez que nos tienen paciencia. Cada uno a su ritmo, y que vamos regulando mediante sucesivas paradas, pero esta va a ser la última. Aquí van a empezar ya a llegar los andarines. Poco menos de dos horas.

Bajada al río Ijuez, en la Garcipollera
            Enfrente de la fuente está el lavadero, y justo a su lado hay que tomar una difuminada senda que, tras cruzar un pequeño barranco, nos va metiendo en el bosque, un bosque de pino de repoblación, como el de la Garcipollera, valle en cuya entrada estamos, y que nos va a dejar a los pies del río Ijuez, que agoniza ya, que va anunciando su rendición al Aragón. Semana a semana se va notando pelín de merma en su caudal, pero aún es lo suficientemente generoso como para no poderlo cruzar. Esperemos que en dos meses se pueda hacerlo. Ahora nos obliga a subir el talud ferroviario, para llegar al Camino de Santiago, junto a ese enorme puente de madera construido para facilitar el paso a los peregrinos.

En lo alto de la sierra de Angelé
            Un Camino de Santiago que tomamos en dirección inversa, para llegar hasta Castiello, donde repostamos agua y echamos un bocado. Dos horas y media. Atravesamos las traseras de una urbanización para tomar la pista que nos sube a la sierra de Angelé. El subir el primer tramo está concebido para que haya de todo, pero es más agradable, pero mucho más agradable el segundo, ya entre el bosque. Dejamos atrás el desvío para visitar las ruinas de la ermita de San Bartolomé y llegamos a lo alto de la loma, de un cordal que se yergue entre los valles del Aragón y del Lubierre, en cuya cabecera encontramos a Borau esperando que le hagamos ese homenaje visual, como obligado es el hacéselo a todo el eje pirenaico que alcanza nuestra vista, y que es mucho.

En la cima del Grosín
            Brusco giro hacia el sur. Brusco, también, cambio de ritmo. Volvemos a respirar, volvemos a hablar. Establecemos contacto visual con el puerto fuera de categoría de la jornada, vemos ya el monte Grosín, que con no demasiada prominencia está ahí esperándonos. Unos cientos de metros de pista que sube y baja, para variar, y nos situamos en el arranque de un sendero que nos hace agradable el ascenso, vestidos de bosque. Cima del Grosín. Quedamos 8 en nuestro grupo, con vocación ya desde hace tiempo de no permitir más disgregues. Cuatro horas justas desde la salida de la Ciudadela de Jaca.

San Juan de la Peña y Bal Ancha
            Por detrás, bajo la espectacular visión pirenaica, el camino recorrido. Por delante, el que queda por recorrer. Barranco de Castelillo, Bal Ancha y Jaca, para hoy. Pero nos tiemblan las piernas pensar que el día de la prueba eso será sólo para cubrir poco más de un tercio del recorrido, ya que tenemos enfrente la sierra de San Juan de la Peña (Sector Sudoeste), y la Peña Oroel (Sector Sudeste), incluidas ambas en el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, como máximas cotas para las dos quedadas sucesivas.

En busca del tramo inferior del barranco
            Bueno, pues eso, sin embobarse demasiado emprendemos el descenso por la solana, que sólo cría piedras y aliagas, vientos y soledades, pero que en poco nos deja en la pista, que recorremos en pequeño tramo hacia el oeste, hasta las ruinas de unas viejas cabañas, donde volvemos a tomar un sendero hacia el sur, en la cabecera ya del barranco de Castelillo. Nuevo cambio de ritmo. Nuevo campo visual, de las amplitudes a estar engullidos por el bosque, que nos hace, y hará en su día, agradable este tramo. El breve paso por un ancho cortafuegos nos deja en una enorme explanada, unos antiguos campos, ya abandonados, como también las espaldadas casas que los regían. Ante nosotros una pelada loma, que dejamos a nuestra derecha, para volver a buscar el cauce del barranco, que tras un descenso por lazadas, encontramos y cruzamos, para llegar a la pista que viene de Caniás, y que tomamos para alcanzar Guasillo. Cinco horas y veinte.

Repostando en Guasillo
            Parada a echar trago y a recomponer las neuronas, que siguen sin entender lo que está pasando, y mira que se lo hemos explicado, eh? Seguimos disfrutando por esta Vereda Oeste de Jaca, que luce como nunca en las últimas décadas sus mejores galas. Los fosforescentes campos ofrecen unas tonalidades de un verde subido que refrescan visualmente estas horas centrales del día. Asieso, que saludamos en marcha, y senda de los Indios, para llegar a la carretera de Aísa, que cruzamos para pasar por debajo de la loma de San Miguel, donde hay quien dice que se ubicaba una ermita en tiempos, pero de la que nadie ha encontrado resto alguno.

Puente de San Miguel
Bajada, pues, al puente del mismo nombre, medieval, sobrio, austero, precioso, otro icono del recorrido, y subida a la corona de Jaca. Llegada al Rompeolas y ya por domesticado Camino de Santiago llegamos a la trasera del acuartelamiento. Rodeo del IPE y llegada a la puerta principal de las instalaciones militares que albergan al Regimiento de Cazadores de Montaña Galicia 64, sin cuyo apoyo sería imposible que la Asociación Cultural y Deportiva Cazadores del Galicia pudiera organizar esta prueba. Una prueba no pensada sólo para ultra hombres y ultra mujeres, no, sino para todos aquellos que quieran poner a prueba su resistencia por estos variados caminos, como somos la mayoría de los componentes de este grupo, que en seis horas y diez minutos hemos terminado de recorrer los en torno a 34 kilómetros de este Sector Norte, con 1.685 metros de desnivel positivo acumulado.

          Y vosotros, qué?, os vais a quedar ahí, mirando?



El reportaje completo de fotos, en:


Rodellar, tierra de abismos

PASEOS
Rodellar, tierra de abismos
Viernes, 12 de abril de 2013




            Víspera de día de alto nivel de actividad, que aprovechamos para hacer un paseo familiar por la poco considerada Sierra de Guara. Rodellar, antiguo municipio que hoy en día pertenece al término de Bierge, preside desde su excepcional atalaya todo un mundo de roca caliza, profundos barrancos que el Mascún ha ido modelando siglo a siglo, milenio a milenio, era a era, y que ha dejado unas paredes con caprichosas concavidades, que hacen la delicia de los escaladores, con varios sectores de muy diferentes dificultades, que la aúpan a lo más alto de la meca de la escalada deportiva a nivel mundial.

Lo moderno convive con lo antiguo
          Tierra donde la roca y el agua han sabido cincelar mitos y leyendas a lo largo de centurias. Roca y agua, que hoy, en perfecta sintonía con la climatología reinante, se nos ofrecen como lo hacen a los cientos de turistas, escaladores, senderistas, barranquistas, o simplemente curiosos que hasta aquí se acercan para contemplar tan magno espectáculo que el paso del tiempo ha ido plasmando en esta austera paleta de escasos, pero vivos colores, a las mismísimas puertas del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, declarado como tal en los últimos días de 1990, y que con sus 47.453 Has, más otras 33.286 de zona periférica, es el mayor espacio protegido de Aragón.

Barrio de la Honguera
          Una estrecha y sinuosa carretera nos hace disfrutar desde Bierge, primero entre carrascas, luego entre pinos, para acercarnos al barranco por donde el Alcanadre busca al Mascún junto al puente medieval de Pedruel. Ahí, ahí mismo tenemos el núcleo urbano de Rodellar, compuesto por tres barriadas, la de la Iglesia, la de la Honguera y la de la Calle Baja, que nos muestran unos buenos ejemplos de arquitectura rural tradicional de esta parte de somontano.

El agua fagocita los materiales más blandos
          Hoy en día la actividad de este sector de turismo de tan amplio espectro colma con creces las expectativas de los oriundos y agregados que de él viven, pero no siempre ha sido así, y la configuración geográfica de los alrededores no ofrece condiciones para un gran desarrollo agropecuario, por lo que el modus operandi de antaño se debió basar en capitalizar, como centro comercial, el trasiego de mercancías a lo largo del eje norte sur de Guara. 


Rincón típico de Rodellar
          Salvaje y espectacular barranco de Mascún, hacia el que desafiante lanza su proa este singular núcleo de población. Y si en montaña, habitualmente, es la cima la meta de toda excursión, aquí podríamos decir todo lo contrario, ya que nuestro objetivo tendría que ser el descender hasta el fondo del barranco y el dejarnos envolver, dejarnos engullir, dejarnos succionar por el fondo de estas profundas gargantas. El hombre se hace roca, el hombre se hace agua, el hombre se hace surco discurriendo por el seno de este excelso barranco cuyo deambular corta la respiración, para mejor admiración y receptividad del espectáculo que se nos ofrece.


Portones con rancio sabor
          Saliendo del barrio de la Honguera nos acercamos, hacia el barranco de la Virgen, y el cruce de El Cheto, otro antiguo despoblado, para encaramarnos hasta lo alto del escarpe, donde se erige la ermita de la Virgen del Castillo, sobre las ruinas de un antiguo castillo medieval del siglo XI, en un lugar totalmente inexpugnable, sólo accesible por este lado sur. Llegados a este lugar somos testigos de la singularidad del mismo, al dominar el cauce medio del barranco, con sus pétreos habitantes. La Ciudadela la llaman a estos observadores del tiempo, mermados milímetro a milímetro por la acción del agua, por la acción de los vientos. Aguas abajo, José Cardús, en su Octavo Tomo de Turismo Altoaragonés de 1975 (Ed. Librería General), ya recomienda un liviano paseo cruzando el puente de las Cabras y regresando por el de Pedruel, dos joyas medievales cuya visita no hay que perderse. 


La Ciudadela
         En esta tranquila mañana de viernes, desde la magnífica atalaya que nos ofrece el complejo del albergue de Kalandraka, nuestras miradas se hacen roca, se hacen aire, se hacen agua, se hacen luz, en definitiva. No en vano, los árabes bautizaron este mundo mágico y mineral como Mascún, el habitado por los espíritus.



El reportaje completo de fotos, en:


jueves, 4 de abril de 2013

I Aniversario Andarines CAJ

ANDADAS
I Aniversario Andarines
Club Atletismo Jaca
Domingo, 31 de marzo de 2013



            "Cuando no puedas correr trota, cuando no puedas trotar camina, cuando no puedas caminar usa el bastón, pero nunca te detengas". Esta joyica que nos dejó la Madre Teresa de Calcuta nos viene al pelo para definir este movimiento que surgió el año pasado por estas fechas, del seno del Club Atletismo Jaca, que impulsó el amigo Quique, y que ahora están dando continuidad Toñín y Jesús.

Puente de la Botiguera,
como siempre, como nunca
            Celebrar el primer cumpleaños siempre tiene el añadido de que es la primera vez que se termina el tránsito por todos los meses, por todas las estaciones, y eso tiene una especial relevancia cuando hablamos de una actividad, como ésta, que transcurre al aire libre. Y para celebrarlo, han sido acompañados por los corredores a realizar el primer circuito que se hizo el año pasado, el de la Botiguera. Y ello ha sido posible gracias a la restauración del puente de tablas que no soportó la gran avenida de octubre pasado, cuando el río Aragón bajó inflado, reclamando lo que era suyo.

La marcheta, ya estirada,
por el Camino de Santiago
            Comenzamos como debe ser, con una sesión de calentamiento y estiramiento, que alerte a tendones y músculos de lo que se les avecina. Algo pasadas las diez y cuarto de una mañana, como las que de vez en cuando nos regala esta sucesión de vueltas de agua que nos traen las borrascas, emprendemos la marcha, que por el Rompeolas nos mete en el Camino de Santiago y nos da salida justo enfrente del cementerio.

            Nos agrupamos para continuar junto al canal, que cruzamos para bajar al soto del río Aragón, donde se encuentra la pasarela, donde nos volvemos a reunir para cruzarla ordenadamente. Nos vamos juntando al otro lado, en el camino que viene de Abay, donde acordamos subir a Banaguás, hasta cuyo casco urbano no llegamos, porque volvemos por la fuente de Labate, para bajar de nuevo hacia el camino del río. Seguimos hasta meternos por la senda bajo el columbario, y dar a parar al puente de San Miguel. Foto de familia y subida más relajada hasta el punto de salida, donde nos esperan unas viandas para echar un bocado, pero que tienen que esperar un poco, porque hay que volver a estirar.
Preparativos para seguir disfrutando

            Bueno, pues algo más de dos horicas disfrutando de la compañía, disfrutando de los caminos, disfrutando del entorno en definitiva, para celebrar este primer aniversario, que auguramos va a ser el primero de muchos otros, y que nos ha servido para relajarnos un poco en la culminación de esta ultra semana, en la que hemos pasado de vueltas el cuentakilómetros de los bastones.





El reportaje completo de fotos, en:


martes, 2 de abril de 2013

Sector Sudeste Ultra Trail Jaca 3/3

ENTRENOS
Sector Sudeste Ultra Trail Jaca 3/3
Sábado, 30 de marzo de 2013



     Tercera y última jornada de reconocimiento del circuito para dejarlo fijado ya definitivamente, que así será salvo sorpresas de última hora, y de las que se iría informando. La mañana parece que viene más benévola, más amigable, la predicción nos da una tregua entre hoy y mañana. Veremos.

Dispuestos para la marcha
            Lo tomamos donde lo dejamos antes de ayer, en el puerto carretero de Oroel, Jesús lo ha hecho posible, lo cual agradecemos. Hoy, además, contamos con presencia femenina, nos acompaña Olga. Vamos a ello. En unos pocos metros en dirección a Jaca, sobre la salida del barranco que nos trae de Atarés, al otro lado de la carretera, tomamos una pequeña canal que en pocos pasos nos lleva a la calzada romana, más evidente ésta por unos tramos que por otros. Se trata de una variante de la que entraba por el Puerto del Palo, y unía el Bearn con la antigua Caesaraugusta. En este caso, es la que baja del Somport. Tras pasar por la pardina Moquito, en veinticinco minutos tomamos un desvío a la izquierda, que nos hace girar hacia el este, desde donde podemos ir viendo ya las paredes meridionales de la Peña Oroel, por las que corren cursos de agua que las rachas de viento cortan en ocasiones su vertical caída.

Caídas de agua por la cara sur de Oroel
            Nos presentamos en un profundo barranco, que hay que cruzar transversalmente, lo que nos obliga a subir una dura cuesta, hasta alcanzar una vieja cabaña de piedra, junto a la que están construyendo una balsa contraincendios. Aquí tomamos la pista que viene de la pardina Ordolés, y fundida en un cortafuegos a tramos, nos sube hasta su final, una explanada desde la que sale una pequeña senda entre erizones para subir a la Punta Bacials, donde la Peña Oroel se asoma todas las mañanas a ver salir el sol. Pero no es esa la que tomaremos, sino una que sale enfrente, y que ya desde el principio se embosca, lo que la hace muy agradable.

Generosa naturaleza
            Si es de día, nos dará la sombra. Y si es de noche, también. Nos acerca a la desnuda roca, que nos muestra sus conglomerados, cantos rodados unidos por viejas arcillas que hacen de pegamento, y que nos indican la cantidad de tiempo que han viajado dando tumbos en el seno de tormentosos ríos que por aquí han circulado en tiempos pretéritos, muy pretéritos. Bien, hay un lugar por el que se pasa, en concreto, por el que hay que cruzar conteniendo la respiración, o eso es al menos lo que inspira. Exige atención, exige respeto, exige admiración. Nos lo agradecerá. Seguimos hasta dar ya vista al espacio que alberga la ermita rupestre de la Virgen de la Cueva. Lo primero que vemos es la restaurada casa de los cofrades. Un indicado desvío nos lleva hasta este sagrado lugar, donde decenas de cruces hacen converger cada año a cientos de romeros.

Aspecto anterior de la ermita
            Los pálpitos se aceleran, la respiración se corta, la voz se enmudece ante el desgraciado espectáculo. Sabíamos que había habido un desprendimiento, pero no de esta magnitud. Sólo se ha salvado el rincón del altar. El resto del interior ha sido ocupado por una enorme pieza de conglomerados, que hacían de techo natural, y que se han desprendido de su posición original, donde permanecían desde hace toda la vida que ser humano haya visto. De nuevo, el agua puede con la roca. Lo blando puede con lo duro. La acción puede con la inacción. La perseverancia puede con la conformidad. El discurrir puede con la quietud. Miles de toneladas de roca han ocupado el espacio dedicado a las plegarias.

Aspecto actual de la ermita
            Para los que quieran visitar este lugar, será opcional, no llevará más de 5 minutos, que bien podrá ser una excusa para recuperar un poco el resuello. Salimos de este pequeño bucle para seguir por senda hasta dar con la antecima de Oroel, desde donde vemos ya la Cruz, cima de este monte, que con sus 1.769 metros de altitud es el punto más alto de la prueba. Accedemos a ella por el pastizal, para volver por senda un poco más cerca del mismo borde de la vertiente norte. Dos horas y media desde la salida de esta mañana, de una mañana que se prometía en lo meteorológico y que nos ha respetado en cuanto a lluvia, pero que ha sido más fría que las otras dos, especialmente en estos tramos cimeros, donde la niebla nos ha traído unas rachas de viento que nos han acompañado en estos últimos metros.

Nuestra llegada a la cruz
             Desde la Cruz podremos contemplar una panorámica a 360º. La formación de la cordillera pirenaica nos ha dejado un eje axial y unas sierras interiores y exteriores, separadas ambas por unas depresiones de terreno que los ríos han ido forjando a lo largo de siglos y milenios. Desde aquí podemos apreciarlo todo, de hecho, dos mesas orientadoras de Mayencos nos ayudarán. Todo ello más que interesante para el que hasta aquí se acerca, pero lo más significativo para el participante en la prueba es tener la auténtica satisfacción de poder ver todos los lugares emblemáticos que hemos ido recorriendo a lo largo de las últimas horas. Rapitán, Grosín, San Juan de la Peña... Nos alegraremos de estar aquí, teniendo a Jaca a nuestros pies. Llevamos en torno a 85 km, y nos quedan como 10 más. Ánimo!!!

Nevero junto al collado
            La vuelta, tras un corto tramo común, como decimos es por otra senda más cercana a la misma cresta. Llegamos al collado, y si no nos importa perder otros diez minutos, opcionalmente podremos encaramarnos al roquedo y ver desde lo alto los neveros, utilizados en la antigüedad para almacenar nieve, que conservaban entre paja y ramas para ir bajándola a Jaca en caballerías para el consumo doméstico. La reciente ampliación del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña incluyendo este macizo, está consiguiendo ponerlo en valor.

Deliciosos caminos por el bosque
            Treinta y tres lazadas, treinta y tres, son las que hemos de descender para llegar al Parador, desde donde por la cuneta de una estrecha carretera bajamos hasta meternos por el barranco de San Salvador, hasta una caseta, que es el punto de inflexión para dejarlo y… qué os parece un cambio de ritmo?, pues pensamos que bien, de modo que tomamos otro barranco que sale a nuestra izquierda y que nos sube en un cuarto de hora a un antiguo polvorín militar, desde donde tomamos una pista que se dirige al sur, y que se convierte en senda, para salir de nuevo a la calzada romana. Contacto, sólo visual, con un codo de la carretera de Oroel, para seguir por la calzada y vadear el profundo barranco de Ballatás.

Ermita de Sarsa
            Nos vamos acercando ya a Jaca. Club de Tenis y cruzar el río Gas. Entre la Fuente de Baños y Escolapios nos metemos ya de lleno en el casco urbano. Visitamos la ermita de Sarsa, traída hasta aquí en los bajos años setenta, piedra a piedra desde su original emplazamiento por el que muy cerca hemos pasado en nuestro recorrido por la solana de Oroel. Calle Ramiro I, que nos deja en la plaza del Marqués de la Cadena, con su Torre del Reloj y su vigilante Ramiro I. Ayuntamiento, calle Mayor, del Obispo, Catedral, Ciudadela, con sus glacis, rompeolas, Camino de Santiago, calle Infanta Doña Sancha, Fernando el Católico, que nos deja en la avenida de la Victoria, donde se encuentra el cuartel por el que ya hemos pasado unas cuantas horas antes.

No más vueltas ni revueltas, no más subidas ni bajadas, no más idas ni venidas. Tendremos que hacer verdaderos esfuerzos para convencer a todas y cada una de nuestras células de que esto se ha terminado. Sí, hemos llegado al final de nuestro súper, hiper, mega, archi, ultra, gran recorrido de hoy, que la mayoría de nosotros habremos empezado ayer. Pero nada de eso importa ya. Nuestra pasión nos ha traído hasta aquí y sólo nos queda disfrutarlo.

            Hoy han sido algo más de 24 kilómetros el recorrido, en el que hemos invertido cinco horas y tres cuartos, para cubrir los 1.068 de desnivel acumulado positivo, y los 1.359 negativos. Y el total de los totales han sido en torno a las 21/22 horas, los más de 95 km, y algo más de 4.700 metros de desnivel acumulado positivo, y otros tantos negativos. Posiblemente los primeros en llegar lo hagan en 10 horas, o incluso menos, y entre eso y las 24, los demás. Pero de lo que estamos seguros es que tanto unos como otros van a disfrutar del recorrido, que alterna espacios naturales singulares con monumentos histórico-artísticos, que van a hacer que queramos volver a visitar estos lugares de forma más relajada, para disfrutar de esta comarca y de sus gentes.


El reportaje completo de fotos, en:


Y el track, en:


Para cualquier otra información de la prueba, en:


Sector Sudoeste Ultra Trail Jaca 2/3

ENTRENOS
Sector Sudoeste Ultra Trail Jaca 2/3
Jueves, 28 de marzo de 2013



            Segunda jornada para recorrer el trazado integral del Ultra Trail Cazadores del Galicia de Jaca. Como la atmósfera va a su bola, y no hace ni caso de las previsiones que hacemos acerca de su desarrollo, nos obliga a adaptar el horario, a retrasarlo más bien. Ha estado toda la noche lloviendo, y salimos cerca del mediodía, con frontales en el macuto, por si acaso.

Entrada al espacio de la fuente
            Salimos del cuartel de La Victoria para meternos por detrás de la Residencia Santa Orosia, al término de la cual sale una estrecha pista hacia el sur, a nuestra izquierda, que nos lleva, por detrás de todo lo urbanizado a la fuente de Forranchinas, para seguir por senda hasta dar vista a la depuradora. Bajamos para darle alcance por su costado hasta dar enfrente del puente Kenedy, que cruza el río Gas. Lo pasamos y seguimos por la pista principal. Hay un circuito que hacemos corriendo con frecuencia, basuras le llamamos, que pasa por un antiguo vertedero ya sellado, para el que hay que girar a la derecha. Pues hoy no lo hacemos y seguimos un poco más, para hacerlo más arriba. Está señalizado. Se hace un giro brusco hacia poniente. Se pasa por las ruinas de unas bordas, y al rato se vuelve a girar  brusco hacia el sur. El camino se convierte en senda, bastante erosionada por la escorrentía de estos días, y meses pasados. Nos vamos metiendo en el bosque del monte Guaso.

Camino por el monte Guaso
            Seguimos subiendo a lazadas, y cuando ya nos da la impresión de que se nos abre horizonte hay que hacer un nuevo brusco giro hacia poniente, para ir bajando hasta confluir con el GR 65.3.2, una variante del Camino de Santiago que sube desde la carretera por un camino entre la Caseta del Municionero y Monclús, junto al giro brusco de la carretera de Pamplona para cruzar el Gas. Casi hora y media desde Jaca. Con marcas ya de GR (blanco y rojo, y la característica flecha amarilla del Camino de Santiago), vamos llegando hasta Atarés, actualmente pedanía de Jaca, pero que ya se mencionaba en la fundación del monasterio de San Martín de Cercito, por el conde Galindo II Aznar, dueño de Atarés, quien mandó construir el castillo.
Variante del Camino de Santiago
para subir a los monasterios

            Cruzamos el casco, no sin probar las aguas de la fuente que hay tras la iglesia del siglo XVI, bajo la advocación de San Julián, y confirmar con un paisano uno de los tramos de camino que tenemos por delante. En algún sitio no determinado todavía, pero seguro que cómodo para todos, se instalará un centro neurálgico de la prueba, con avituallamiento completo, asistencia sanitaria, de evacuación, etc., ya que por aquí volveremos a pasar de vuelta. Seguimos por una marcada pista que discurre hacia poniente, hasta que a los diez minutos un vado del barranco nos indica que hemos de meternos a la derecha para subirlo por estrecha y vestida senda por su margen izquierda. Vivimos la pasión propia de esta Semana Santa en nuestras piernas, se ve que las aliagas llevan mucho tiempo sin ver a nadie por aquí y se abrazan, es su forma de querer… no es más de media hora, pero dejan huella.

Ermita de San Caprasio
            Salimos a una pista que viene de los campos, unos campos fosforescentes que te hacen ampliar el espectro mental de los verdes. Se llega a dar vista a la carretera que de la venta de Esculabolsas llega a Santa Cruz de la Serós, pero no llegamos a ella, ni siquiera a cruzar el barranco de Carbonera. Justo antes de todo eso nos encontramos a nuestra izquierda una cabañera que nos sube a una urbanización, al cabo de la cual nos vemos ya en la entrada de la población, donde el saco de las emociones se agita al contemplar de frente la ermita de San Caprasio, una joya del románico lombardo en La Jacetania, muy frecuente en el vecino Serrablo, pero muy escaso en estos lares. Mientras cogemos resuello, le rendimos culto visual, para seguidamente acercarnos hasta la plaza, donde encontramos la iglesia de Santa María, cuyo desaparecido cenobio albergaba una clausura de monjas benedictinas, que en 1555 se desplazaron a Jaca. Fue fundado por Ramiro I a mediados del siglo XI, encomendando a su hija Urraca al citado convento.

Camino de subida a
San Juan de la Peña
            Preciosa población esta de Santa Cruz de la Serós, que ha sabido mantener ese aire urbano de edificaciones de piedra típicas altoaragonesas, con sus balconadas y sus robustas chimeneas troncocónicas, coronadas por el característico espantabrujas. Ya nos gustaría poder seguir disfrutando de este lugar con tanta historia como presente, con tanto pasado como futuro… Pero hay que seguir, no hay más remedio.

            Nos dirigimos hacia el sur por ancho camino abrazado al cauce del barranco de Carbonera, ese que recoge las aguas interiores de Cuculo y su hermano San Salvador. Enseguida sale una señalada senda a la izquierda, que desde el primer momento ya nos anuncia que hemos de emplearnos más a fondo, porque esto se empina. Seguimos en el GR 65.3.2, pero en dirección contraria a la suya. La senda nos lleva por escarpada loma dejando a la izquierda un profundo barranco. Nos mete en el bosque, con agradable piso y entorno, hasta llevarnos justo enfrente del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, con difuminado origen entre la leyenda y la historia. Si no armamos bulla podemos oír el susurro de la tradición acerca de su fundación.

Los peregrinos dejan su impronta
Sssssst, ahí vamos. Se dice que en la sarracena Zaragoza del siglo VIII, de noble familia eran los cristianos Voto y Félix. Al primero le gustaba la caza, y un buen día se encontraba montando su caballo por los llanos de San Indalecio persiguiendo un ciervo, que en su huída desapareció por el precipicio de su cara norte. Desbocado el corcel, cayó detrás de él. Cuando se vio Voto en el aire, se encomendó a San Juan Bautista, lo que hizo que el caballo se posara suavemente en el suelo. En su desconcierto, halló el cuerpo del animal, pero luego sus pasos le llevaron a descubrir el incorrupto de San Juan de Atarés en una pequeña gruta. Convencido de que se trata de un milagro, Voto dio sepultura al eremita y volvió a Zaragoza a contarle a su hermano Félix lo sucedido. Vendieron sus posesiones en favor de los pobres y regresaron a estos lugares, haciéndose ermitaños, donde poco a poco fueron convocando a más y más adeptos, hasta formar una comunidad, que abrazó la regla benedictina. Así se cuenta el origen de este lugar, en el que se funde tradición e historia, y que alberga un claustro románico único en el mundo por su situación bajo los conglomerados del monte; con panteón de Reyes y Nobles, y donde se dice que dio cobijo al Santo Grial, que fue la copa en la que Jesucristo compartió su última cena con los apóstoles.

Antigua casa del guarda
Más, mucho más nos dejaríamos mecer por estas vaporosas historias, pero como el caballo de Voto, tenemos que volver a pisar suelo y seguir en busca de nuestra senda iniciática. Y lo hacemos por unos pocos cientos de metros asfaltados, hasta que a nuestra derecha tomamos una escalera metálica que nos permite encaramarnos al monte para seguir pedregosa senda y plantarnos en ese llano de San Indalecio, donde el espacio se ensancha, y con él nuestra alma, con la que cargamos a duras penas. Recuperando en este corto y falso llano, nuestros pasos nos llevan, por la ruta dibujada por nuestra mirada, hasta la antigua casa de forestales, que hoy es sede del Centro de Interpretación de la Naturaleza, y en cuya entrada hay cercana una fuente de frescas aguas. Giramos a nuestra izquierda para pasar por delante del restaurado Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, construido a raíz del último incendio padecido en el viejo en 1675, permaneciendo activo hasta la desamortización de Mendizábal, en 1835. Actualmente alberga en su seno el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña y el del Reino de Aragón, así como una moderna y lujosa hospedería.

Apacible sendero por el bosque
Nos dirigimos al Mirador de San Vicente, por una ancha y corta cuesta, rodeados de bojes, acebos y pinos, y jalonada por varios paneles que nos informan de la flora y fauna del lugar. Cinco horas desde la salida de Jaca. Aquí, mientras recuperamos el resuello podemos contemplar los montes pirenaicos ayudados por una mesa orientadora, que en su semicírculo de mármol nos indica el perfil y nombre de los picos más destacados. Y sin perder más tiempo, seguimos por la agradable senda que sale a nuestra derecha y que nos lleva hasta casi dar con las antenas, que las evitamos por una marcadísima senda entre conglomerados. En media hora damos vista a la carretera de Bernués, que eludiremos haciendo una breve travesía por un monte recién limpio de arbolado, pero con la ramulla que acompañará nuestros pasos.

Enfilando de nuevo hacia Atarés
Sin darnos cuenta nos volveremos a meter de nuevo en el bosque para ir bajando por un erosionado sendero a tramos, hasta salir de él y tomar una pista. Esto nos lleva cuarenta minutos. Cruzamos un oportuno puente de madera y nos presentamos en el vado del que nos hemos desviado a su derecha en el camino hacia Santa Cruz de la Serós. El bucle nos ha llevado casi cuatro horas y media, pero habiendo invertido más de media hora en amojonar el tramo de monte paralelo a la carretera de Bernués.

De nuevo en Atarés. Siete horas desde la salida. La tarde pesa ya tanto como nuestras piernas, pero hay que apechugar con lo uno y con lo otro. Con la mirada puesta en la Peña Oroel, su espolón oeste nos hipnotiza, facilitando el discurrir por los cuatro kilómetros de pista que tomamos a nuestra derecha, hasta alcanzar el arranque de una senda a nuestra izquierda, que poco a poco nos va encandilando para meternos en un barranco, que nos sube al puerto carretero de Oroel, a donde llegamos con los frontales en la mochila deseosos de salir porque ven que ha llegado su hora, pero que se quedan con las ganas. Agradecemos a Jesús que se haya hecho cargo de nuestra recogida.

Como balance final de esta segunda jornada, podemos decir que hemos invertido 8 horas para recorrer los 36,6 km, con un desnivel acumulado positivo de 1.948 metros y negativo de 1.713, en una jornada en la que lo meteorológico no ha sido tan fiero como lo pintaban, que aunque hemos salido lloviendo, enseguida se ha calmado y en el recorrido han sido dos o tres veces las que nos han alcanzado unas vueltas de agua, que no han hecho más que amenizarnos el recorrido. 


            El reportaje completo de fotos, en:

Y el track, en:

Para cualquier otra información de la prueba, en: