martes, 1 de diciembre de 2020

El Morral, entre las cuencas de Ansó y Fago

 


IXOS MONS
El Morral (1342 m)
Lunes, 30 de noviembre de 2020

            El Club Linza de Ansó, adherido al Calendario de Andadas Populares de Aragón de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM), que coordina el club Os Andarines d’Aragón, de Zaragoza, celebraba el pasado año la XV edición de su Marcha Senderista de Otoño, que recorre los montes aledaños a la población. Tienen cuatro recorridos que, como mayor aliciente para el participante, alternan de año en año, incluso con versión corta y larga, con los que atraen a los caminantes de distintas procedencias de Aragón, especialmente de la redolada, y que son acogidos por la organización con su habitual hospitalidad. 



UNA RUTA DE LA MARCHA SENDERISTA DE OTOÑO

            Este año, a punto de terminar, y ganas tenemos de ello, daba al traste con multitud de actividades, incluso al aire libre, y Ansó tampoco se libraba de ello. Desde aquí queremos contribuir con nuestra humilde aportación haciendo una de esas rutas, concretamente la que se alza a El Morral, por el paco de Ezpelá, situado al SW de la localidad. Y para allá que nos hemos ido en una espléndida mañana con inversión térmica, sobre cero en los puertos, y bajo cero en los fondos de valle. Pero eso se soluciona yendo bien templaos. Comenzamos la ruta en el trinquete y bajando el casi centenar de escaleras hasta la carretera A-176, que va y viene para alcanzar Fago. Al cabo de cruzar el puente sobre el río Veral nos metemos por un sendero a mano izquierda, junto a un crucero. Al poco se sale a una pista, que se toma a la izquierda, hasta un templete, en el que hay un pequeño monumento que representa la unión de la naturaleza con el hombre.


EL ASCENSO

            Se bajan unas escaleras y se abre la circular, metiéndonos por el sendero de la izquierda, que nos lleva a cruzar el barranco de Ezpelá. Metidos ya en el bosque, vamos subiendo, dejamos atrás un desvío a la derecha para la Circular del Paco Ezpelá, y enseguida se nos abre el arbolado en el llamado Mirador Eslinaderas, con magníficas vistas sobre la cuenca de Ansó y algunas montañas pirenaicas, entre las que destaca el Ezcaurre. Al cabo de una hora de comenzar la ruta, y tras haber pasado por un tramo un tanto incómodo, se sale a una pista, e inmediatamente se toma una trocha enfrente, bastante empinada. Se atraviesa un paso un tanto delicado, protegido por una sirga, y se llega a un collado, un pequeño achar entre ralleras, que nos da vista ya a la cuenca del río Majones, quieto y callado bajo una espesa capa de niebla, y en cuya cabecera se sitúa el pequeño y tristemente famoso núcleo de Fago, que vamos a ir viendo intermitentemente mientras estemos en esta vertiente.


            Tomamos el sendero a la derecha, algo fatigado por esta última subida, por lo que se calma y nos mece plácidamente entre bojes y pinos, y que nos lleva a un claro, favorecido por la limpia de un tendido eléctrico, y donde se sitúan los restos de la borda de la Rosa, según los mapas. Si echamos la vista atrás podremos contemplar las ralleras que coronan este monte, y entre las que hemos pasado… y volveremos a pasar. Seguimos por la pista rumbo norte, como unos diez minutos, hasta que se nos abre a la derecha una senda, señalizada con la Ruta del Santo Grial, que tomamos, ascendiendo por el solano hasta otro pequeño collado, en el que cambiamos de vertiente. Estamos en el paraje llamado Changarapán, inscrito en grandes letras sobre un viejo tronco tumbado, para que no se olvide. Ya en el paco se va bajando, hasta retomar de nuevo la subida, en un tramo de abetal con grandes cantidades de ejemplares agonizando, incluso ya cruzados en el suelo. Finalmente se llega a otro claro, con nuestro objetivo ya a la vista. Un buen momento para solazarse y echar un bocado antes de acometer la última rampa.


LA CUMBRE Y EL DESCENSO

            Tras este continuo subibaja, y a las dos horas y media largas de haber comenzado en Ansó la ruta, llegamos al punto más alto de la misma, que con sus 1342 metros es El Morral, dignificado por un amontonamiento de piedras en lo más alto de la rallera, desde donde se tienen unas magníficas vistas sobre el entorno cercano… y no tan cercano, incluyendo, claro está, las dos poblaciones a las que vierte aguas, Ansó y Fago. Continuamos unos pasos por la propia rallera, hasta que el sendero se retuerce de nuevo hacia la vertiente oeste. La bajada, con tramos un tanto pendientes, se suaviza hermanándose con la curva de nivel de los 1200 metros, llegando hasta una proa de este monte, que hace de pequeño collado, y en la que hay una caseta con una antena. El sendero vuelve a cambiar de orientación hacia el paco, y enseguida se llega a un camino más ancho, que se nos antoja fuera sacadero de madera, y que nos lleva a una explanada que nos da vista a la ermita de la virgen de Puyeta, cuyo nombre deriva de pueyo, que significa “alto”, con una advocación muy cercana a la de la Victoria de Jaca.


            En este claro, encontramos unos repetidores, y es por donde se cruza el GR 15 que, a mano izquierda se dirige a se morir en dirección a Fago y el Vértice Algaraieta, donde sucumbe ante la güega con Navarra, y a la derecha hacia Ansó, que es a donde nos dirigimos ya de su mano. Nos volvemos a meter por sendero de bosque, y en un cuarto de hora salimos a una pista, con indicaciones ya de la circular al Paco de Ezpelá, señalizado con señales del parque como S-2. Esta pista nos lleva un recodo de otra mayor, que tomamos a la derecha y que, en unos minutos, el GR 15 nos vuelve a meter en sendero, que seguimos otros diez minutos hasta volver a cruzar el barranco de Ezpelá, llegando inmediatamente a la antigua tejería de Ansó, convertida en un apacible merendero, con su curiosa fuente. Al poco de continuar, y con las escaleras ya a la vista, cerramos la circular, desandando lo andado esta mañana. Templete, pista, sendero, carretera y escaleras hasta el trinquete.


            Una bonita mañana, alternando frío y calor, pacos y solanas, pinares, hayedos, bojedales y abetales, senderos, caminos y pistas, por bosques y claros, en unos solitarios montes que se alzan entre las cuencas de Ansó y la de Fago, en la media montaña del extremo occidental del Pirineo Aragonés, recorriendo una ruta de 12,1 km, a la que le hemos metido 4h 20’, con 725 metros de desnivel acumulado D+/-.






Las fotos y el track























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