jueves, 30 de enero de 2014

Guasa Ipas Rapitán

MONS CON NIEU
Guasa Ipas Rapitán
Miércoles, 29 de enero de 2014


            El estar rodeados del blanco elemento nos anima a salir de casa y pisarlo, tocarlo, palparlo, sentirlo. Eso es algo que nos proponemos en la mañana de hoy dando una vuelta desde la misma puerta de casa.

            Salimos por la corona de los Cuervos a la circunvalación. La Peña Oroel está hoy especialmente bella. Su morrón ocre y sus verdes faldas, adornadas por esa nieve recién caída, con un telón de fondo oscuro, plomizo, le dan una espectacularidad como pocos días se ve en ella.

Recóndito rincón
            Aparecemos en Guasa, jalonado por una pequeña mata de romero en flor, que nos recuerda que la primavera también existe. Visitamos la fuente junto al barranco, y luego esa zona de recreo, en la que destaca un fresno centenario, como así nos lo recuerda un cartel. Volvemos sobre nuestros pasos, y llegando de nuevo a Guasa dejamos atrás un crucero para tomar, ya sobre asfalto, el camino que nos sube a Ipas, que nos recibe ensimismado en sus cosas, incluso la parroquial de San Esteban que alberga unas cuantas tumbas bajo un inmaculado manto de nieve.

Las tumbas de San Esteban
            El regreso lo hacemos bajando al barranco y subiendo a la loma del monte Rapitán. ¿Qué decir? Si siempre es un placer discurrir por aquí, hoy nos lo encontramos especialmente dispuesto a regalarnos la media hora que nos cuesta recorrerlo de una forma muy especial. Pasar por un carrascal nevado es algo que te hace enmudecer. Vuelta por la norte del fuerte y bajada por el primer tramo del sendero, y luego por la carretera, que las temperaturas están subiendo y hacen destilar a los árboles esa blanca carga.

            Cerca de cuatro horas hemos invertido en recorrer los trece kilómetros y medio, con un desnivel de 585 metros positivos acumulado, en una ruta circular… como el roscón de San Valero.




El reportaje completo de fotos, en:


El trac, en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6045507

martes, 28 de enero de 2014

Le Somport glacé

ESQUÍ NÓRDICO
Le Somport glacé
Martes, 28 de enero de 2014


            Cuando haces un alto en el camino, y te detienes para escuchar atentamente dos latidos… pero sólo sientes uno, es que el milagro ya se ha producido. Algo muy parecido a esto es lo que nos ha ocurrido esta mañana en la Estación de Esquí Nórdico de Le Somport, a donde hemos acudido porque queríamos comprobar por nosotros mismos el estado en el que lo han dejado las nevadas de las últimas horas.

            Sí, se ha producido el milagro. El milagro de sentirte uno con el entorno. La magia. La magia que tan sólo unos grados de temperatura pueden conseguir. Y el resultado, la diferencia, está en que mientras la lluvia en invierno inspira tristeza, languidez, la nieve es todo lo contrario. Es blancura, es pureza, es perdurabilidad, es alegría. Todo lo cubre con su manto inmaculado, conservando la vida latente en mínimos, hasta un nuevo despertar.

            Y esto es lo que nos ha inspirado mientras dábamos vueltas por su circuito, mientras íbamos pasando a través de esos viejos seres que estoicamente soportan buenos paquetes de nieve entre sus ramas. Pinos, abetos, hayas… todos lucen sus mejores galas para el agrado ajeno.

            Como lo bueno, si breve dos veces bueno, aquí lo dejamos. Las imágenes muestran lo que decimos.




El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/LeSomportGlace

lunes, 27 de enero de 2014

XIV Triatlón de Invierno Villa de Ansó

XIV TRIATLÓN INVIERNO ANSÓ
CP Mayencos
Domingo, 26 de enero de 2014



            Muchas son las virtudes que permanentemente se ponen a disposición del ser humano para ayudarles en su continua progresión. Pero sin duda es la perseverancia, la tenacidad, la reina de todas ellas, porque es la que le permite no cejar en su empeño. Tener un objetivo claro, y la firme convicción de que hay que cumplirlo con la mayor eficiencia posible es básico y fundamental para llevarlo a cabo. ¿Y por qué decimos esto? Pues porque este fin de semana hemos sido testigos de un magnífico ejemplo de lo que estamos hablando. Y no sólo testigos, sino que hemos participado activamente de todo ello.

Estado del circuito
            Esta continua sucesión de borrascas, y estas alternancias de frentes cálidos y fríos han traído a estos valles el empeño necesario para sacar adelante una prueba, una dura prueba, no sólo para los participantes, sino también para la organización. Tras una copiosa nevada del jueves, de unos 40 cm, los más de 100 litros de agua por metro cuadrado del viernes dieron al traste con todas las ilusiones para celebrar esta XIV edición del Triatlón Villa de Ansó, en el magnífico escenario de Linza, con unas extraordinarias condiciones de nieve. Un triatlón valedero para el Campeonato de Aragón, Campeonato de la Comunidad de Madrid, y primera prueba de Copa de España.

Puentes que desaparecen
            Tras los buenos días, lo siguiente que te dicen los ansotanos cuando llegas el sábado por la mañana es que hay que subir inmediatamente a Linza, porque hay puentes en el circuito que se los está llevando el agua. Así comienza “nuestro triatlón de hoy”. Sí, cuanto mayor es la dificultad, mayor ha de ser el temple para afrontarla. En la primera de las sucesivas subidas que hacemos no salimos de nuestro asombro al comprobar el estado del valle hasta Zuriza, cayendo agua por todos los lados, los barrancos desbordados, la carretera a tramos bajo varios centímetros de agua, y un río… un río con un rugir espantoso, con una fuerza desatada.

Barrancos desbordados
            Todo ello servía para ir haciéndonos una idea de lo que nos íbamos a encontrar arriba. Nos temíamos lo peor. Y como muchas veces ocurre, la realidad supera a la imaginación. El contacto visual con los llanos de Linza fue auténticamente impactante. Los 40 centímetros de nieve es lo que habíamos ido viendo bajar por el río, y la poca que quedaba estaba transformada, auténticamente podrida, no válida ni para la pescadería. En los lugares con una cierta pendiente, el agua corría por debajo. En los más llanos, se encharcaba, también debajo.

El Veral intratable
            Ante este desolador panorama, comienzan a surgir todas las dudas. La gran responsabilidad es la de gestionar más de 160 ilusiones, más de 160 preparaciones, más de 160 participaciones, con alguna de ellas aspirando a esos campeonatos y copa convocados. Porque… claro, si suspendes, qué pasa con todo ello, algunos son de casa, pero otros han hecho, están haciendo, cientos de kilómetros, más de mil entre ida y vuelta. Y si lo haces a pesar de todo, ¿qué condiciones estás ofreciendo? Por mucho que sean circunstancias ajenas a la organización, en todos está el ofrecer lo mejor a unos deportistas que bastante tienen con “disfrutar” de este duro deporte en sus tres modalidades.

Puentes bajo el agua
            Todo el viernes lloviendo, su noche, y todo el sábado también, no hacen más que empeorar las condiciones. Y lo peor, no hay perspectivas de que vaya a cambiar, los pronósticos dan agua hasta bien entrada la noche. El trabajo, el ingente trabajo que requiere el circuito se hace inabarcable. Bajada a Ansó. Reunión de las partes implicadas, CP Mayencos, Federación Aragonesa de Triatlón, Federación Madrileña de Triatlón, Ayto. de Ansó, Asociación Deportiva Linza, y el responsable de la estación. Opiniones encontradas. Están los que piensan, pensamos, que no se puede defraudar la confianza de los participantes, y están también los que exigen unos mínimos para sacar la prueba dignamente. Las ventanas del Centro Cultural de Ansó dejan traslucir una mejoría en el tiempo, sus cristales dejan pasar más intensidad de luz, que trae una nueva esperanza. La única decisión que se toma es la de subir de nuevo para ver si Linza comparte esta misma situación.

Paleando nieve
            Cristales nos traen esperanzas, y cristales nos las quitan. Los de los vehículos que recogen la lluvia conforme vamos subiendo por el valle. Y cristales son los en lo que a punto está el que se tornen nuestras miradas sobre un Linza totalmente tomado por las pertinaces lluvias, que se llevan todo a su paso, incluidos algunos puentes. Nueva vuelta de reconocimiento por un circuito lánguido, entregado a una climatología rara, extraña, desgarrada por una potente cuña primaveral adelantada, que se ha colado en un invierno flojo, indeciso. ¡Cuánto que aprender! ¡Cuántas lecciones nos da la naturaleza! Si no andas listo, si no andas fuerte, otros se te cuelan en tu debilidad.

Todo dispuesto en la T2
            Nadie lo dice, pero en el sentir general está instalada la decepción. Ramalazos de esperanza, que terminan afogados por la triste realidad. La única alternativa para que no deje de ser triatlón de invierno es la de arrancar a la adversidad una mínima distancia para acondicionarla. Y en todo caso, esperar a la Reunión Técnica de las ocho y media de la tarde para informar a los participantes.

            La decidida postura del ayuntamiento, y la firmeza con la que el CP Mayencos es capaz de afrontar la situación, son suficientes bazas para que en otra reunión de las partes, previa a la técnica, se tome la decisión de realizar la prueba, asumiendo todo el trabajo, retrasado ya más de 12 horas, y la responsabilidad ante los participantes. Como decimos muchas veces, si apuestas puedes ganar, si no lo haces, ya has perdido.



Llegada a la meta del vencedor
            Entrega de dorsales. Y a currar. Una esperanzada y estrellada noche nos da amparo mientras descargamos y montamos la transición pedestre-ciclista en las piscinas. Cena rápida, y a media noche cinco tercos mayencos y algún componente de la aragonesa subimos una vez más al circuito. Lluvia, más lluvia, raquetas, palas, e ilusión, son la compañía que una vez más revisten otra vuelta para tratar de identificar la mayor distancia posible con el mínimo esfuerzo a realizar, que no obstante, se torna grande al tener que palear nieve para cubrir los huecos y dar una mínima anchura a los tramos en los que estos cinco o seis grados de más han sido capaces de convencer a la nieve para arrastrarla con ellos. Las siguientes horas son más de lo mismo, más lluvia, más paleo, más cansancio, más ilusión. El bosque te impide ver las estrellas. Las nubes también.

La campeona, mayenca
de corazón, Yolanda Magallón
            No hace falta saber contar más de tres para saber las horas de descanso que median entre una jornada y otra. Larga jornada también la del domingo. Con unas ilusiones y esperanzas intactas volvemos a dar vuelta al circuito para comprobar si se ha resistido o no a nuestra tenacidad. No, no lo ha hecho. Precario marcaje de un circuito, que dándole cuatro vueltas sale de unos 4,5 kilómetros, montaje rápido de meta y transición, es lo que nos ocupa hasta que comienzan a llegar corredores. Todo ello en una mañana que premia nuestros esfuerzos y nos ofrece esa tan cacareada ventana, que al mediodía se va ya entornando.

            Naturalmente, no queremos dejar de lado los resultados. En el Campeonato de Aragón, 7 mayencos entre los primeros 14 chicos, incluidos primero (Miguel López “Coix”) y tercero (Nacho Ara), de los 21 totales. De tres chicas, la mayenca Chus Til hace segunda. Por equipos, sólo hay masculinos, y somos los primeros, con los dos mencionados y Luis Manzano. Y en la Clasificación General es Jon Erguin, del Trogoi TT el vencedor, seguido de Pello Osoro, del Delteko Eibar; y Sebastiá Catllá, del P.C. Bonavista. En chicas, nuestra querida, a pesar de su emancipación, Yolanda Magallón, del Ttes. Sola Tarazona, seguida de Alba Xandri, del CT Berga; y de Anais Tommy, del CT Diablillos. Por equipos, en masculinos, el podio está compuesto por el Trigoi TT en lo más alto, seguido por el CP Mayencos Brico-Jaca Triatlón y el CT Diablillos de Rivas, siendo éste último el único compuesto por chicas.

            Clasificaciones paralelas también del Campeonato de la Comunidad de Madrid. Entrega de trofeos que culmina una comida que las gentes de Ansó ofrecen siempre con toda su generosidad. Y satisfechos, muy satisfechos, por haber podido ser capaces de sacar adelante una prueba con un mínimo de dignidad, y que no se daba un duro por ella en las horas previas. T, de tenacidad. T, de trabajo. T... de triatlón. CP Mayencos.

  



            

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miércoles, 22 de enero de 2014

Monte Oliván

IXOS MONS
Monte Oliván
Martes, 21 de enero de 2014


            Otro de esos días en los que si no apuestas no ganas. Salimos de la mano de un tiempo que te da la mano, que te dice que te fíes de él. Y lo hacemos. Vuelta corta la de hoy. Faldeamos por el monte Oliván, donde sus ciegas voluntades nos aprietan contra una mañana que hace lo que puede por agradar, y que en algunos momentos, en muchos, hasta lo consigue, a pesar de que su hermana mayor, por las alturas va haciendo de las suyas.

Parroquial de Asieso
            Tiña de Barrio. ¡Cuántas paradas! ¡Cuántos sorbos hurtados! ¡Cuántas vueltas de la cara y del revés! Hoy, como tantos días, también nos ve partir desde aquí. Central. Y ese camino cuyos barros comienzan a desperezarse por entre las gélidas temperaturas. Carretera de Asieso y a tajo hasta el pueblo, que también permanece dormido, hasta los perros de los corrales, las ovejas, todos aún a medio despertar; los gallos esperando que les toque el despertador. Fría madrugada y frías calles, con las legañas en su sitio todavía.

El monte toma lo que es suyo
            Frío suelo también el que nos encontramos para subir a los depósitos, que los alcanzamos ya entre adornados arbustos de helados ganchillos. Vida latente que se mira para adentro, fiel, obediente, a los ciclos naturales. Camino que han despojado de tantos y tantos troncos que las aguas de hace dos otoños y las nieves del pasado invierno pusieron fácil el que terminaran su vida con ese último ciclo de árboles caídos. Como caído está el talud que en muchos tramos está más vertical de lo que el monte pare, ahogando la totalidad de la anchura del camino.

Directo a la central
            A veces nos la da, a veces nos la quita. La vista del Campo de Jaca está a merced de las nieblas, de unas nieblas despistadas que les va a pillar por sorpresa un cambio de patrón a norte, que ya empieza a hacer estragos por los puertos. Benditos estragos. Nuestro deambular por un medio dormido bosque nos lleva al extremo superior del tubo de la central, que cruzamos para bajar ya por asentada pista hasta dar con la que baja de Serés y nos deja en puente Oliván, desde donde nos acercamos hasta la Tiña de Barrio.

            Pobres números para una mañana rica en sensaciones. Apenas 7 kilómetros, con en torno a 250 metros de desnivel positivo acumulado, en menos de dos horas. Un paseo, que de todo hay que hacer.





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martes, 21 de enero de 2014

Monte Rapitán y Claraco

IXOS MONS
Monte Rapitán y Claraco
Lunes, 20 de enero de 2014



            Como queriendo aprovechar estas medio treguas que nos da el tiempo, escapamos de casa para echarnos al monte, a un monte cercano, al monte Rapitán. Y lo hacemos por el sendero que parte desde la potabilizadora de agua, a pie de carretera, para subir los casi trescientos metros de desnivel hasta el fuerte de Rapitán.

Carrascal de Rapitán
            El barro cristalizado todavía favorece nuestra marcha. El paso por entre las carrascas lo hacemos como a hurtadillas, como queriendo ser contagiados por esa magia del bosque que atrapa a todo el que se deja. Al pie del fuerte, una caseta alberga fotografías y demás información acerca de la construcción del mismo, a caballo entre los siglos XIX y XX. Lo conocemos de cada vez que subimos, pero lo miramos de nuevo, les gusta ser contempladas. Así como el Campo de Jaca, agazapado entre las nieblas que destila la madre, Oroel.

Miradas
            La vuelta por la norte del fuerte nos muestra la crudeza del invierno, con esas ventoleras que anuncian los frentes con cara de pocos amigos. Un delicioso paseo acariciando la loma del monte, nos lleva hasta su extremo este, desde donde dominamos el barranco, a cuyo seno bajamos, para subir de nuevo, por empinadas cuestas hasta el collado, donde se puede optar por alargar el paseo haciendo el bucle de Bergosa, incluso más, hasta el mismísimo Albarún, en cuyas faldas, casi sin darse cuenta estamos.

            Como planeado, no cambiamos de monte, para tras una corta subida bajar ya por Claraco. Realmente hay muy pocas referencias sobre este singular enclave. Ricardo Mur lo define como “despoblado medieval muy conocido entre las personas de edad de Jaca, situado entre Rapitán y Bergosa”. Hoy en día, nos encontramos varios montones de piedras, uno por cabaña, destacando una sola de ellas en pie, que bien se merece una limpia de barzas para una buena puesta en valor.

            Nuestro tránsito hasta la carretera lo hacemos acompañados por unos considerables tormos de barro en nuestras botas, que hacen incómodo el andar, pero es así, hoy es lo que toca. Nos incorporamos al Camino de Santiago hasta Jaca. Y fin de la película, una película con casi 15 kilómetros y más de 730 metros de desnivel positivo acumulados, y para la que hemos invertido cuatro horas de nuestras vidas. Muy bien invertidas. Sin duda.





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Una vuelta por la Garcipollera olvidada

IXOS MONS
Una vuelta por la Garcipollera olvidada
Domingo, 19 de enero de 2014


          La soledad es terca, la soledad es esquiva, difícil de complacer. Tiene pocos amigos. Acompañados por ella visitamos unos viejos montes de la Garcipollera olvidada, de la Garcipollera dejada a su suerte. Borrascas van y vienen, dejando nieve en las alturas. Venimos a veros, le decimos a los montes, y como buenos anfitriones nos reciben con sus brazos abiertos, mostrándonos esas alternancias de velado sol, esas alternancias de frío viento, esas alternancias de nieves y barros. 

Saliendo de Bescós
            Salimos de Castiello por la solitaria carretera de la Garcipollera, ese valle rendido a Patrimonio, en un hurto cómplice del embalse que, como en este valle ha arrastrado a las gentes y sus fantasmas, a otros lugares, privándoles de sus tierras, de sus casas, de sus vidas. Y espera, que aún hay brotes de nuevas fiebres, que aún quieren más…

            Con una soledad, decimos, acompañada de sí misma, dejamos Bescós, ese pueblo recuperado para la experimentación ganadera, y nos adentramos por estos pinares postizos que ya se han hecho a la idea de pasar su vida por estos montes. Yosa de Garcipollera, ¿dónde estás? Se ha marchado hasta la sombra. Apenas unos montones de viejas piedras sostienen su frágil memoria, y con pocas fuerzas ya para corresponder a nuestro recuerdo. Pero escondida entre la maleza siguen perviviendo algunas ruinas, según nos relata Antonio García Omedes en su web “Arquivoltas” http://www.arquivoltas.com/2-HU-Jacetania/49-Yosa.htm, y Cristian Lagrera, en la suya “Despoblados de Huesca” http://www.despobladosenhuesca.com/2010/01/yosa-de-garcipollera.html. Dos maestros, desde la experiencia uno y desde su juventud el otro, que nos acercan a estos mundos olvidados de las piedras vivas que tanto albergaron, que tanto escucharon, que tanto soportaron a lo largo de los siglos y que ahora se afanan en poner en valor. Sin duda, dos webs de referencia.

Haciendo camino
            Continuamos nuestra subida por entre barros y algún corro de nieve, que se va haciendo más patente conforme vamos tomando altura, y especialmente al llegar al punto donde una valla corta el paso de vehículos, pero que desde donde se puede prolongar el recorrido en busca de la ermita de Iguácel, otra joya del patrimonio románico aragonés, cobijada bajo las Letas. Pero nosotros, ya por entre la nieve en nuestros pies damos continuidad a nuestro camino, dejando a mano izquierda la senda que baja por el seno del barranco vestida de GR 15, una senda de la que tenemos información de que está bastante impracticable debido a las intensas lluvias de meses pasados, y que habrá que comprobar en mejor momento, para poder dar continuidad a esa llamada Senda Prepirenaica, que recorre nuestra cordillera por sus faldas.

El bosque encantado
            Desde este punto, vemos auparse a la torre de la iglesia de Cenarbe, para decirnos que sigue ahí. Una nueva subida nos lleva ya hasta el punto donde toca ya bajar hacia este pueblo, o lo que queda de él, que no pasa de ser montones de piedras, uno por cada casa de las más de veinte que había hasta su despoblación pareja al resto de pueblos de la Garcipollera. Cenarbe, topónimo de origen vasco que significa “tierra de zorros”. Iglesia de San Pedro, del siglo XII, incluida en la Lista Roja del Patrimonio Hispania Nostra, único testigo vivo, cada día menos, de un pasado de supervivencia agrícola y ganadera de montaña.

            Metidos ya en el barranco de San Juan, alcanzamos su ermita. Rendimos visita. Seguimos, y lo hacemos ya admirados por esa obra de ingeniería civil como es el viaducto del ferrocarril de Canfranc, realizado como parte de la solución para salvar el desnivel del valle. Y en poco ya, amablemente nos deja el camino en el de Santiago. El GR 15 se une en perfecto maridaje con el GR 65.3.1, que baja de Somport, en un dos en uno que nos lleva hasta la carretera general, en un punto muy próximo ya al de partida, pero que por evitar el siempre peligroso tránsito carretero, nos vemos obligados a subir al Castiello viejo, desde donde esas nubes de turno de estas borrascas infinitas se abren para regalarnos una fresca vista de la Collarada nevada como hacía días no se veía. Se la ve contenta por ello. De vez en cuando saca del armario sus mejores galas.




          Recuerdo a los estragos de la riada de octubre 2013, en la que el río bajaba con las escrituras de propiedad debajo del brazo, a lo que nada ni nadie se pudieron resistir, a lo que nada ni nadie se puede resistir. Y en cuatro patadas más llegamos al punto de partida, culminando de este modo un largo paseo por estos montes aprovechando ese guiño del tiempo, que nos ha permitido un buen disfrute y en buena compañía.


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lunes, 20 de enero de 2014

Peña Oroel la nuit

IXOS MONS
Peña Oroel la nuit
Jueves, 16 de enero de 2014



            La vida es un continuo mirar hacia adelante, un continuo mirar hacia arriba. Es un continuo avanzar sin apenas mirar atrás, pero en ocasiones tienes motivos para hacer un alto en el camino para detenerte y echar la vista a momentos, a lugares, que han marcado un hito en tu deambular por estos pagos.

Selene, fiel a la cita
          De nuevo aquí, un día más, una noche más. Acompañados por esta luna que fiel a la cita cuasi mensual viene para alumbrar nuestro camino y poner un recuerdo emocionado a momentos vividos junto a esta Cruz, que como ayer, como antes de ayer, como tantas y tantas veces que imantados por este monte nos hemos encaramado hasta ella por sus faldas de pinos, por sus faldas de viejos abetos que languidecen en su agonía.

            Por vueltas y revueltas llegamos al collado, donde abren los párpados las nubes para dejar paso a Selene, que no quiere perderse esa visita que en su plenitud tanta influencia ejerce sobre esos seres vivos, entre los que nos incluimos, y cuyo latir sentimos a lo largo de todo el ascenso.


              Noche serena de nácar, recuerdos aventados de emociones perdidas, que pueblan el aire de estas montañas. 


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lunes, 13 de enero de 2014

El abismo del Pelopín

A TUCAS ALBARS
El abismo del Pelopín (2.008 m)
Domingo, 12 de enero de 2014


            Si miras fijamente a la montaña, es posible que consigas que ella te mire a ti. Eso no es muy difícil que ocurra, más lo es el sostenerle la mirada, porque ella lo hace, y lo hace no sólo contigo, sino con todos los que alberga. Madre, en ocasiones madrastra, nos cuida, nos mima, pero algo de nuestra parte tenemos que poner.

Salvando desniveles
            Hoy inauguramos temporada con la Sección de Montaña del CP Mayencos. Primera salida del año, que ha sido cubierta por Javier, Josemari, Sara, Arturo, Jara, Patricia y servidor picapedrero, que nos acercamos hasta la boca túnel E del Cotefablo para el arranque de esta nueva jornada. Una jornada que vaticina otras peores en lo meteorológico, y que esperando estamos con ansiedad, porque llevamos unos cuantos días de temperaturas escandalosamente altas, que mejor no hablar.

Avanzando
            Nos calzamos las raquetas y en marcha. Tomamos la pista, que en ocasiones, cuando es largo el bucle, burlamos poniendo la tracción a las cuatro ruedas para salvar los en torno al 800% de desnivel… bueno, igual no es tanto, lo dejamos en muchísmo, que es más exacto. Marcas de PR nos van acompañando. Casi todo el camino pisando blanco, pero decimos casi todo el camino, porque los vientos fagüeños, que se comen la nieve con patatas, dejan al descubierto corros de color marrón tierra.

Sobrepuerto. Montes sin alma
            En poco más de dos horas alcanzamos el collado, que nos da vista a la amargura escondida, a la huérfana vergüenza, a los olvidados y tristes montes del Sobrepuerto. Casas espaldadas, chamineras sin humo, fogariles fríos, establos vacíos, huertos yermos, duendes sin alma. Alcobas sin amor, varas sin pastor, mudas campanas de lejano tañer, tumbas reventadas de vidas olvidadas. Barrancos sin molinos, escuelas sin catón. Glarimas secas, temblorosa voz. Todo. Se han llevado todo, y lo que no, se ha ido yendo poco a poco en busca de un mundo mejor. Patria de Pedrón. ¿Dónde andas, Pedrón? ¿Es verdad lo que dicen, que marchaste? ¿A dónde fuiste a hacer trastadas? ¿Eres tú el que se oye? No. Es el viento, que desde entonces recorre con desgarro estos montes. Es el viento el que nos trae aquellos sones. Es el viento que con sus garras de cristal aja estas tierras malditas. Cuando un paisaje se queda sin alma, difícil es que vuelva. Es por ello que hay que animarla a que lo haga.



            Cabizbajos y sumidos en estas reflexiones vamos alcanzando la cima, ya sin raquetas. Una cima castigada por los vientos y soles, que nos recibe de mala gana, con titubeos. Con el Sobrepuerto al sur ya tiene bastante, mucho es que aún siga aquí y no se haya remangado las faldas y haya marchado detrás de todos y de todo. Pelopín, que te asomas a los abismos del norte, ocupados por esas otras sierras más altas, más altivas, que le dan carácter al paisaje y al paisanaje.

Subiendo con los que no están
            Bocado y trago. ¿Qué vas a hacer? La bajada, al menos hasta el collado, es rápida, como para no dejarnos atrapar por los fantasmas de estas tierras olvidadas… si es que aún queda alguno. Pero no queremos irnos con esta sensación amarga, que lo hacemos contentos y satisfechos de esta serena mañana, que nos ha permitido haber cumplido el objetivo de hoy, uno más de los programados, y que culmina con el regreso de nuevo a los vehículos, tras casi 10 km recorridos, en los 637 metros de desnivel positivo acumulado, y cinco horas desde que abandonamos este lugar.
  



  
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Circo de Astún, con raquetas

A TUCAS ALBARS
Circo de Astún, con raquetas (2.287 m)
Sábado, 11 de enero de 2014


            Hay días en los que te levantas indeciso de la cama, como el tiempo, y entonces decides irte con él, a donde vaya. Hoy toca Astún. Hoy toca raquetas. Con los amigos Sara y Josemari cogemos los bártulos y nos acercamos hasta este confín de nuestra geografía aragonesa, a este circo que linda con lo francés y con los franceses, aunque eso es lo que dicen los mapas, porque se lo preguntas a él, y no tiene ni idea.

Cuánto por ver, cuánto por vivir
            Acometemos el barranco del Escalar, con un pechugazo de arrancada que para calentar no está mal. Nada mal. Al cabo de tres cuartos de hora tenemos que optar por una margen u otra del barranco, y lo hacemos por su derecha, para variar. Duras rampas también y la incomodidad de ir a media ladera, son las compañeras de viaje hasta alcanzar el ibón de Ranas, que yace en su cuenca, donde siempre, con los párpados cerrados por fina capa de cristal.

Mundo Midi d'Ossau
            A su lado pasamos, y quisiéramos hacerlo de puntillas, pero ya nos disculpamos, las raquetas no son tan sensibles. Sentimos su latir, su lento latir, que va cogiendo fuerza para un nuevo despertar cuando despierta la vida, para un nuevo respirar cuando respira la vida. Y ahí estaremos de nuevo para comprobarlo. Sin duda.

           Enfilamos el tramo final para alcanzar el collado de Moines, si subes por el otro lado, o de Monjes si lo haces por aquí. De Monjes pues, que lo hacemos por aquí. Siempre que se sube hasta aquí ya se sabe con lo que se va a encontrar uno, pues siempre se sorprende. Siempre se hace uno la misma pregunta, quizá por no haber encontrado la respuesta. ¿Cómo es que puede haber tanta belleza en un mismo golpe de vista? Y nos la seguimos haciendo, y nos la seguiremos haciendo. Aunque encontremos la respuesta. Los que han estado aquí lo entenderán. Y los que no, tienen que venir para entenderlo. No hay más explicaciones. Hora y media desde el arranque. Hora y media para hacernos siempre la misma reflexión.

            Demasiado arriesgado subir el pico de Moines, hay rampas delicadas para llegar a su base, y no sabemos cómo encontraremos la roca cimera. Lo que sí hacemos es subir al otro guardián del collado. Contemplación, bocado, contemplación, fotos, contemplación. Bajamos de nuevo al ibón y nos encaminamos hacia el de Truchas. El desagüe de ambos ibones está considerado como el nacimiento del río Aragón, que da nombre al valle y a la comunidad autónoma entera… y cuya corona albergaba a medio mediterráneo no hace tanto tiempo.



              El descenso lo hacemos por las orillas de las pistas que lanzan a los esquiadores en su camino de bajada, con una nieve ya transformada y con la que hay que extremar las precauciones, y aun así… 

            Y sin más, en torno a cinco horas disfrutando monte p’arriba y monte p’abajo en una mañana de transición en lo meteorológico y que nos ha permitido ver el mundo más cercano desde los 2.287 metros de altitud que tiene la cima de este pico de indefinido nombre, y que nos da igual cómo se llame… y a él también.



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