Año XII. Entrega nº 828
IXOS MONS
Ermita de Las Aras (1740 m)
Puerto de Las Aras (1904 m)
Sábado, 1 de julio de 2023
“… un arriero de casa Farré de Espés Bajo, se encontraba una noche con sus machos, pasando por el puerto cerca de la ermita de Las Aras y oyó una música. Se asomó y vio en la explanada delante de la ermita un grupo de encantarias bailando. Una de ella se le acercó y le preguntó si quería bailar con ella. Estuvieron bailando mucho tiempo y finalmente, se despidieron y ella le dijo que había bailado con la reina de las encantarias”. Relato de Josefina Roma en Piedras Sagradas.
Años oscuros, seres mitológicos, el pliegue de una montaña, agua, rocas cerca, pastores, niños, arrieros, gentes sencillas, en definitiva, son los ingredientes comunes en todos los casos, y requeridos para entronizar una virgen tras su aparición. Leyendas que forjan tradiciones y devociones que algunas duran hasta nuestros días, mientras que otras se han perdido en la noche de los tiempos. El caso que traemos hoy, afortunadamente para sus partidarios, sigue latente entre los corazones de las personas, ya mayores, claro, que viven en la redolada, a uno y otro lado del puerto de Las Aras, entre el macizo del Turbón al oeste, y la sierra de Ballabriga al este. Situada la ermita bajo la vertiente norte del puerto, “… no parece conocerse el origen ni la advocación… se alude a un posible lugar sagrado, ya en tiempos de la dominación romana. La ermita recibía la romería de los pueblos de ambos lados del Turbón, desde Laspaúles hasta Benasque, el 2 de julio. Los vecinos de Espés y Abella, acudían cada día para cuidar de la lámpara de la Virgen. En los años 60 del siglo XX, fue decayendo la romería y el edificio, por la despoblación. Se volvió a reunir la gente en romería, aún en ruinas la ermita, a finales del s. XX, y sus aportaciones más las ayudas de las instituciones restauraron la ermita alrededor de 2010. Se entronizó de nuevo una imagen moderna de la Virgen, de pie, con el Niño en su brazo izquierdo”.
No es extraño que en un lugar ancestralmente de paso entre la alta y la baja Ribagorza aragonesa se dotara de esta instalación para cobijo y auxilio de pastores, comerciantes, peregrinos y demás gentes. Tampoco lo es que en un lugar tan cercano al Turbón o a Laspaúles, con tantísima carga de tradición brujeril, se erigiera en este emplazamiento una ermita, en un acto de sacralización de espacios otrora paganos. Con la mente racional del siglo XXI y con el respeto a la historia e historias habidas en éste como en otros muchos episodios similares, nos acercamos al paraje con la curiosidad que siempre nos acompaña al visitar lugares ignotos para uno, de los que cada vez nos quedan menos, pero descubres que hay más. Es algo inexplicable para las matemáticas, el cómo restando se va sumando.
Lo hacemos por la vertiente norte, precisamente por la que se halla la ermita, para llegarnos, seguidamente hasta el puerto y recorrer, al menos visualmente, la vertiente sur que, alejándose de los Pirineos, ya llanea más. Y como nos gusta poner en valor los pueblos cercanos, que alojan a los verdaderos héroes pirenaicos, hoy serán dos los que entren a formar parte de nuestra ruta: Espés, punto de salida y llegada, y Abella. Ambos del municipio de Laspaúles y de los que más pendientes estaban del cuidado de la ermita. En marcha pues. Partimos de Espés, mal llamado Bajo, porque hay otro Alto, pero que los lugareños consideran que no necesita el apellido. Nos abrazamos al GR 15, esa Senda Prepirenaica que recorre la media montaña aragonesa, desde cerca de Pont de Suert, en el límite con Cataluña, hasta el Vértice de Algaraieta, con Navarra.
Por la corta carretera local salimos a la general, que recorremos unas decenas de metros para continuar por la izquierda, por caminos de viejo, coqueteando con el barranco de Espés, hasta toparnos con el de las Navinas, que cruzamos. Al cabo de media hora encontramos el desvío para la ermita y el Turbón, por el que vendremos, pero que ahora obviamos porque queremos seguir por el GR 15 hasta Abella. Tras circular por terrenos semi inundados fruto de las últimas intensas lluvias, llegamos a una pista, que tomamos hasta situarnos bajo Abella, tras una hora desde el comienzo. Dejamos el GR 15 para tomar el PR-HU 133, que se nos abre a la izquierda, y que nos va a ser ya fiel hasta coronar el puerto. A tramos por un pinar, y otros al descubierto flanqueados por verdaderos mantos amarillos de los erizones, volvemos a emboscarnos para llegar a Selvaplana, cuya pista cruzamos.
Diez minutos más y cruzamos un arroyo para incorporarnos ya a la pista, que nos va a subir hasta la ermita, dejando a la izquierda el desvío para Espés, que tomaremos a la vuelta. A otros diez minutos del desvío, dos horas y media desde el arranque, llegamos finalmente a la ermita, espacio provisto ya de los hierros para el entoldado que acogerá mañana la romería, a la que asistirán, previsiblemente, más de cien personas. Nos hallamos ya en un recóndito y bello lugar, que invita a continuar por el sendero para alcanzar el puerto, algo que hacemos en menos de media hora. Al llegar, como premio, se nos abre una extraordinaria vista hacia el sur, con un paisaje que se va dulcificando y con la sempiterna mole caliza del Turbón a nuestra derecha. Si echamos la vista atrás, vemos con perspectiva el circo que hemos superado para llegar hasta aquí, y rompiendo el horizonte del fondo, el Gallinero y sus adláteres.
Un puerto, éste, transitado, muy transitado por hombres y animales en un pasado no muy lejano, se nos muestra hoy al retiro de todo ello, algo que aprovechamos para respirar su soledad mientras echamos un bocado. Nos despedimos de la dirección que traíamos del PR-HU 133, que se va para Vilas del Turbón, y le decimos que cambiamos la nuestra para desandar lo andado. Salimos de este magnético lugar, en el que confluyen los municipios de Torre La Ribera, Beranuy y Laspaúles, para volver a la ermita, acompañada desde hace unos pocos años por un refugio. Continuamos por la pista, y tomamos el desvío a Espés, dejando ya el PR, para tomar un SL. Al cabo de una hora por sendero, no siempre bien definido, por el bosque y algún prado, llegamos a dar con el GR 15, cerrando de este modo la circular.
Ya sólo nos queda volver por el mismo itinerario que a la ida, para llegar a Espés, habiendo recorrido 15,2 km, en 5 horas y 20 minutos, con un desnivel acumulado en torno a los 765 m D+/-.
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