martes, 17 de junio de 2025

Cuculo, por los reales sitios del monte Pano

 Año XIV. Entrega nº 948


IXOS MONS

CUCULO (1549 m)

Domingo, 15 de junio de 2025


"Desbocado yà el Bruto, no defifte,

y aunque fufre el impulfo de la rienda,

tan impetuofa la ira fe refifte,

que arma dentro de sì mayor contienda:

Detràs de el Ciervo enfurecido embifte,

y fin que el precipicio ciego atienda,

llevado de su faña executiva,

iva yà à defpeñarfe con èl, iva”.



FUNDACIÓN DEL MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA

            Texto en aragonés antiguo que corresponde al versículo IL (49) del Vuelo I (pág. 23) del Rasgo Breve de el Heroyco sucesso, que dio ocasión, para que los dos nobles zaragozanos, y amantissimos hermanos, los santos Voto y Felix, fundaran el Real Monasterio de San Juan de la Peña…”, de F. Joaquín Aldea, “monge de la mifma Real Cafa” impreso en los talleres de la Imprenta de Francisco Moreno en 1747, cuyo facsímil sería recuperado gracias a la colaboración de D. José Pascual de Quinto y de los Ríos, quien lo proporcionaría para que la Librería General lo publicara en 1985.



             Este párrafo forma parte de una historia que se pierde en la noche de los tiempos, y que Francisco Oliván cuenta en su libro sobre San Juan de la Peña, relata “la fundación del Monasterio de San Juan de la Peña, allá por el siglo VIII, que comenzaría con las andanzas de dos caballeros de la nobleza de Zaragoza, que gozaban de cierto bienestar: Voto y Félix. El joven Voto era muy aficionado a la caza, en busca de la cual había llegado hasta las estribaciones jaquesas de los Pirineos. En una salida se desplazó como a unas tres leguas de Jaca, y desde allí, persiguiendo a un ciervo por el áspero y fragoso camino que había que salvar, subió algo más, hasta llegar a la cumbre del monte Pano, en donde atravesando la plaza, que aún hoy se puede ver, alcanzó al ciervo”.



           “Éste, acosado por el caballero y la jauría y no viendo otro escape, se arrojó desde lo alto de la Peña (que después cobijó al Monasterio), cayendo entre la maleza y los breñales -árboles y otros vegetales- que cubrían y cubren el fondo del colosal abismo. El caballero, al verse al borde del precipicio, invocó a San Juan Bautista y, milagrosamente, el corcel clavó los cascos en la roca y detúvose, con lo que salvó la vida al impetuoso mancebo”.



"QUITAD EL MONTE AL SANTUARIO Y HABRÉIS MUTILADO EL MONUMENTO"

            Según consta en un documento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, “… el actual Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, antiguo Monumento Natural de San Juan de la Peña, incluye una conjunción poco frecuente entre naturaleza y cultura: unidades ambientales representativas de la media montaña pirenaica (con una densa y variada masa forestal y cortados de conglomerados refugio de aves rupícolas de especial interés), y la existencia de uno de los monasterios más importantes de la Alta Edad Media y primer panteón real de Aragón, el Monasterio de San Juan de la Peña”. Y añade: “En 1869, tras la desaparición de las comunidades religiosas, el Estado tenía previsto subastar el monte de San Juan de la Peña. Tras las mediaciones del ingeniero de la zona quien enunció la célebre frase de “quitad el monte al Santuario y habréis mutilado el monumento”, evitó que esa subasta se llevase a cabo. De esta manera, en 1920 se declaró…”. 



EL TERCER ESPACIO NATURAL PROTEGIDO DE ESPAÑA

Esta historia, de difícil comprensión de no estar enmarcada en el ámbito de la leyenda, es de general conocimiento, lo que posiblemente no esté tan extendido es el hecho de que este Espacio Natural Protegido fue el tercero de los declarados en España, en 1920. Los dos primeros fueron impulsados por D. Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, y fueron el del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y el del Parque Nacional de Ordesa, ambos en 1918, que derivarían en el Parque Nacional de los Picos de Europa y en el de Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, respectivamente.



            El que nos ocupa, se ponía en marcha oficialmente por Real Orden del 30 de octubre de 1920, con la creación del Sitio Natural de Interés Nacional de San Juan de la Peña, que comprendía los dos monasterios, sitos en el monte H-1002, la Covadonga Aragonesa, según la prensa de la época, por la similitud histórica ligada a la reconquista. El Gobierno de Aragón, en Ley 6/1998 del 19 de mayo lo reclasificaba como Monumento Natural, con 264 has. Posteriormente, en Decreto 13/2007, del 30 de enero, del Gobierno de Aragón, ratificado en el BOA 20/2007, de 16 de febrero, se declaraba oficialmente la actual figura de Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, añadiendo este último macizo a su zona de protección, sumando así hasta las 9514 ha actuales.



            El Pirineo Aragonés, decano de la prensa aragonesa, en su número 1963, del 13 de noviembre de 1920, se hacía eco de la noticia: “Por Real Orden del 30 de octubre último, publicada por la Dirección General de Agricultura, Minas y Montes, ha sido declarado “Primer Sitio Nacional de España”, el tradicional y pintoresco monte de San Juan de la Peña, en el que se asienta el histórico monasterio que le da nombre. Esta preferente distinción, que tanto ha de contribuir a que aquellos sacrosantos lugares sean atendidos con la veneración que su historia merece, es debida a la gestión del Ilustre Comisario regio de Parques Nacionales, que en su reciente visita a esta provincia pudo convencerse de la justicia con que Aragón desea conservar sus glorias bajo la tutela oficial”.



LA RUTA

            Pues, efectivamente, estamos en tierras con mucha historia, cultura y arte, no sé si suficientemente bien puestas en valor, y a las que acudimos de vez en cuando para dar culto a todo lo que representan, no en vano se consideran la cuna del Reino de Aragón. Y en esta ocasión lo hacemos con un numeroso grupo del club Montañeros de Aragón, con los que nos disponemos a dar una vuelta por este enclave pinatense (metaplasmo de “Pinna”, nombre latino del Monte Pano), uniendo los tres antiguos monasterios benedictinos de la zona, el viejo y nuevo de los monjes de San Juan de la Peña y el de las monjas de Santa Cruz de la Serós.



            El autobús nos sube hasta la pradera de San Indalecio, donde se ubica lo que queda del monasterio nuevo, donde comenzamos la ruta, dirigiéndonos hacia el mirador de San Vicente, también llamado Balcón del Pirineo, obligada atalaya para divisar una buena parte de la cordillera, reconociendo las montañas, bien motu propio o ayudados por la mesa orientadora. Tomando el sendero del oeste, nos lleva hasta el cruce, donde hay que seguir la dirección “San Voto”, que nos lleva a la carretera, que cruzamos, para tomar el sendero que nos baja a las proximidades del monasterio viejo.






            Tomamos la dirección de Santa Cruz de la Serós para, al poco, entrar en un discreto sendero a la izquierda, sin señalizar, pero bien trazado, que nos saca a la carretera frente a la salida de una antigua trocha de madera, que tomamos hacia arriba, para llegar a la zona de las fuentes, donde hacemos un breve descanso y desde donde nos dirigimos, cubiertos de bosque, hasta Cuello Betito, recientemente señalizado con el PR-HU 157 como Ruta del Santo Grial, que une Bailo con el Monasterio de Santa Cruz de la Serós, pasando por los de San Juan de la Peña











            Ya nos queda tan sólo el último tramo, que es alcanzar los 1549 msnm del Cuculo, por senda al descubierto, alcanzándolo al cabo de 3 horas y media de delicioso tránsito por estos montes.  Las vistas son igual de espectaculares que las que ofrece el mirador del Pirineo, estamos en una atalaya privilegiada sobre la Canal de Berdún. El descenso se había propuesto hacerlo por el llamado camino de la Ralla*, una cornisa por la fachada norte de la montaña, que nos va bajando por senda entre erizones primero y por bosque después, a donde un componente del grupo, con una lesión en la rodilla, va llegando a duras penas, en busca de la sombra donde está el resto del personal.









            Otra compañera le hace una cura de fortuna, quedándose con el lesionado y tres más, entre los que se encuentra Luis, nuestro guía de hoy. Lamento no conocer sus nombres para haberlos mencionado. El grupo seguimos bajando; salimos a la carretera, que recorremos un corto tramo para llegar ya a Santa Cruz de la Serós, donde al poco de llegar, nos comunica Luis que ha llamado a emergencias para evacuarlo, ya que le quedaba mucho camino, y pendiente aún, y se corría el riesgo de agravar la lesión. La enfermera que lo cura y uno de los de apoyo bajan al pueblo, quedándose con el lesionado, Luis y otro compañero.





            Dos horas en el pueblo transcurren entre la llegada del helicóptero, la evacuación, su traslado al pueblo, y la recogida con el coche de Toni, un amigo de Santa Cruz, de los otros dos, llegando al autobús a las 18:05, cinco minutos tan sólo de la hora límite, de modo que bien está lo que bien acaba.



SANTA CRUZ DE LA SERÓS

            El primitivo monasterio benedictino de Santa Cruz de la Serós fue fundado por Sancho II de Pamplona, conde de Aragón (970-994), realizando un verdadero impulso su nieto Ramiro I, rey de Aragón (1035-1063), cuya hija Urraca fue monja del cenobio hasta su fallecimiento. Dice Ricardo del Arco, que el de Santa Cruz de la Serós “es el monasterio aragonés más antiguo de los dedicados a religiosas” y que, con los de Sijena y Casbas, fueron los tres cenobios más importantes de Aragón destinados a monjas, los tres situados en la provincia de Huesca. En 1555, las monjas fueron trasladadas al Real Monasterio de las Benitas de Jaca, donde la falta de vocaciones y la avanzada edad de las monjas, circunstancias que se venían arrastrando desde hacía tiempo, obligaban a trasladarse el 30 de abril de este año, tras 470 años de vida monástica en la antigua capital del reino, quedando el vacío cenobio a la espera de alguna figura legal que lo proteja. 



            Una bonita ruta por los Reales Sitios del Monte Pano y sus monasterios que, posiblemente, hubiéramos realizado en algo menos de tiempo, pero cada circunstancia requiere su atención. Finalmente, han sido 6 horas disfrutando por estos singulares parajes, incluidos en el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, para hacer 12,7 km, con un desnivel acumulado de en torno a los 615 m D+ y 1045 m D- (Wikiloc: 545 m D+ / 975 m D-), con la altitud máxima: los 1549 m del Cuculo.



GLOSARIO

Ralla: cresta rocosa, generalmente caliza


BIBLIOGRAFÍA

San Juan de la Peña. Francisco Oliván. Autoeditado (1952)

Los monasterios de San Juan de la Peña y Santa Cruz de la Serós. Francisco Oliván. Autoeditado (1969)

Rasgo Breve de el Heroyco sucesso, que dio ocasión, para que los dos nobles zaragozanos, y amantissimos hermanos, los santos Voto y Felix, fundaran el Real Monasterio de San Juan de la Peña…”. Del facsímil de D. José Pascual de Quinto y de los Ríos. Librería General (1985)

Jaque al reino. Chesús Yuste. Doce Robles (2022)

 

RECURSOS DIGITALES

Red Natural de Aragón 

Montañeros de Aragón 

Románico aragonés

El Pirineo Aragonés 

Wikipedia  

Wikiloc  

Facebook 

RAE  

Fundeu  

Aragonario  

Geamap  

Hijo de la Tierra  




Las fotos, con sus comentarios, y el track

 

Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.






lunes, 16 de junio de 2025

Circular Castanesa - Fonchanina, por Ribera, Denuy y Siscarri

Año XIV. Entrega nº 947


IXOS MONS

Circular Castanesa - Fonchanina

Viernes, 13 de junio de 2025


            "Aun el hombre más razonable tiene necesidad de volver a la Naturaleza, es decir, a su relación fundamental y lógica con todas las cosas”. Friedrich Nietzsche (1844-1900).



            Frase del poeta y filósofo alemán de la segunda mitad del siglo XIX, que nos invita a reflexionar sobre que volver la mirada a la naturaleza ya era un concepto que se manejaba hace más de un siglo, pero, además, leemos entre líneas que va dirigida al ser humano “razonable”, es decir el que es guiado por la razón, como invitando a que no sólo con la pasión se dirige uno a la naturaleza, a las montañas, sino que interpretamos que hace un llamamiento a ese equilibrio necesario entre esos dos mundos.



            La razón es del ámbito del intelecto, dominado por el elemento aire, y como tal, masculino; se diría que es el padre de la ecuación. Sin embargo, la pasión, es del ámbito del corazón, dominado por el elemento agua, femenino, por lo que se considera la madre. Ya tenemos los dos elementos universalmente reconocidos como masculino y femenino, y como de toda unión, nace un fruto, el vástago, cuya naturaleza será un reflejo de la relación entre sus progenitores. 



            Llevado esto al plano que nos ocupa, es necesaria una buena relación, un buen equilibrio entre nuestra mente y nuestro corazón para que su descendencia, que no es otra cosa que la voluntad, la acción, sea la adecuada. Eso en todos los órdenes de la vida, claro, pero en nuestro acercamiento a la montaña con más razón, ya que esa acción no está exenta de riesgos. 



            Es como si, en el acercamiento de los pioneros para conquistar las montañas, Nietzsche hubiera observado un predominio de la pasión sobre la razón, algo que con el tiempo se ha ido teniendo que equilibrar, habida cuenta de los potenciales peligros de un medio hostil para el ser humano, como son las montañas, y más, mucho más, hoy en día, con la “alegría” con la que se aborda, con escasa, por no decir, nula, preparación, formación, información, actitud… por parte de esta nueva ola que asola las montañas.



            Reflexiones con las que nos hemos encontrado para comenzar esta nueva historia, y que quizá le vengan algo grandes cuando se trata del ámbito del senderismo, más que del alpinismo, porque montañismo es un término tan amplio que lo contiene todo. Y es eso lo que seguimos haciendo por este gran valle de Castanesa. En esta ocasión con una circular cuyo punto de inflexión es Fonchanina, pasando entre ambas por Ribera, Denuy (municipio de Laspaúles), y Siscarri una gran borda situada en las faldas de la montaña, con más pasado que presente y futuro.



            Salimos, pues, de la confluencia del PR-HU 102, Ruta de la Serra, con el GR 18 Sendero de Ribagorza, en la Vila de Baix, de Castanesa, para tomar el GR, que nos va bajando por caminos de viejo, hasta que lo dejamos para seguir por su variante GR 18.1, que nos va meciendo, entre el intenso aroma que destilan las jaras, hasta el seno del río Baliera, que vertebra el valle, y que aquí da vida a Ribera, un caserío a su vera, como su nombre indica. Pasamos por casa Carrera y casa Ballarín, y luego por su coqueta parroquial, que reza a San Miguel.











           Salimos de este solitario, pero cuidado lugar, para continuar por el GR 18.1 entrando en uno de los extremos más orientales del municipio de Laspaúles, en dirección a Denuy, para lo que pisamos la carretera local dos veces, burlándola entre ambos cruces por el bosque de cajicos*. Llegamos a este pueblo, cuya actividad descansa de épocas pasadas. Dejamos a su aire el GR, para tomar el PR-HU 100, o Camino de la Montaña. Mientras, la parroquial de San Caprasio la vemos descansar ya desde el sendero de salida.







            De esta localidad, con ayuntamiento propio en 1834, dice Madoz que “tiene clima frío, siendo las enfermedades más comunes las sorderas y paperas”. Ubieto, que recoge Corral, en el Cartulario de Alaón, pág. 87, nº 81, la primera mención, que es la de que “en 903 el presbítero Agapio cambió una tierra en Dunui”. También, que en el Cartulario de Roda, págs. 24 y 25, recogido por Yela, figura que “en 1093 el rey Sancho Ramírez de Aragón dio a la catedral de Roda el castillo “Vivo” y el valle Arravense (Barravés) y Donvi (Denuy, posiblemente).





            Mucha y convulsa historia de poderes y contrapoderes en estas montañas. Pero nosotros a lo nuestro. Seguimos por el PR, que ya nos va dirigiendo, sin separarse mucho de las curvas de nivel, faldeando por la montaña, hasta Siscarri, cruzando el barranco de Terrés por su singular puente, que espera a gritos una puesta en valor. Llegados al viejo caserío, abandonamos el PR-HU 100 para continuar por la variante que nos lleva hasta Fonchanina, al otro lado del río, lo que nos obliga a bajar hasta él, cruzarlo por la palanca de Siscarri, y subir, sin dejar de hacerlo por bosque, hasta este pequeño enclave, que nos recibe con las cruces de los que fueron, que hoy por hoy, son más de los que son. 










            Aprovechamos las buenas aguas de su fuente y el paso por el pequeño templo advocado a San Antonio, para salir y abrazarnos al GR 18* para subir, parece mentira estando valle abajo, hasta Castanesa, por la carretera local que está siendo objeto de mejora, al menos, y de momento, esos dos kilómetros hasta Fonchanina.







            Una solitaria ruta por ambos márgenes del río, a la que le hemos dedicado algo más de cuatro horas, para recorrer 9,9 km, salvando un desnivel acumulado de en torno a los 540 m D+/- (Wikiloc: 472 m D+/-), lo que supone una pendiente media del 5,45 %, con la altitud máxima situada en los 1472 m de Castanesa, punto de salida y de llegada.



GLOSARIO

*Cajico: quejigo 

 

BIBLIOGRAFÍA

Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados, I. Antonio Ubieto. Anubar (1984)

 

RECURSOS DIGITALES

Santiago Noguero 

Románico ribagorzano 

Senderos Turísticos de Aragón  

Senderos FAM  

Wikipedia 

Wikiloc   

Facebook 

RAE  

Fundeu  

Aragonario 

Geamap  

Hijo de la Tierra 




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Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.