1ª Marcha Senderista de Jaca
"Pueblos de la Solana"
Domingo, 25 de mayo de 2014
Tantas andadas. Tantos caminos. Tanto
tiempo. Tanto esfuerzo. Todo ello es buen aval para que el Club Atletismo Jaca,
se haya decidido a organizar una convocatoria que encaje en el Calendario de
Andadas Populares de Aragón, que coordina el club Os Andarines de Aragón, en
colaboración con la FAM.
Listos para la salida |
El entusiasta grupo de Andarines del citado
club, junto con el Ayuntamiento de la ciudad, han querido dar realce a los
pueblos de la llamada Vereda Oeste, o en lenguaje más tradicional, la Solana de
Jaca, compuesta por Banaguás, Abay, Novés, Araguás del Solano, Caniás, Guasillo
y Asieso, con las raíces de todos ellos hundidas en el ya lejano siglo XI de
nuestra era. Época y tierras de reconquistas y de revoluciones culturales, de
avances castrenses y eclesiásticos, de refundaciones clericales y de
intercambios de cromos, muchos intercambios de cromos. Época de florecimiento,
de nuevos horizontes, de capitalidad y de fueros. De sangre, sudor y lágrimas,
en definitiva.
Abrazando la Ciudadela |
Pero hoy, si hablamos de sangre será la
producida por alguna zarza a nuestro paso. Hoy, si hablamos de sudor, será en
pocas letras, porque la temperatura nos ha dado un respiro. Y hoy, si hablamos
de lágrimas, será de alegría. Sí, hoy es un gran día, el gran día. Hoy se ha recogido
el fruto de tanto trabajo, de tanta preparación, de tanta gestión. Todo ello se
ha visto compensado cuando en torno a las ocho de la mañana te sientes rodeado
por esos más de 160 participantes que recogiendo su dorsal acuden a tomarse su
vaso de chocolate con churros para comenzar con fuerza esta jornada.
Cruzando la pasarela en la Botiguera |
Se han dispuesto dos recorridos. El de 15
kilómetros es común al de 30 hasta Abay, segunda y última población visitada
para este más corto trayecto que ya se da la vuelta por el llamado camino del río,
pasando por ese crucero que aguanta los airados cierzos y que tantos y tantos
peregrinos habrá visto pasar y en el que habrán depositado sus plegarias.
Volviendo a la Botiguera, continúa ya hacia Jaca, entrando por el Columbario hasta
el puente de San Miguel, joya del románico tardío. Una vez cruzado, subir recto
hasta el Rompeolas con llegada en el punto de partida, ejemplo de catedral románica
europea, casi milenario testigo de una época que trajo el esplendor a esta
tierra.
Llegando a Banaguás |
Camino de Abay |
Junto con Olga, nos toca abrir el recorrido
de 30 km, que une todos los pueblos de la Solana, que baja barrancos, que sube
coronas, por unos caminos que se reconcilian con los andarines, que se
reconcilian con el tiempo, que nos guiña el ojo y que esperemos lo tenga más
abierto que cerrado. Pues bien, vamos a ello.
Aunque no es una marcha competitiva, desde
los primeros pasos cada uno va buscando su sitio para desarrollar el ritmo que
le haga terminar más cómodo. Dejamos atrás la Catedral, dejamos atrás la
Ciudadela, y nos llegamos hasta el Rompeolas, para iniciar el Camino de
Santiago, que nos permite ya ir viendo alguno de los pueblos por los que hemos
de pasar. Cementerio y continuamos el jacobeo, hasta cruzar el canal y bajarnos
al soto para cruzar el rio Aragón por esa pasarela colgante que hubo que
reparar tras las avenidas de hace año y medio. El cielo y la tierra siguen
haciendo buenas migas.
Cruzando el Lubierre |
El barranco de Castelillo, en sus últimos
suspiros nos acoge para sacarnos al camino que viene de Abay, por el que
tomamos dirección a Jaca hasta que nos desviamos para subir a Banaguás. El
ambiente está húmedo y no hace calor, sin embargo hay que beber, y lo hacemos aquí,
en la plaza custodiada por la iglesia de San Juan Bautista y la casa abacial. Seguimos
a por la segunda etapa. Por una vereda junto a fosforescentes campos de cereal,
y con la vista puesta en los montes pinatenses, volvemos a cruzar el barranco
de Castelillo para subir de nuevo a una corona y volverla a bajar para entrar
en Abay, donde nos ofrecen ya algo para comer, y no sólo para beber. Llevamos
como 10 km, y éste será el punto de retorno de los que participan en la de 15
km, que volverán ya directamente a Jaca.
Novés y Araguás a la vista |
Nosotros seguimos en dirección a Ascara,
hasta toparnos con el Lubierre, que nos trae sus esencias de la cabecera del
valle de Borau. Comienza un tramo que discurre por bolos de río, el que
cruzamos cómodamente en tres puntos gracias a las últimas actuaciones. Con
claro rumbo hacia el norte, enseguida se nos abre a la vista un panorama de
verdes campos a derecha e izquierda, que las primeras gotas de lluvia realzan
la visión de los tres próximos pueblos a visitar, Novés, Araguás del Solano y
Caniás. Llegamos al primero con esas gotas que quieren afianzarse. También agua
por dentro, que nos ofrecen junto a la iglesia.
Pasos perdidos entrando en Araguás del Solano |
Rendimos homenaje al pueblo, que como en
todos, hemos de callejear hasta dar con su salida. Sigue lloviendo. Agua que
alegra a los campos, que alegra al ambiente. Nos dirigimos hacia Araguás del
Solano por unos cientos de metros de asfalto. Estamos en el punto más alto y más
lejano del recorrido. También tenemos aquí avituallamiento. Dejamos atrás este
cuarto núcleo, y por camino de viejo, y con hierbas a la rodilla vamos a por el
quinto, y lo hacemos bajando a la carretera de la Solana, para en cuestión de
unas decenas de metros, a la altura del molino, ir en busca del Lubierre. Abrazados
a él lo remontamos hasta cruzarlo por un puente poco medieval de cemento y
tubos, pero que hace su papel.
Como todo caminante sabe, el río es el punto
más bajo de cualquier itinerario, de modo que de nuevo a subir, y en esta ocasión,
por un sendero con algún tramo verdaderamente bucólico. Cumpliendo el segundo tercio, llegamos a Caniás,
donde nos ofrecen sólidos y líquidos para continuar nuestra ruta, que inicia un
corto recorrido por carretera hasta meternos a la izquierda por un camino entre
campos, y ya directos en dirección oeste, sin dejar de ver esa extraordinaria
panorámica que es el Campo de Jaca, con ese barco varado en el espacio y el
tiempo, que nos muestra su figura desafiante. Hablamos de la Peña Oroel.
Rincones para perderse, en Guasillo |
Coronas y barrancos recorremos hasta llegar
al próximo objetivo, Guasillo, el decano de la Solana, mencionado ya en
documentos del siglo X. La parroquial de San Adrián luce en su fachada
principal el emblema pinatense, un Agnus Dei coronado. Bebida isotónica y a
continuar hacia Asieso, donde nos echamos el último trago de agua y bajamos ya
hacia el río Aragón, ese que da nombre al territorio. Por buen camino y buenas
vistas salimos de nuevo a la carretera, bajo el cerro de San Miguel, y en unas
decenas de metros la abandonamos para dejarlo a nuestra derecha y bajar hacia
el puente de románico tardío, bien encajado en el paisaje.
Tras él, un desvío a la derecha para subir a
la corona de Jaca por la Diagonal, que nos aúpa hasta el Rompeolas. Un rodeo a
la Ciudadela, para poderla contemplar por sus cinco costados, nos lleva de
nuevo a enfilar la entrada hacia la Catedral, dando por concluido este
extraordinario circuito que ha nacido con vocación de quedarse, y que los
amigos del Club Atletismo Jaca se han currado ofreciéndonoslo a propios y
extraños, que no lo son si aman estas tierras tanto como nosotros.
La comida en el Palacio de Hielo pone el
cierre a esta extraordinaria jornada pasada entre amigos, por los caminos de la
Solana de Jaca, y que esperamos verlos al año que viene, que seguro que se mejora
y amplía la oferta. El terreno da de sí para ello, y esta gente que la
organiza, también.
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El viernes estuvimos, una vez más,
reconociendo el terreno. Las fotos, en:
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