Año XIII. Entrega nº 879
“Creo que es importante que los hombres conozcan el mundo donde viven: lo tienen que descubrir, porque para amar, antes hay que conocer”. Maurice Herzog (1919-2012).
El autor que protagoniza la entradilla de hoy es uno de los merecidísimos integrantes del olimpo de los dioses del alpinismo mundial. De los precursores de los primeros éxitos del himalayismo, ascendió por primera vez, junto con Louis Lachenal, la cumbre principal del macizo de los Annapurnas en 1950, alzando la bandera francesa, tras más de veinte expediciones sin éxito. Se puede decir, también, que fue el primero de los 14 ocho miles conquistados, a lo que le seguiría, en los tres lustros siguientes, la del resto, terminando en 1964, la del Shisha Pangma, curiosamente el menor de todos ellos, a cargo de una expedición china.
Nos podemos quitar la careta de oxígeno, si es que la hemos empleado, porque nuestra cota de hoy es mucho, pero mucho más humilde, tan sólo los 1765 msnm de la Cruz de Bonansa. ¿Y por qué hacemos referencia a la primera conquista ochomilista de la historia? Pues porque la cita de marras no entiende de alturas, y porque es algo que venimos pregonando desde siempre, que para amar hay que respetar, y para respetar hay que conocer. Y eso nos vale para los lugares, para las montañas… para cualquier ser… incluso para nuestros congéneres los humanos.
Y con ese objetivo, seguimos por tierras ribagorzanas, para conocer otro de los grandes hitos del municipio de Bonansa, que güega con el de Beranuy, y que mira por encima del hombro a los 37 km2 del término del primero, que comprende además las pedanías de Bibiles, Buira, Cirés, Espollá, Gabarret y la Torre de Buira. Se puede decir que es el extremo norte de la larga sierra de Sis, siendo una de las cotas más altas de la misma. De Bonansa, leemos en las publicaciones del historiador Antonio Ubieto que encontró en la Colección Diplomática de Obarra, nº 104, de Martín Duque, la primera mención en junio de 1025, cuando se citaba a “Gimarane de Bunansa”.
Aunque nos cueste terminar la ruta en ascenso, partimos del alto de Bonansa, para introducirnos por el “Sendero Accesible del Mirador del Isábena” que, traspasando al TM de Laspaúles, y con su casi medio kilómetro, no sólo facilita el tránsito a personas con movilidad reducida, incluyendo los elementos al paso, sino que está dotado de un sistema de interpretación para invidentes. Corto desvío para asomarnos al mirador del Isábena...
… y vuelta a la plazoleta para continuar por la pista, que recorre un profundo bosque de pinos, hayas y algún abeto. Dejamos a la izquierda la font de Comas y el refugio de Pegá a la derecha. Continuamos por la pista y tomamos el desvío a la derecha para llegarnos al dominio Ansuilo, con su borda en estado de semi ruina y el mirador, con unas amplias vistas sobre el entorno. Algo más de una hora hasta aquí.
Retrocedemos hasta la pista principal, continuamos por ella, y al cabo de unos cuarenta minutos más, y recién pasados al TM de Beranuy, se llega al clot de Pegá, una reducida campa donde parece terminar la pista, pero continúa a la derecha perdiendo anchura y, al poco, ganando desnivel. Nos incorporamos a una pista que nos sale por la izquierda, y en un cuarto de hora más, tenemos que dejarla para desviarnos a la izquierda con el fin de alzarnos a la Cruz de Bonansa, que parte aguas a ambos términos, alto dotado del vértice geodésico 21354, que el IGN posiciona en el del que le toma el nombre.
De vuelta a la pista, y con el collado de las Tosas a la vista, toca descender hasta él coqueteando con la güega, para llegarnos hasta su magnífico mirador. De vuelta al collado, y dejando atrás la vertiente de Beranuy, nos dirigimos decididamente a Bonansa por la recientemente señalizada Ruta de las Tosas que, en un punto de su recorrido abraza el GR 18 para llegar, combinando pista con senderos, a Bonansa en una hora, acompañando gratamente, en los últimos compases a un rebaño de especie lanuda en riesgo de extinción.
Tan sólo queda ya acompañar al GR 15 hasta el alto de Bonansa, término del PR-HU 214 o Ruta de las Ermitas Románicas, para terminar esta circular, que nos ha llevado casi cinco horas, para cubrir los 15,7 km, salvando un desnivel acumulado de 685 m (635 según wikiloc), alcanzando la mayor altura en los 1765 msnm de la Cruz de Bonansa.
Bibliografía:
Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados I. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)
Web:
Las fotos, con sus comentarios y el track
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