jueves, 18 de abril de 2013

Gruta Helada de Lecherines

A TUCAS ALBARS
Gruta Helada de Lecherines
Domingo, 14 de abril de 2013



            Hace meses, cuando se programan estas actividades no se tiene mucha idea de cómo va a estar el terreno, si muy nevado, poco nevado o nada nevado. Este invierno ha sido inusualmente muy generoso en nieves, de modo que pensamos que aún va a quedar mucha por estos montes. El jueves me subo a ver dónde está el límite, y lo encuentro un poco más arriba de la fuente de los Abetazos. De todos modos, como al final estamos 6 personas, y 3 van a ir con esquís, ante la incomodidad de cruzar el bosque con ellos, optamos por ir todos por el valle de Aísa, regresando por el mismo sitio los esquiadores, y bajando por Gabardito los raquetistas.

Bajo la atenta mirada de Lecherines
            Y así hacemos. Madrugada de nivel alto, tirando a de espanto. Quedamos a las 6 en Mayencos, con la idea de ir colocando la carretera de Aísa conforme vamos yendo para allá. Salimos de noche. Llegamos de día. Un día joven, despejado, alegre, prometedor. Los cálidos avisos del padre sol se dejan ya sentir sobre alguno de los máximos exponentes que nos cubren por el norte, y que hacen de este circo uno de los más bellos del Pirineo. Luce bien, lo he dicho, no?

Inclinadas laderas (foto de Fernando)
            Pues al turrón. Cada uno con sus bártulos. Jano, Fernando y Javier con esquís, de porteo, claro. Y Jaime, Arturo y el mendas con raquetas, de porteo, también claro. Cruzamos la valla, miramos de reojo al barranco, que está intratable, y con cara de decir: “ya vendréis, ya”. Y así fue. Felices y contentos hasta entonces, hasta que lo tuvimos que pasar, momento en el que se nos hacen cortas las piernas y los bastones. Empiezan las comedias. Afortunadamente no llega a mayores la cosa. Bien. Subida como para ir al Aspe, hasta cruzarnos con el sendero GR 11.1, una variante del GR 11 que saliendo de la Mina en la Selva de Oza, recorre estos valles, hasta que se rinde en el GR 65.3.1 en Canfranc pueblo, a donde pretendemos llegar los raquetistas.

Llegando al collado
            Nos colocamos las herramientas y vamos subiendo, dirigiéndonos hacia Rigüelo. Poco a poco se nos va abriendo la vista sobre la cabecera de Lizara, presidida por el Bisaurín. El encañonarnos frente a la Garganta del Aspe nos da una extraordinaria perspectiva sobre este pico, rey en su reino, y su arista de los Murciélagos. El sol, que poco a poco va cambiando su luz ambiente, pasando de los rosas a los amarillos, amenaza con ir a nuestro encuentro, y hacerlo antes de llegar al collado. Lo consigue. Sí, lo consigue.

Se adelantan los esquiadores
            Collado de la Madalena. Dos horas y media largas. Bocado y trago, que el difunto no vuelve. Ante nuestra vista el valle del Aragón, con su gigante local la Collarada, que cierra por el sur el circo de Ip, ese pequeño valle glacial suspendido sobre el principal, y del que aún nos queda un vestigio en forma de ibón. Represado, pero ibón. Qué bonita es la montaña con nieve, y cuánto va a durar este año. Pero como todas las monedas, tiene dos caras, y ante todo la seguridad.

Interior de la gruta
(foto de Fernando)
            En un pis pas, los esquiadores en medio, llegamos al refugio López Huici, donde diseñamos la estrategia. La mañana está despejada, no puede ser más, y vemos a lo lejos la hondonada en cuyo seno está la gruta. Y como los que deslizan están ya deseosos de hacerlo, que para eso han venido, ellos marchan a su rollito y nosotros ya si eso… ya iremos llegando. Pasamos varias lomas, con una inclinación bastante cercana al límite con raquetas. Acabamos llegando al trazado de verano del GR 11.1. Bajamos la cubeta y volvemos a subir otra. Y es aquí donde los esquiadores nos hacen señas de que es mejor seguir por más abajo, cuando nosotros pensábamos seguir por encima de la loma. Ya nos hubiéramos dado cuenta al llegar a los puntos de mayor dificultad, pero mejor así.

Interior de la gruta (foto de Fernando)
            La cuestión es que nos liamos a bajar y nos plantamos en la majada de Lecherines, y claro, después de casi cinco horas raqueteando, subiendo, bajando, a medias laderas, y tal y tal, y pensando en lo que nos queda aún hasta Canfranc, pues eso, que decidimos descansar y tirar ya para abajo, no sin antes hacernos los tres el firme propósito de volver, desde Canfranc a ver la gruta antes de que se deshiele. Además, debido al enorme paquetón de nieve que hay, tenemos serias dudas de si estará practicable la entrada a la gruta, porque está en una olla.

De cata (foto de Fernando)
            Los esquiadores siguen su marcha. Al poco de salir de la majada de Lecherines vemos a tres a lo lejos y pensamos que son ellos, ya de vuelta. Tienen que ir hasta los coches y venir a buscarnos a Canfranc, por lo que nos tomamos el descenso con calma. Tanto es así que nos cuesta como tres horas y media llegar. Pero eso sí, disfrutando del recorrido, vadeando un montón de barrancos que te hablan al cruzarlos, te susurran sus aguas, te cuentan cómo han pasado heladas todo el invierno, cómo se han derretido por el calor, ¡cuánto que aprender!, y sus planes de futuro. Alegres, bulliciosas, como los humanos en su juventud, en busca de amansarse más abajo, más adelante, de apaciguarse en su madurez, en su plenitud, y desde la inmensidad del mar fluir luego hacia arriba en etéreas formas, para volver a empezar. Sí, cuánto que aprender. Todo. Todo lo tenemos en la naturaleza. Es prodigioso el ciclo del agua. Realmente prodigioso.

Bajando por el bosque
            Los corros de bosque se van intercalando. Por cierto, está mucho mejor que en verano, el estío lo deja lánguido, apagado, oscuro, triste. Pero ahora está disfrutando también del entorno, de su entorno, de sí mismo. Barranco de Aguaré. Majada de Gabardito y comienza la pista. Raquetas de quita y pon para aprovechar al máximo la nieve, pero hay que rendirse ya, hay que recogerlas definitivamente. Fuente de los Abetazos, a la que también le damos culto. Dejamos la pista que baja hasta Villanúa, y tomamos el sendero por el bosque del barranco de los Meses, que sigue siendo GR 11.1. Fuente de la Pajeta. Viveros forestales. Canfranc pueblo. Descanso, comunicación con los bautistas que nos vienen a recoger y a echar unas birras, que nos hemos ganado a lo largo de las últimas ocho horas y media, con unas piernas en su sitio, pero con unos pies no sé dónde. No quiero ni pensar si hubiéramos ido nosotros a la gruta, entre dos y tres horas más.

Pero hay que volver!!!, porque los esquiadores sí que llegaron, sí que se podía entrar a la gruta, y sí que estaba preciosa, como puede verse en las fotos.




El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/GrutaHeladaDeLecherines


Y si queréis ver el álbum de Fernando, en:

4 comentarios:

  1. GUAUUUU, ME ENCANTA QUÉ AMBIENTE, QUÉ NIEVE Y QUE BUEN GRUPO DE TRAVESÍA, ENHORABUENA

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    1. Gracias, Cacatúa. A ver cuándo nos puedes acompañar, vale?

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  2. Como os lo pasais. superguai.
    Saludos de Juan

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    1. Te das cuenta de lo que te pierdes, no? Gracias, Juan, por el comentario.

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