Año XIII. Entrega nº 981
“Cada día es diferente. Solo observa lo que la naturaleza tiene para ofrecerte”.
Esta frase, para la que no encontramos autor, nos invita a mirar cada día como si fuera el primero, como si fuera el último. Y lo podemos dedicar a “permanecer dormidos en nuestros sueños, o despertarnos para perseguirlos”, como hemos leído también en algún sitio. Y qué mejor escenario para ese despertar que hacerlo en la propia naturaleza, en la propia montaña, a la que acudimos para despertar con ella e ir en pos de nuestros sueños, en un día realmente diferente.
Hoy, las nieblas juguetean con la luz, con esa que une nuestra mirada a las montañas, pero nos van a mantener firmes en nuestro objetivo, que es acudir a ese bello rincón que conforma el barranco de la Codoñera, tributario del río Isábena, que acoge a varias aldeas con un mismo apellido, el de Serraduy. Riguala es una de ellas, que se encuentra bajo el extremo sur de la sierra de Sis.
De unos 12 km de longitud y perpendicular al eje pirenaico, es una sierra formada por conglomerados, por cuyo lomo discurre una ancestral vía pecuaria, una cañada que ha visto transitar miles de cabezas de ganado en su trashumancia del llano a la montaña y viceversa. Parte aguas entre el río Isábena y el Noguera Ribagorzana, un itinerario señalizado hace algún tiempo como GR 18 (Sendero de la Ribagorza).
Al sur de la sierra de Sis, sobre la cabañera, se alza una sierra con una cima mayor y alguna que otra menor. A la mayor, de forma poco imaginativa y recurrente, la llaman Tozal del Mediodía, unida a la de Sis por el amplio coll del Vent.
Con el afán de explorar todo lo máximo posible la zona en la que nos movemos en cada momento, sentimos la "necesidad" de ver el mundo cercano desde arriba, es por lo que le ha tocado hoy sentir nuestra presencia a esta sierra que pareciera que fuera hija de la gran madre Sis, que apunta al norte, como si no quisiera saber nada de ella.
Salimos de Riguala de Serraduy para subir por pista hasta la cabañera, que tomamos a la derecha. Al poco, encontramos unas viejas tablillas que indican la dirección de Serraduy, al que se llegaría por el PR-HU 46, matrícula que han aprovechado para dársela al sendero que están adecuando y señalizando como Sendero Turístico de Aragón (STA). Esperamos que en un futuro no cause confusión.
Un poco más adelante, y sin dejar de ver nuestro objetivo, dejamos la pista para ir subiendo por las faldas de la montaña. Con una cierta dificultad, debido a lo cerrado del sendero, llegamos a la base de la corona cimera, que no parece que nos lo vaya a poner fácil. Nos vamos moviendo por terreno más o menos expuesto, y sin dejar de mirar hacia arriba para ver si encontramos un sitio propicio para ello.
Nos metemos en una encerrona, con vegetación infranqueable que, de poderla haber superado, quizá nos hubiera dado una oportunidad. Volvemos sobre nuestros pasos y, en busca de esa debilidad que nos permita alcanzar la cumbre, para lo que emprendemos una travesía por la faja bajo la corona cimera.
En el tránsito, vamos recorriendo algún tramo cómodo, los menos, otros expuestos, y otros en los que hay que pelearse con la vegetación, pero salimos airosos de todos. La más accesible que encontramos, veo que quizás, aunque al límite, podría treparla, pero pienso en el descenso y en las gentes que saben que ando por estas tierras, y que lo hago sin más compañía que las nieblas, de modo que prefiero no arriesgarme y seguir rodeando, más desesperanzado a cada paso, la base de la corona por estos andurriales.
Sin pretenderlo, y sin pensarlo siquiera, llegamos al punto inicial en el que habíamos tenido la primera decepción, teniendo que retroceder, para iniciar este barboquejo a los pies de una corona que no admite rey.
Se ha intentado, en un día gris, con una montaña también gris, así que nos tenemos que conformar con volver, pasando por tres cotas menores antes de llegar de nuevo a la pista de la cabañera, que recorremos de vuelta hasta que la dejamos para tomar la que nos baja a Riguala de Serraduy, punto de partida de una mañana diferente en la que la naturaleza, la montaña, nos ha ofrecido una cara como pocas veces, pero… hay que quererla igual.
En total, nos ha salido una distancia de 10,8 km, recorridos en 3 horas y 45 minutos, salvando un desnivel acumulado de en torno a los: 545 m D+/-, y alcanzando la altitud máxima en los 1365 msnm de un punto del rodeo por la faja cimera.
RECURSOS DIGITALES
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