Año XIV. Entrega nº 986
“Niebla en el valle, montañero a la calle.
Niebla en la montaña, montañero a la cabaña”.
Igual que para desenvolverse en la vida es imprescindible saber leer, en un medio hostil como la montaña también hay que saber leer el terreno en aras de minimizar los riesgos inherentes a la actividad. Las condiciones meteorológicas también forman parte de ese “terreno” del que hay que estar pendiente. En el refranero montañero encontramos el dicho de cabecera, del que se desprende que cuando la niebla cubre los fondos de valle, es sinónimo de buen tiempo, aunque no lo parezca, al contrario de cuando ocupa las cumbres de las montañas a las que te diriges.
Hoy era un día de libro de los de la segunda parte del dicho, pero al tratarse de una montaña sobradamente conocida, para realizar la habitual actividad de estos días previos a las fiestas navideñas, con gentes venidas de varios orígenes, y programada con mucha antelación, pues eso, que nos contradecimos y nos metemos en todo el marrón.
Algunos salimos ya andando desde Jaca, para tomar el camino desde la Fuente de los Baños de Jaca, y su entorno, repleto de historia. Cruzamos el río Gas y nos dirigimos por el camino de las Calzadas, para dejarlo y seguir por el de San Salvador.
Al término de la pista, un panel nos anuncia que entramos en el espacio natural protegido del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel. Ya por sendero, nos introducimos en el barranco de Acín, para pasar por la fuente de San Salvador y el punto de captación de aguas, de la que llega hasta alguna fuente pública de Jaca.
Se sube un pedregoso camino, que se burla unas decenas de metros por un sendero a la derecha. Se cruza una pista y se llega a la carretera del Parador, por donde pasamos para dar comienzo a la verdadera subida a la Peña Oroel, con una lluvia que no era ya tan fina como la que traíamos.
Curva tras curva, hasta 33, para llegar al collado de las Neveras, bajo la nieve, desde alguna de las revueltas. El mal orache* se intensifica, y peor que se ve al salir del abrigo de los arbustos. Es precisamente el mal tiempo y el no haber llegado todos al Parador al mismo tiempo, lo que ha originado que el ascenso esté siendo algo caótico, cada uno por su lado, en pequeños grupos, en un “sálvese quien pueda”.
Estamos como media hora esperando agruparnos, pero el consumir el calor que hemos generado en la subida nos empuja a salir de aquí como sea. El continuar por la cornisa se hace desaconsejable por las fuertes rachas de viento, de modo que bajamos a la vaguada, por donde se va más protegido, así como en el tránsito por los bojes a continuación.
Al salir a campo abierto, como se preveía, el anuncio del invierno que, astrológicamente, va a hacer su aparición en unas horas, se hace cruda realidad. La ventisca azota con fuerza en la cara, con apenas visibilidad. Tenemos esperanzas de que los 9 metros de altura de la Cruz sean suficientes para no pasárnosla de largo.
Finalmente, y a duras penas, llegamos a la Cruz, tocar chufa y volver, encontrándonos a más gentes del grupo en su ascenso. Imposible detenernos para celebrar lo habitual en este lugar y en estas fechas, tampoco con la protección de los bojes, donde lo hicimos el año pasado. No hay lugar ni tiempo para hacer otra cosa que no sea la de salir de este inf(v)ierno con la mayor celeridad posible.
De nuevo en el collado, vamos bajando cada uno a nuestro ritmo, entre un ambiente puramente invernal por el camino del bosque, entre unos abetos que añoran precisamente esto, el frío, con algunos ya caídos, otros a punto de hacerlo, y otros que van resistiendo, pero… ¿hasta cuándo?
Llegados al Parador, nos vamos reuniendo en su porche, para dar rienda suelta al comercio y al bebercio propios de la ocasión, para volver, a continuación, a Jaca, donde continuamos la celebración en torno a una buena mesa.
Peña Oroel, la montaña de casa, que unas veces se muestra amable, y otras acoge los inviernos que, como el inicio de éste, ha sido repentino, pero que no ha impedido continuar con el ritual de subirla este año que, desde Jaca, en la ida, nos han salido 13,3 km, recorridos en 5 horas, con un desnivel acumulado de 1030 m D+ / 630 m D- (980 m D+ / 575 m D- Wikiloc), alcanzando la máxima altitud en los 1769 msnm de la Cruz de Oroel.
GLOSARIO
Orache: Tiempo meteorológico
RECURSOS DIGITALES:
Las fotos, con sus comentarios y el track
*La falta de luz, la escasa visibilidad y la poca pericia del fotógrafo, han dado como resultado esas imágenes.
*La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.
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