viernes, 16 de junio de 2023

Valle de Chistau, Ara y valle del Aragón, tres días con José Miguel Navarro

                                                                     Año XII. Entrega nº 824


FORMACIÓN EN MEDIO AMBIENTE
Sendero de la Ribera del río Zinqueta (CAS)
Por el entorno de Ara (3Piedras)
Santa Cristina, Cno. Santiago, Güixas, Sasabe, Aratorés (CPEPA)
Sábado 10, domingo 11 y lunes 12 de junio de 2023

            Sir David F. Attenborough (1926), científico británico, muy famoso por su labor divulgativa en televisión, recibía el año pasado el premio “Trayectoria de Vida, de Campeones de la Tierra”, otorgado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) por su dedicación a la investigación, documentación y defensa de la protección de la naturaleza y su restauración. Inger Andersen, directora ejecutiva de la entidad, decía de él que “… había dedicado su vida a documentar y transmitir al mundo la historia de amor entre los seres humanos y la naturaleza… su trabajo seguirá inspirando a personas de todas las edades a cuidar la naturaleza y convertirse en generaciones de restauración”.



            Seguramente, como otros muchos naturalistas mediáticos, ha tenido mucha influencia en la persona protagonista de estas tres jornadas en las que hemos podido disfrutar de sus conocimientos, impartidos con gran generosidad, entrega y pasión, que nos hace disfrutar, porque mientras los más legos pasamos por la naturaleza mirando, él, además de mirar, ve y difunde, con la premisa de que nada en el mundo natural ocurre porque sí, y que la morfología de los seres obedece especialmente a estrategias de conservación y propagación de la especie. 



            Es esa permanente observación y búsqueda de patrones de conducta la que lleva a la comprensión del comportamiento de cada ser, en sí mismo, y en su relación con los que necesita para seguir adelante en un complejo escenario en el que se entrelazan los intereses de unos y otros. Autor de varias publicaciones, su insaciable curiosidad le lleva a profundizar cada vez más en mundos tan vastos como la botánica, la geología, la etnografía y tantas otras disciplinas para cuya comprensión ayuda el verlas de forma holística e interconectada, ya que el ser humano siempre ha estado muy pegado al terreno, lo que le ha obligado a conocerlo y respetarlo. Hablamos de José Miguel Navarro, y con él hemos pasado tres jornadas.



S-10.06.23

SENDERO DE LA RIBERA DEL RÍO ZINQUETA

CLUB CAS, de Aínsa

Por el S-7 del Parque Natural Posets-Maladeta



            De la mano del Club Atlético Sobrarbe (CAS), de Aínsa, nos dirigíamos a la Bal de Chistau, un extraordinario valle por cuyo fondo discurre el río Zinqueta, a las puertas (una de ellas) del Parque Natural Posets-Maladeta. Por la A-138, tomando el desvío que entra al valle, se dejan atrás las entradas a Salinas, y más adelante las de Saravillo y Serveto y Sin, se atraviesa Plan y San Juan de Plan para aparcar en un apartadero de la carretera camino de Gistaín. Aquí da comienzo el S-7 de los senderos del parque, el de la Ribera del río Zinqueta, que surca el valle en dirección y con llegada en el bucólico paraje de las Granjas de Viadós. Y lo hace en paralelo al río y a la pista que allí llega, cruzando ambos en varias ocasiones, por puentes con sus respectivos nombres: Puen Pecadó, Molín, Micalé, Viciele, del Hospital, d’Esplans y de la Ribereta, ya en Viadós.



            Con una treintena de personas entusiastas, comenzamos la ruta cruzando el Puen Pecadó, que une las dos riberas del Zinqueta sobre una impresionante foz. Se cree que el nombre le viene porque tiraban por él a los que pillaban en algo gordo en estos pueblos. Sí, muy gordo tenía que ser, claro. Nada más pasarlo, en una losa tumbada, se mete en faena dando las nociones preliminares básicas de geología, para entender esta singular cordillera e introducir el mundo de las plantas en base a los distintos sustratos. Retomamos la ruta, por un precioso sendero entre el bosque, envueltos y favorecidos por una gran pureza fruto de las últimas lluvias, y que nos deja en la pista, en un lugar muy próximo a puen Molín, cuyo nombre viene asociado al molino anexo a una casa junto al puente. Lo cruzamos, y ya por la orilla derecha, continuamos el sendero. Alcanzamos el barranco Chirachinés, que atravesamos por una palanca de madera, hasta llegar a la borda Micalé, que le da nombre al siguiente puente, que no atravesamos, aunque sí nos asomamos para acompañar visualmente a tres “kayakistas”, si se pueden llamar así, que van sorteando las grandes piedras del río con la fuerte corriente. Otro pequeño barranco se cruza en nuestro camino, el de Susán.







            Lo bonito de esta ruta es llegar hasta Viadós, pero como a lo largo de todo el camino, José Miguel se va deteniendo en aquellas plantas que ve de interés, para compartir su vida y milagros, pues eso, que el tiempo no cunde, pero tenemos claro que hemos venido a eso. Pero no solo eso nos hace mirar el reloj para iniciar el retorno, sino que también hay otra circunstancia, y es que los negros nubarrones parece que vienen con muy malas intenciones. Nos llegamos hasta La Losa, una zona de roquedo en la orilla del río, en la que nos comunica su bravura debido a las intensas lluvias en su cabecera. Aunque, en realidad, habría que hablar de dos cabeceras, ya que este río se forma en Es Plans con el aporte del Zinqueta de la Pez, que viene del circo homónimo, por el valle de Tabernes, y del de Añes Cruzes, que viene de ese paraje. Ambos recogen aguas a uno y otro lado de sus cauces bajo la atenta mirada de una legión de tres miles: Culfredas, Bachimalas, Sabres, Posets, Espadas, entre los más importantes.








           Un río alegre, inquieto, como las personas en las primeras etapas de la vida, que arrollan todo a su paso. Eso nos encontramos, y de eso nos despedimos cuando comienza a llover. De regreso, el discurrir por el interior del bosque nos evita algo de lluvia, pero al llegar al Puen Micalé y tras de él a la pista, estamos ya más expuestos, que por momentos comienza a dejarse caer con fuerza. Continuamos por ella y pasamos de nuevo por el Puen Molín, deteniéndonos justo debajo de él en La Sarra, una pequeña planta de aserradero, en desuso, que funciona con la fuerza del agua del río. Continuamos por la pista y cruzamos el barranco de La Poma, y a continuación dejamos a la derecha el desvío que por sendero sube por el GR 19, o Sendero del Sobrarbe. a Gistaín, o Chistén como se llama en chistavín. Lo curioso es que este nombre deriva del pronunciamiento en francés del nombre en castellano, y eso se debe a que, desde tiempos ancestrales, estos valles tenían mucha más y mejor comunicación y relación con el país vecino que con el resto de suelo español.








          

            Y poco más. A pesar de la lluvia lo cierto es que se disfruta del momento y se agradece, al igual que lo harán todos los seres que vamos dejando atrás, y que han servido para que nos fijáramos más en ellos, que los conociéramos y, en definitiva, que los amemos más. Llegamos al punto de arranque tras algo más de seis horas desde el inicio, habiendo recorrido algo menos de 9 km, aunque sea lo que menos importa en estos casos.





            Ya con los vehículos, volvíamos a Plan, para pasarnos a san Juan de Plan por la pista del río, y terminar comiendo de alforja compartida en El Regancho. Y luego a la sala municipal La Sarra, para escuchar la charla de José Miguel sobre el proyecto que lleva entre manos últimamente, que son los asóleos, la incidencia de la luz solar sobre los templos, que constituye un extenso trabajo de descubrimiento y documentación, algo inédito, plasmado en un documental, de nombre Lux Sacra, del que nos da alguna pincelada, y que se comercializará acompañando a un libro de próxima aparición. 





D-11.06.23

POR EL ENTORNO DE ARA

En el centro 3Piedras



            Segunda jornada de formación medioambiental de la mano de José Miguel Navarro. En esta ocasión nos desplazamos a Ara, un pequeño núcleo en las faldas que primero ven salir el sol sobre la Peña Oroel. En esta población hay un centro multidisciplinar llamado 3Piedras que, como indican en su web “se compone de una casa rural y un taller de práctica artística con un apartamento anexo, ubicados a orillas del arroyo de Abena, inmersos en la naturaleza del Pirineo aragonés e integrados en Ara, un pequeño pueblo de la comarca de la Jacetania”.




            No es la primera vez que acudimos a este centro y, desde luego, es encomiable la labor que realiza el colectivo desde hace ya unos años, enfocado a “promover la creación artística orientada a aportar soluciones a retos sociales contemporáneos. En particular, la necesaria reconexión entre seres humanos y naturaleza, así como la recuperación del mundo rural como marco de convivencia entre ambos”. Luis Berruete, fundador, y Bea Bañales, directora, encabezan un prolífico plantel de colaboradores.



            El objetivo de la sesión es el de dar a conocer los alrededores y las plantas que nos vamos encontrando, algo que a José Miguel se le da de maravilla. Tras las preceptivas nociones de geología nos echamos al camino, parando en los puntos de interés, que son muchos porque, tras las últimas lluvias, está el monte espléndido. Llegamos al molino, junto a un pequeño bosque de cajicos, una variedad de roble y que, a diferencia de estos, que son de hoja caduca, aquellos son marcescentes, del latín “marcescens -entis” (que se marchita), ya que las hojas se secan, pero no se caen, hasta que son empujadas por las nuevas de primavera. El molino tiene una curiosa instalación de recogida de aguas, que van directamente a la instalación interior.












            Seguimos ruta, y lo hacemos hacia dar con el barranco de Abena, que tiene su particular vegetación debido a la proximidad del arroyo. De vuelta al centro, damos por terminada otra interesante sesión de formación medioambiental.










L-12.06.23

SALIDA CPEPA JACETANIA

Parquin Canal Roya – Santa Cristina – Castillo de Candanchú – Parquin Canal Roya

CI Subterránea – Dolmen Güixas – CI Subterránea

Ermita de san Adrián de Sasabe, de Borau

Iglesia de san Juan Bautista, de Aratorés




            Tercer y último día acompañando a José Miguel en esta secuencia de jornadas dedicadas a la formación medioambiental, saboreando, degustando los placeres que aportan estos paseos por el monte en todo su esplendor, como está ahora. En esta ocasión nos hemos integrado en una salida de fin de curso del Centro Público de Educación de Personas Adultas (CPEPA), un servicio que pone la comarca de La Jacetania a disposición de la ciudadanía, y que para esta actividad reúne a una treintena de personas que, junto con el guía posiciona un autobús en santa Cristina de Candanchú, aunque por nuestra parte nos acercamos en vehículo propio hasta el aparcamiento de Canal Roya, debajo de Anglasé, para hacer andando el trayecto hasta el punto de encuentro, donde nos juntamos con Cris a la espera del bus.







            A la llegada del personal al Hospital de santa Cristina, nos metemos ya en faena, trasladándonos a los tiempos de mayor actividad del emplazamiento cuya historia, como la de todos en la cristiandad, está precedida de la correspondiente leyenda. Ésta, dice así: “Dos caballeros anónimos compadecidos por los innumerables pasajeros que en este puerto perecían sin recibir los Santos Sacramentos ya consumidos por el hambre, ya sepultados en las nieves, ya comidos por las fieras, decidieron levantar un pequeño refugio. Cuando dudaban del lugar más idóneo para construirlo se apareció una muy blanca paloma portando en su pico una cruz de oro que depositó en el lugar señalado por Dios para levantar la iglesia. Desde entonces es la figura de la paloma con la cruz en su pico el emblema del hospital”.




            Bien de Interés Cultural, declarado por el Gobierno de Aragón por Decreto 69/2006 de 7 de marzo, en la categoría de Conjunto de Interés Cultural, está acreditada su presencia en el “Codex Calixtinus”, de Aymeric Picaud (siglo XII), considerándolo como “Unum Tribus Mundi”, uno de los tres hospitales de peregrinos más importantes del mundo, junto con el de Jerusalén y el del paso de Gran San Bernardo, en los Alpes suizos. Mucho se puede contar sobre este enclave, muchos avatares, disputas entre los propios miembros de las comunidades religiosas que lo regentaban, agustinos y dominicos posteriormente, incendios provocados, guerras… hasta que poco a poco se fue reduciendo su actividad, hasta el total abandono, pero fue mucha la actividad que tuvo en sus mejores años, teniendo la obligación de tener limpio el paso desde el puerto hasta el monasterio, y desde éste hasta Canfranc. Ofrecían al peregrino tres días de alojamiento y manutención. En la llamada Vía Tolosana del Camino de Santiago, vino a sustituir al paso por el puerto del Palo, más elevado, derivando finalmente su actividad al de Roncesvalles. 


            Sólo con que se le dedicara el 1% cultural del importe de dinero público (del presupuestado, ni hablamos del real), para la faraónica obra cercana cuyo rechazo nos ha tenido entretenidos estos últimos meses, y que no voy a nombrar, se le podría dar otro empujón a esas excavaciones arqueológicas que sacar a la luz lo que calla, que seguro es más que lo que muestra.



            Nos incorporamos al Camino de Santiago, pletórico de plantas en pleno apogeo. Cruzamos la carretera y pasamos debajo de Piedras Rojas, para subir al cerro de El Castellar, donde encontramos dos búnkeres, uno de artillería y otro antiaéreo, de la "Línea P", y los restos del castillo de Candanchú. Según leemos en el portal de Cultura de Aragón, se declaró Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón, por Ley 3/1999 del 10 de marzo, figura documentado ya en el siglo XII, construido al poco tiempo del hospital de santa Cristina. Tuvo gran importancia estratégica en la formación de las aldeas y vigilancia del valle de Canfranc y es citado en documentos de finales del siglo XII como «un peatge del castell de Condalxu». Continuamos ruta hasta el parquin de Canal Roya, donde ya sobre ruedas nos desplazamos al siguiente escenario: Villanúa.





            Partiendo del Centro de Interpretación Subterránea nos dirigimos hacia el dolmen de Las Güixas, uno de los tres de Villanúa, junto con el de Diezcapanas (no Diez Campanas como se le conoce) y el de Letranz. Empezaremos aclarando que güixa, que también se aplica a la famosa gruta, y que fácilmente se relaciona con “bruja”, lo cierto es que popularmente se admite porque le da ambiente, pero en realidad, lo cierto es que el término güixa es la traducción en aragonés de una planta leguminosa (Lathyrus sativus), conocida entre otros nombres como almorta, y se emplea porque el lugar donde se encuentra el dolmen está rodeado de ella. Según los estudiosos está datado en el Neo-Eneolítico.








            De nuevo a los rodantes para dirigirnos a la ermita de san Adrián de Sasabe, en Borau. Se trata de lo que queda del antiguo monasterio del siglo X, anterior incluso a la catedral de Jaca, siendo sede episcopal, la primera de Aragón, naturalmente, antes que la actual capital de La Jacetania. Su primer obispo fue Ferriolo, ordenado por el obispo Galindo de Pamplona, también se cuenta que estuvo el Santo Grial, antes de estarlo en Jaca y san Juan de la Peña. Sí, todas esas cosas se saben, están documentadas, pero lo que a nadie se le ha oído contar, ni leer, es el motivo por el cual se eligió ese emplazamiento, porque, realmente, es singular. Entre los barrancos de Calcil y Lupán, que dan nacimiento al río Lubierre, en una zona rica en sedimentos, y con unos cimientos de madera, son premisas fuera de toda lógica. Hasta 1962 estuvo bajo los escombros hasta media altura, debiendo poder entrar por el vano de encima de la portada. De nave única, con ábside orientado al este, y con arcos lombardos. Otro monumento, como los anteriores de esta jornada, que callan más de lo que cuentan.



            De camino ya para casa, nos detenemos en Aratorés, porque José Miguel nos quiere mostrar algunos detalles del exterior de la parroquial de san Juan Bautista. Originalmente románico, pertenecía a Sasabe, por donación del obispo Esteban y, posteriormente, en el siglo XIII, fue Pedro II el que la donó al cabildo de Jaca. Tiene varios puntos de interés: una lápida de arenisca con la inscripción del año 939, incorporada a la fachada sur; crismón trinitario de seis brazos, encima de la portada, con la fecha de la restauración (1607); losas sepulcrales para llegar a la entrada; otra en la misma entrada, con una inscripción y un curioso laburu… entre otros señalamientos.







            Y aunque aquí parezca que termine esta tercera jornada, todavía queda algo, todavía queda la guinda de la tarta. Por la tarde nos desplazamos a Huesca para asistir al pase del documental Lux Sacra, ya que no pudimos asistir a la premier mundial el pasado 26 de mayo en el teatro Olimpia de Huesca. Es el resultado de años de investigación y documentación del fenómeno de la incidencia de la luz en lugares sagrados, tanto en las construcciones religiosas como, y ahí está el mayor de los descubrimientos, en sitios naturales, verdaderos templos solares. Y con esto ponemos fin a este maratón de jornadas que nos ha acercado al conocimiento de una parte del mundo natural que fortalece nuestros lazos con él.



            Nuestros agradecimientos a Alberto Bosque (Presidente del CAS), Bea Bañales (Directora de 3Piedras), Oscar Val (Director del CPEPA) y, por supuesto, a José Miguel Navarro, por estas tres inolvidables jornadas.






Web:

UNEP

Club CAS  

Red Natural de Aragón 

Senderos FAM  

Casa 3Piedras 

Románico aragonés  

Cultura de Aragón 

Valle del Aragón  

Wikipedia  

RAE  

IGN 

Geamap 

Hijo de la Tierra 

El Pirineo no se vende  


2 comentarios:

  1. WOW!!! What a wonderful time you must have had. Wish I could have been there. Thanks so very much for this posting. Learned so much. The best I can do at this time is watching David Attenborough. I watch everything of his that is posted on TV. He is inspiring. Would have been so great to join you and Jose Miguel Navarro and the group, but your posting was a great help.

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