miércoles, 15 de mayo de 2024

El Morral, la montaña escondida

 Año XIII. Entrega nº 870


IXOS MONS
El Morral (1342 m)
Domingo, 12 de mayo de 2024

            La llamada plaza Concordia, en el corazón del Karakorum, según algunos es el lugar más bello del mundo de las montañas. Allí confluyen varios glaciares, entre ellos el del Baltoro, quizá el mayor del planeta fuera de las zonas polares. Un superlativo distribuidor que excede cualquier lugar imaginado, y que da juego a extraordinarias estancias a una jornada de distancia, como son los campos base del K2, Broad Peak y dos de los Gasherbrum, el I y el II, por nombrar 4 de los 5 ochomiles de Pakistán, que están ahí, en un puñico.



            Cualquiera que lea esto podría pensar lo pretencioso que puede ser comenzar así la crónica de una apacible jornada por la media montaña del valle de Ansó. Pero a la libertad de cada cual hay que poner en consideración que tiene un paralelismo, salvando, naturalmente, las infinitas distancias, tanto espaciales como temporales. Y, en definitiva, ¿por qué del preludio? Pues porque uno de los ocho miles mencionados, el GI, ascendido por primera vez por los estadounidenses Pete Schoening y Andy Kauffman en 1958, cuando sólo quedaban el Dhaulagiri y el Shisha Pangma por conquistar, y que, en las primeras exploraciones, en 1856, se denominó como K5, en 1892 recibiría el nombre de Hidden Peak, el pico escondido.



            Pues cuando uno piensa siempre en lo grande, es allí donde se nos iba la cabeza al ascender a esta humilde montaña porque, como la del Karakorum… vamos a la montaña escondida, como es El Morral que, con sus 1342 msnm, es el punto álgido de una sierra que se eleva entre las cuencas de los ríos Veral y Majones Lo visitamos en noviembre de 2020, con licencia de las autoridades sanitarias, para incluir la ruta en el libro Los Valles Occidentales del Pirineo aragonés (Prames 2022).



            De nuevo, con un nutrido grupo de Montañeros de Aragón, dejábamos el bus en el camping de Ansó para ponernos en marcha en una mañana, en la que el tiempo se mostraba rebelde a las predicciones, facilitándonos una jornada extraordinaria, espléndida al comienzo, aunque conforme iba transcurriendo, ocupaban el cielo unas bellísimas nubes de evolución que matizaban la luz, amortiguando el calor reinante, ofreciendo al entorno un ambiente mágico para estos “peregrinos de los paisajes”, como le he oído decir en alguna ocasión al maestro Sebastián Álvaro.



            Pero vayamos poco a poco. El primer tramo discurre por unos 300 metros de la A-176, la carretera local que da acceso a Fago para, una vez cruzado el puente sobre un vívido Veral, dejar un crucero a la izquierda, que añora tiempos mejores, y meternos por un sendero hasta salir a una pista, que recorremos unos metros a la izquierda, hasta dar con un cobertizo que alberga un pequeño monumento a la unión del ser humano con la naturaleza. 




            Realmente, no habría razón alguna para remarcar esta relación, pero lamentablemente, es necesario ante el fracaso del hombre en ese viaje que ha emprendido en solitario emancipándose orgullosa y soberbiamente de “su casa”. Reflexiones que dejamos a cobijo junto a la estatua para continuar con nuestra ruta. Y lo hacemos dejando la pista y bajando unas escaleras que se nos ofrecen para dar comienzo a la circular, dejando a la derecha la senda por la que volveremos.



            Nos adentramos en el paco Ezpelá cruzando el barranco homónimo, para vestirnos de bosque. Un roto en ese vestido, con el nombre de mirador de Eslinaderas, nos da vista al valle, ocupado por Ansó, con un extenso municipio de 25.850 has, de los mayores de los Pirineos con un único núcleo, con 57 km de frontera con Francia, teniendo por encima de la población la ocasión de poder poner ya en contacto nuestras miradas con las cumbres pirenaicas más próximas, como un preludio de lo que está por llegar.



            La marcha multicolor de la treintena de asistentes que descubrirán por primera vez este Hidden Peak, esta montaña escondida a la vista desde el fondo del valle, va recorriendo el sinuoso sendero, hasta que al cabo de hora y veinte minutos dejamos atrás una desapercibida sirga para llegar a un collado herboso que se presta a hacer un alto en el camino para echar un bocado y solazarse con las vistas, que ya son más generosas, desde el Ezcaurri hasta Collarada, y más allá.






            Como un cuarto de hora de relax media hasta vestirnos de nuevo de bosque por la vertiente que da a la cuenca del Majones, que alberga a Fago en su cabecera, y que ya tenemos a la vista. Un cambio de orientación del paco al solano, algo que indican ya también las especies forestales. Fago está inmerso en una más que curiosa situación ya que, teniendo ayuntamiento propio, no tiene término municipal, algo que viene de tiempos lejanos. Pero nosotros a lo nuestro, que las montañas no entienden de lindes.





            Al cuarto de hora de descenso volvemos a dar con una pista que, abrazada a la curva de nivel de los 1100 metros, nos lleva hasta incorporarnos a una senda por la que discurre la ecuestre Ruta del Santo Grial, fruto de aquellos años de bonanza económica, y que no sabemos si cumple el cometido con el que se creó… aunque podemos intuirlo. Vamos subiendo el sendero bajo los roquedos que conforman esta rallera, cuya cumbre vamos a alcanzar, pero que nos lo va a hacer ganar. Otro collado nos devuelve a la vertiente del paco para meternos de nuevo en bosque mixto, donde abundan hayas y abetos, por un tramo en el que encontramos muchas coníferas cruzadas, haciendo algo incómodo el tránsito.





            Al cabo de tres horas y veinte minutos vamos saliendo del bosque a un claro, prólogo de la llegada a cumbre, que hacemos a los pocos minutos. La estancia es relativamente cómoda, y con muy buenas vistas a los 360º, algo que se aprovecha para echar un bocado, ambas cosas para alimento del cuerpo y del alma. El tiempo del crono y de la meteo van aconsejando ya salir de este lugar, las nubes de evolución que se han ido formando aisladamente, van uniendo lazos y consolidando amistades, cubriendo cada vez más terreno, algo que no debemos de perder de vista, habida cuenta de que nos quedan más de dos horas de regreso.



Salimos, pues, de esta extraordinaria atalaya para dar continuidad a la rallera, en dirección norte, y continuar por la vertiente del solano, por una senda que va perdiendo altura de forma decidida. Algún claro del bosque nos obsequia con las vistas, aromatizadas por la fragancia de los exuberantes tomillos y aliagas, que aportan su toque de color a los caminos. El paso por otro pequeño collado en el que hay unas antenas, nos devuelve al paco, por cuyo sendero seguimos hasta llegar ya a un ancho camino, que nos permite ver nuestro siguiente hito, unos repetidores por cuyos pies pasa el GR 15, que tenemos que seguir ya hasta destino. 







            Dejamos de ver la ermita de la Virgen de la Puyeta, cuyo nombre entendemos que proviene de “pueyo”, que significa alto, con una advocación muy cercana a la de la Victoria de Jaca. Construida en 1760 sobre los restos de una antigua ermita medieval, es destino no sólo de romerías, sino punto de unión “entre los valles de Ansó y Roncal, donde celebran la Junta de San Miguel, cuyas autoridades acuden con sus respectivos trajes de fiesta tradicionales, para tratar temas comunes y aquellos proyectos que son de interés para ambos valles”, según leemos en El Pirineo Aragonés.


Imagen extraída de El Pirineo Aragonés

            De nuevo por bosque, acompañados por las marcas rojiblancas, hasta que la senda nos deja en una pista, que seguimos hasta encontrar otra en una curva, tomando el ramal de la derecha, a pesar de que el cuerpo se vaya hacia el otro, que es de bajada. En cinco minutos la abandonamos para tomar un sendero a la izquierda, y que quiere resarcirnos de esos otros tramos más incómodos por los que hemos pasado en la subida. Un delicioso tramo, decimos, que nos lleva a cruzar de nuevo el barranco Ezpelá y a pasar por la Tejería, convertida hoy en día en un apacible lugar de descanso, con caseta, bancos, fuente… y paz, mucha paz.








            Un poco más y cerramos la circular bajo ese monumento en el que nos hemos detenido a la ida y que ahora dejamos ahí, en sus cosas. Seguimos ya por terreno conocido, un poco de pista, y el sendero que nos lleva de nuevo al crucero, junto a la carretera, que volvemos a recorrer con cuidado hasta el punto de partida.





            Una magnífica jornada en la que el tiempo no ha hecho mucho caso a la predicción, y nos ha permitido disfrutar por la media montaña de Ansó, con un buen grupo de buenas gentes y con unas buenas vistas sobre la redolada. Le hemos metido 6 horas y 10 minutos, para recorrer 12,6 km, y salvar un desnivel acumulado que determina Wikiloc en 730 m D+/-.



Web:

Librería Prames 

Montañeros de Aragón de Zaragoza 

Senderos FAM  

SIPCA 

El Pirineo Aragonés 

Wikipedia 

Wikiloc   

RAE 

Fundeu 

IGN  

Geamap  

Hijo de la Tierra 




Las fotos, con sus comentarios y el track


* La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.


Vídeo YouTube de Francisco Izuzquiza (Montañeros de Aragón)

 


martes, 30 de abril de 2024

Radiquero - Las Almunias de Rodellar, por el Camino Natural del Somontano de Barbastro

 Año XIII. Entrega nº 869


IXOS MONS
Radiquero - Las Almunias de Rodellar (882 m)
Domingo, 28 de abril de 2024

            “Azorín decía que el sentimiento amoroso de la montaña fue cosa del siglo XIX, que había nacido con el Romanticismo… Las visiones tradicionales de la montaña ya no eran posibles en ese momento, y de ello surgía la necesidad de inventar nuevos espacios… Al sentirse fascinados por la potencialidad destructora de la naturaleza, los románticos acabaron reencantando el mundo creyéndolo dominado por unas fuerzas de orden superior, a veces consideradas de orden religioso”. Francesc Roma i Casanovas.



            Pues no sé. No sé si es que somos decimonónicos o fuere por otra razón, pero dentro de las múltiples visiones que podemos tener sobre las montañas, no se me ocurre ninguna que no esté bañada de esa pátina de romanticismo que le aporta el vínculo amoroso que ve, que siente, esa profunda sensación, esa profunda relación con el mundo de las montañas. Es en ellas donde nos sentimos como parte de ellas, como el eslabón más débil, sí, pero como parte de ellas, a las que acudimos con profundo respeto y admiración, especialmente a parajes tan bellos y sorprendentes como los que hoy hemos visitado por la zona oriental del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara que, con sus 474,5 Km2, más los 332,9 Km2 de zona periférica, es el espacio natural más extenso de Aragón, abarcando territorios de 15 municipios repartidos entre 4 comarcas. 


            Salida de hermanamiento entre los clubes de Montañeros de Aragón de Zaragoza y el de Barbastro. El primero, con sus 95 años de andadura, es el más antiguo de Aragón; y el segundo, con sus 75, por ahí, por ahí anda. Pues para celebrarlo, han organizado una salida conjunta para realizar la travesía de Radiquero a Las Almunias de Rodellar, pasando por interesantes hitos como la ermita de Nª Sª de la Virgen de Viña, las Palomeras, el puente de las Brujas o el Tranco de las Olas, acompañando en algún tramo al barranco del Balced, y todo ello de la mano del Camino Natural del Somontano de Barbastro, por el que hemos transitado del orden de 75 montañeros, que hemos disfrutado del entorno y de la compañía.



            Junto a la localidad de Radiquero, entroncamos con el camino descrito, donde un rebaño de ovejas estabuladas todavía ve con asombro nuestra partida, en la que nos acompaña un par de chaparrazos de agua sin solución de continuidad. Nuestros pasos se encaminan por entre campos de cultivo mediterráneo, olivos, carrascas, quejigos… con unos colores potenciados por las aguas de esta generosa primavera. El ojo que todo lo ve del monasterio de Nuestra Señora del Pueyo, de Barbastro, nos va siguiendo desde su privilegiada situación. Como a una hora de salir, se cruza el barranco de Modovil, y al poco pasamos del término municipal de Alquézar al de Adahuesca.



 



            En tres cuartos de hora más, llegamos a una pista, que tomamos a la izquierda para visitar la ermita de la Virgen de Viña de la que, según leemos, no se conoce el origen, aunque sí que se reconstruyó a lo largo de los siglos XVI y XVII, como también que, el obispo de Huesca, a comienzos del XVIII abrió una suscripción popular a cambio de días de indulgencia.







            De vuelta al punto del desvío para retomar la ruta, ahora por sendero, con el impresionante telón de fondo de la sierra de Guara, de derecha a izquierda, el Cabezo, el Cubilás, la punta Ballemona y el propio Tozal, techo no sólo del cordal sino de todo el parque, que fueron recorridos de forma integral todos ellos hace cinco años, y que, de forma individual, están incluidos en el libro 100 cimas, 100 paisajes. Aragón comarca a comarca (Prames 2018). Una perspectiva ésta que impide la visión del Fragineto, visitado hace más de diez. 





            Pero volvamos al terreno. Al sendero no le queda más remedio que ajustarse al trazado y acompañarlo a las entradas y salidas de los barrancos en un continuo subibaja. En una de esas subidas alcanzamos el alto del Corral Nuevo, a las tres horas y media del arranque, como a mitad de camino en tiempo. Un camino que va intercalando tramos de quejigos con otros despejados, que nos permiten bandear la vista hacia el horizonte. 






            En diez minutos llegamos a uno de los hitos interesantes del recorrido, quizá el que más, al menos geológicamente. El barranco de Capillas, o de Cautiecho, cuyo significado es “cauce estrecho”, media entre nuestra mirada y el paño calizo que se nos muestra al fondo, un extraordinario escenario compuesto por pináculos de afiladas agujas, que dejan entrever grandes oquedades en la roca que seguro callan más de lo que muestran. Las Palomeras, lo llaman.




            Un cuarto de hora más y llegamos a otro punto de interés, con leyenda incluida. El puente de las Brujas, sobre el mencionado barranco de Cautiecho, que habla de la presencia de esos misteriosos seres cautivados por la belleza del lugar. Hoy en día, un sólido puente ha sustituido al antiguo, que aún puede verse, realizado con raíles de tren trenzados por ramas de chinebro y relleno de piedras, por el que antaño transitaban “trajineros y arrieros con mulas cargadas de aceite, trigo, vino, patatas o miel, salvando la profunda grieta gracias al sencillo, pero ingenioso puente”, según reza el panel informativo.





            Un barranco, éste que cruzamos y que, a su salida, nos permite ver, al otro lado, un nutrido rebaño de cabras asilvestradas. Cautiecho, tributario del Isuala, enseguida sale visualmente a nuestro encuentro, y a cuyo seno bajamos, para acompañarlo hasta el Tranco de las Olas, otro de esos lugares mágicos en los que merece la pena detenerse. Las aguas transmiten la alegría de ver la luz tras haber atravesado los Oscuros del Balced, que también así se llama este río, en el tramo llamado Balced Superior en el argot barranquista. Y lo hacen en un espectacular paraje donde encaja perfectamente el concepto de hierofanía que acuñó el filósofo rumano Mircea Eliade y su famosa trilogía, que conjuga tres elementos naturales de primer orden: roca, vegetación y agua. 








            Salimos de este magnético lugar, en el que no han faltado las fotografías, para iniciar otra de las varias subidas de la jornada de hoy, que nos lleva a cruzar al término de Bierge para alcanzar el collado de Las Almunias, que toma el nombre de nuestro objetivo de hoy, Las Almunias de Rodellar, alto desde el que podemos ver la localidad, como también la de Pedruel a la izquierda. Aprovechamos para agruparnos, y a las 6 horas y media retomamos el camino, ya en decidido descenso hacia el pueblo, al que llegamos cruzando la carretera, por un delicioso camino vecinal entre tapiales de piedra seca.







            Momento descanso y de reponer fuerzas, a cuyo término se lleva a cabo un entrañable acto de intercambio de presentes entre ambos clubes.




            Una espectacular travesía por el entorno de estas sierras, calladas hoy en día, y que se repliegan sobre sí mismas para preservar los recuerdos y secretos que siguen permaneciendo en su seno. Sierras que, en esta jornada, han dado amparo a un buen grupo de montañeros, practicando la ancestral actividad, aunque actualmente sea lúdica, del lento caminar para saborear, para no perderse un detalle de todo lo que estos bellísimos parajes nos ofrecen. Un auténtico disfrute de compañía y entorno, que nos ha llevado 7 horas, para recorrer 16,6 km, salvando un desnivel acumulado en torno a los 665 m D+ y 590 m D-.



Bibliografía:

El descubrimiento de los Pirineos. Varios autores. Ayuntamiento de Graus y Espacio Pirineos (2012)

Web:

Aragón 

Montañeros de Aragón de Zaragoza

Montañeros de Aragón de Barbastro 

Turismo Somontano 

SIPCA  

Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación  

Librería Prames  

Wikipedia  

Wikiloc   

RAE 

Fundeu

IGN  

Geamap  

Hijo de la Tierra  




Las fotos, con sus comentarios y el track


* La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.


Crónica de Pedro Solana en Ronda Somontano

Vídeo YouTube de Francisco Izuzquiza (Montañeros de Aragón)